Crisis económica, crisis de valores

Nada más cierto y nada más lejos de la realidad aquello tan oído de que la crisis actual que sufre todo el mundo es financiera. La actual crisis financiera es «ante todo un desastre ético».  El propio capitalismo ha sido desbancado y pasado por la derecha y por la izquierda, han ganado los “pícaros» a causa de la falta de aplicación de la regulación, ya que en mi opinión regulación la hay (llegando al exceso) pero simplemente no ha sido impuesta, y la excesiva codicia. El ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) Michel Camdessus situó el final del túnel en la «recuperación de los valores éticos» de la economía, cosa que comparto plenamente.

 

Hace unos días escuché al Presidente de la República Dominicana D. Leonel Fernández entiende que esa crisis financiera se originó por la especulación, falta de supervisión, la no utilización de normas contables, firma fraudulenta de auditorías, de agencias calificadoras de riesgos, que en el fondo dan una crisis de podredumbre en el sistema. Dijo que en el fondo ahora los países desarrollados piden más supervisión, más transparencia y regulación, pero resulta que hay más pobres y más desorientados, producto de la avaricia y codicia, de acumulación de riquezas, y lo único que puede salvar la situación es  retornar a los valores éticos.

 

Pero aunque pueda compartir alguno de los puntos creo que se está olvidando el origen real de la situación actual. Si se me permite es como al enfermo de cáncer al cuál se le administra medicina para que no tenga dolor de cabeza; ¿le enfermedad es el dolor de cabeza o el cáncer? El problema real reside en el sistema económico actual, que hace mucho tiempo dejó de ser capitalismo y que se ha convertido en el sistema de más y más, en el sistema de la exhuberancia irracional (como afirmó el Presidente de la Reserva Federal Americana, D. Alan Greenspan) y del crecimiento desmedido en todo con cantos de sirena a los que el ilustre caballero Don Quijote llamaría necedad caballeresca. Y explicaré punto por punto mi razonamiento:

 

1. El capitalismo simplemente no existe. Palabra compuesta de capital e ismo, con significado por tanto de exaltación del capital. Desde cuando cuando se exalta algo se le degrada hasta que no tiene valor. Sí, el capital, el dinero es un bien que no vale nada y la prueba más palpable es que los bancos centrales de todo el mundo lo único que han sabido hacer es bajar los tipos de interés a cero. Bien pues si el capital es algo gratuito el capitalismo ha desaparecido. Y si es gratuito póngame más y más.

 

 

2. La época de la sostenibilidad. Sostenibilidad económica, medioambiental… Punto que creo que es el único real. Pero ¿a quién queremos engañar? ¿Cómo puede sostenerse algo que se basa en el continuo crecimiento? Creemos en un mundo sostenible cuando el sistema que está por debajo, este neocapitalismo rebasado, sobre el que se sustenta todo, se basa en el crecimiento constante para conseguir el equilibrio, se basa en un crecimiento desmedido, exponencial, desproporcionado. Sí en todo y en todos. Crecimiento en las personas que cotizan para sustentar el sistema de pensiones. Consumismo exhacerbado para poder mantener el nivel de vida, el incremento de la productividad basado en producir más y más cosas, tengan sentido o no siempre y cuando se vendan. Esto es lo que yo denomino sistema de neocapitalismo rebasado, que sustenta su permanencia en el  crecimiento constante y exponencial de la masa monetaria. Analicemos estos puntos con detalle.

 

3. Consumismo ¿Sobre qué base se ha sostenido el consumo? Su estímulo se ha apoyado en una práctica cotidiana cada vez más generalizada e impensada en el pasado: el endeudamiento. Esta práctica ha significado un cambio en la percepción del acto de endeudarse posibilitado por las facilidades y porque el capital era gratuito, ¿lo recuerdan, verdad? En otras palabras, el consumo se ha asentado sobre un espejismo: la posibilidad de crédito infinito. Y, por supuesto, ha ido en detrimento de un viejo valor: el ahorro, que habría servido en estos momentos difíciles. De hecho, a mitad de los años ochenta la tasa de ahorro era cercana al 10%; recientemente ha sido menor del 2% e incluso negativa. Se estima que en este país cada hogar tiene un promedio de ocho tarjetas de crédito, lo cual permite gastar mucho, muchísimo más de lo que se tiene o puede. Parece que estas pautas de conducta avanzan hacia la crisis.

 

Estos patrones consumistas forman parte de una serie de prácticas socio-culturales que han exportado a todo el mundo a partir de los Estados Unidos. Desde el sociólogo Thorstein Veblen (1857-1929) muchos autores han estudiado el papel del consumo como indicador de posición social. La particularidad es que ya no se persigue tanto estar a la altura de los vecinos (la vieja frase: keeping up with the Joneses), sino que hay una nueva versión en que los referentes de consumo no los fijan aquellos –los vecinos–, sino gente con ingresos muy superiores. Hay que estar a la altura de la gente de la Moraleja, Las Rozas o Pozuelo, hay que tener un chalet “endosado”, perdón adosado (en que estaría pensando, quizás en la forma en la que se financia, hipoteca más allá de la jubilación, o quizás en la construcción de endoso de los chalet -150 metros cuadrados en 5 plantas-). Esta es la base de la nueva cultura de consumo: se aspira a consumir bienes, a tener estilos de vida, que se sitúan por encima de la posición social. En estas circunstancias y con aspiraciones por encima de lo posible la gente aunque tenga más bienes de consumo siempre se va a sentir pobre e insatisfecha.

 

La satisfacción depende cada vez más de expectativas configuradas socialmente y no de lo que se tiene en términos absolutos. Un tema que dominará sin duda el debate futuro. ¿No sería ideal llegar a niveles de consumo funcionales para la economía, el ambiente y las posibilidades verdaderas de las personas?

 

3. ¡Se nos rompió la vara de medir! El papel del dinero quedó sin validez, sí esa vara de medida que ahora a toda costa se trata de recuperar. Pero cómo iban a fiarse unos bancos de otros y a prestarse dinero si precisamente no sabían lo que se estaban intercambiando. Nuestro ilustre Quevedo decía que no hay nada más necio que considerar valor igual a precio. Ilusión de riqueza sin embargo alojada en toda la sociedad. Me explico, si una persona trabajando en su vida es capaz de comprar un piso (medio de 80 metros cuadrados en una zona más o menos acomodada), un vehículo y disfrutar de unas vacaciones al año además de vivir dignamente y al final contar con una pensión que le permite vivir qué más da que el precio de todo eso sea 800.000€ o 8 millones de euros. El valor de lo que ha generado en toda su vida ha sido eso, el piso, etc. y el precio es sólo la expresión de la vara de medir ese valor. Pues bien, y en esto hay que cargar las tintan en los bancos centrales y el los políticos que no es que hayan permitido sino que han sido los generadores del crecimiento constante y exponencial de la masa monetaria en manos del público (con crecimientos del 11% en un mes como en julio de 2007 según los datos del BCE), resulta que depende del momento el metro que se ha estado usando unas veces mide 80 cm y otras veces 350cm (elevación del precio de los pisos más de 5 veces, o incremento del precio de valor de las punto .com en cifras que mi memoria ha decidido borrar). Pero ¿a quién engañamos? Cueste lo que cueste en términos monetarios el valor que he sido capaz de generar con mi vida laboral ha sido el del piso ni más ni menos, y pese a que me cueste decirlo, sigo siendo igual de pobre antes que ahora, no he enriquecido porque el precio creciera exponencialmente fuera de toda lógica que no esté basada en el incremento de la productividad.

 

Y de tanto usar el metro, resultó que hemos construido un rascacielos, eso sí, los pilares de un metro en unos casos miden 80cm y en otros 320cm. ¡Qué raro que se haya caído!

 

4. En el grupo de amigos he escuchado aquello de los bancos prestan mi dinero y resulta que a mí no me dan nada y ellos cobran “lo que no está escrito”. Mi respuesta siempre sembraba aún más duda: ¡Pero no sabes lo peor, es que los bancos no están prestando tu dinero, ni el mío, directamente están imprimiendo los billetes (generando el dinero) que es el que prestan… les sale gratis! Si el dinero se crea a partir del endeudamiento, cada vez que alguien pide un préstamo ese dinero se genera. Pero únicamente el dinero no los intereses. Entonces alguien podría preguntarse ¿pero… si resulta que el dinero que hay en circulación se corresponde con la deuda y no incluye los intereses; si tuviéramos que devolver todos los préstamos ahora no habría suficiente dinero para hacerlo? Efectivamente no lo habría. Pero no hay problema porque el sistema seguirá prestando más y más de forma que el nuevo préstamo cubra las necesidades de dinero anteriores. Claro que esto no les suena a las llamadas “estafas piramidales” en el que el los intereses al inversor antiguo se devuelve con las nuevas aportaciones de los nuevos inversores.

 

5. Alguien puede decirme entonces que este sistema no ha quebrado. Si que ha quebrado y por eso todos los políticos se afanan en cubrir el agujero, sea como sea, para que la pirámide siga creciendo, no se vaya a caer y la momia quede al descubierto.

 

La creación del dinero debe cambiar, sí no puede ser el endeudamiento quien genere dinero. Debe atarse o ligarse la creación de dinero al incremento del valor de la producción de un país o zona, lo que en definitiva llevaría a que el dinero nuevo creado depende del incremento de la productividad. Una propuesta sería que el dinero se crease a partir de la infraestructura pública de forma que el valor de la inversión de ese país, de su capacidad de generar riqueza para todos, sea determinante.

 

6. En una conferencia escuché algo que me dejó muy preocupado, que habían desaparecido los valores de los dos grupos que podríamos llamar republicano y bíblico – religiosos y su reemplazo por los valores de libertad, éxito personal y logro económico. No seré yo quien califique el actual modelo y si estos valores son mejores o peores, quizás porque no sería capaz de hacerlo. Pero sí que los desmenuzaré porque si que creo que el actual sistema económico responde a estos valores. El modelo que tenemos está basado en libertad, éxito y logro económico entendiendo por cada una de estas características que hago lo que quiero, vivo en mi mundo, intento estar en la clase social de arriba y por supuesto el dinero es lo que vale y es resto es filfa. Y se basa en la libertad, o eso al menos  se defiende, porque cada uno hace lo que quiere, estando en la sociedad siempre y cuando suponga no signifique un lastre para el desarrollo propio. En fin… podemos criticarlo o no pero lo que no podemos pasar por alto es que es el modelo que hay actualmente, y poco importa si nos gusta o no,  tiene su refrendo en el modelo económico que sigue aplicándose. Y sí el modelo económico actual está en crisis desde mi punto de vista lo que está en crisis es algo superior como son los valores sobre los que se sustenta.

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