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Zygmunt Bauman, cuando el conocimiento es una mercancía

Os dejo este artículo de Zygmunt Bauman

La imagen del conocimiento reflejaba que el compromiso y la visión de la educación eran una réplica de las tareas que ese compromiso fijó en la agenda moderna. El conocimiento tenía valor puesto que se esperaba que durara, así como la educación tenía valor en la medida en que ofreciera conocimiento de valor duradero. Ya fuera que se la juzgara como un episodio aislado, o bien que se la considerara una empresa de toda una vida, la educación debía encararse como la adquisición de un producto que, como todas las demás posesiones, podía y debía atesorarse y conservarse para siempre.

Así llegamos al primero de los múltiples retos que la educación contemporánea debe afrontar y soportar. En nuestra «modernidad líquida», las posesiones duraderas, los productos que supuestamente uno compraba una vez y ya no reemplazaba nunca más —y que obviamente no se concebían para ser consumidos una única vez—, han perdido su antiguo encanto. Considerados alguna vez como activos ventajosos, hoy tienden a verse como pasivos. Los que alguna vez fueron objetos de deseo se transformaron en objetos de resquemor. ¿Por qué? Porque el «mundo vital» de la juventud contemporánea, compuesto desmañadamente con porciones de sus experiencias vitales, ya no se parece a los pasadizos ordenados, sólidos y «aprendibles» de los laberintos «de ratones de laboratorio» que hace medio siglo se utilizaban para explorar los misterios de la buena adaptación a través del aprendizaje. John Kotter , profesor de la Harvard Business School, aconseja a sus lectores que eviten quedar atrapados en empleos de larga duración del tipo «puesto permanente» y, en realidad, desaconseja desarrollar una lealtad institucional o dejarse absorber demasiado en cualquier empleo durante un tiempo prolongado. No debe sorprendernos, pues, que el panadero Rico se lamentara ante Sennett de lo dificultoso que le resultaba explicar qué podía significar un compromiso .

La historia de la educación está plagada de períodos críticos en los cuales se hizo evidente que las premisas y estrategias probadas y aparentemente confiables habían perdido contacto con la realidad y exigían ajustes o una reforma. Con todo, aparentemente la crisis actual es diferente de las del pasado. Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización: hoy está en tela de juicio lo invariable de la idea, las características constitutivas de la educación que hasta ahora habían soportado todos los retos del pasado y habían emergido ilesas de todas las crisis. Me refiero a los supuestos nunca antes cuestionados y mucho menos sospechosos de haber perdido vigencia, con lo cual, necesariamente, deberían reexaminarse y reemplazarse.

En el mundo de la modernidad líquida, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los vínculos humanos, se interpreta como una amenaza. Cualquier juramento de lealtad, cualquier compromiso a largo plazo (y mucho más un compromiso eterno) auguran un futuro cargado de obligaciones que (inevitablemente) restringiría la libertad de movimiento y reduciría la capacidad de aprovechar las nuevas y todavía desconocidas oportunidades en el momento en que (inevitablemente) se presenten. La perspectiva de cargar con una responsabilidad de por vida se desdeña como algo repulsivo y alarmante.

Hoy se sabe que las cosas más preciadas envejecen rápido, que pierden su brillo en un instante y que súbitamente y casi sin que medie advertencia alguna, se transforman de emblema de honor en estigma de vergüenza. Los editores de las lustrosas revistas de moda saben tomar bien el pulso de la época: junto con la información sobre las nuevas tendencias acerca de «lo que hay que hacer» y «lo que hay que tener», proporcionan regularmente a sus lectores consejo sobre lo que «ya no se usa» y debe descartarse. Además, hoy se espera que ni siquiera los hábitos que supuestamente habrían de durar un poco más permanezcan inalterables. Un anuncio reciente de oferta de teléfonos móviles atrae a los curtidos usuarios de teléfonos con esta exhortación: «Usted ya no puede presentarse en público con ese móvil que tiene ahora… vea los nuevos modelos». Nuestro mundo recuerda cada vez más la «ciudad invisible» de Leonia de Italo Calvino, donde «la opulencia puede medirse, no tanto por las cosas que se fabrican, se venden y se compran cada día; [… ] sino, antes bien, por las cosas que se tiran diariamente para dejar lugar a las nuevas». La alegría de «deshacerse» de las cosas, de descartarlas, de arrojarlas al cubo de la basura, es la verdadera pasión de nuestro mundo.

La capacidad de durar mucho tiempo y servir indefinidamente a su propietario ya no juega a favor de un producto. Se espera que las cosas, como los vínculos, sirvan sólo durante un «lapso determinado» y luego se hagan pedazos; que, cuando —tarde o temprano, pero mejor temprano— hayan agotado su vida útil, sean desechadas. Por lo tanto hay que evitar las posesiones, y particularmente las posesiones de larga duración de las que no es fácil librarse. El consumismo de hoy no se define por la acumulación de cosas, sino por el breve goce de esas cosas. Por lo tanto, ¿por qué el «caudal de conocimientos» adquiridos durante los años pasados en el colegio o en la universidad habría de ser la excepción a esa regla universal? En el torbellino de cambios, el conocimiento se ajusta al uso instantáneo y se concibe para que se utilice una sola vez. Los conocimientos listos para el uso instantáneo e instantáneamente desechables de ese estilo que prometen los programas de software —que aparecen y desaparecen de las estanterías de las tiendas en una sucesión cada vez más acelerada —, resultan mucho más atractivos.

Todo este encogimiento del lapso de vida del saber, provocado por un «contagio» completo —por el impacto de degradar la durabilidad de la posición, alguna vez venerable, que ocupaba en la jerarquía de valores—, está exacerbado por la mercantilización del conocimiento y del acceso al conocimiento.

Hoy el conocimiento es una mercancía; al menos se ha fundido en el molde de la mercancía y se incita a seguir formándose en concordancia con el modelo de la mercancía. Hoy es posible patentar pequeñas porciones de conocimiento con el propósito de impedir las réplicas, al tiempo que otras porciones —que no entran en el marco de las leyes de la patente— constituyen secretos cuidadosamente guardados mientras están aún en el proceso de desarrollo (como un nuevo modelo de automóvil antes de que se exhiba en el salón del año siguiente), siguiendo la bien fundada creencia de que, como en el caso de cualquier otra mercancía, el valor comercial refleja lo que diferencia al producto de los ya existentes antes que la calidad del producto en su conjunto. Lo que diferencia al producto, por regla general, es de corta vida, pues el impacto de la novedad se desgasta rápidamente. Por lo tanto, el destino de la mercancía es perder valor de mercado velozmente y ser reemplazada por otras versiones «nuevas y mejoradas» que pretenden tener nuevas características diferenciales, tan transitorias como las de los productos que acaban de ser desechados porque ya perdieron su momentáneo poder de seducción. Concentrar el valor en lo diferencial es una manera de devaluar, oblicuamente, el resto del conjunto, el resto que no ha sido afectado por el cambio, el resto que «sigue siendo igual».

Así es como se desalienta la idea de que la educación puede ser un «producto» que uno gana y conserva, atesora y protege y, ciertamente, ya son pocos los que hablan a favor de la educación institucionalizada. Antes, para convencer a sus hijos de los beneficios del aprendizaje, los padres y madres solían decirles: «Nadie podrá nunca quitarte lo que has aprendido». Semejante consejo puede haber sido una promesa alentadora para aquellos niños a los que se les enseñaba a construir sus vidas como casas —desde los cimientos hasta el techo, mientras en ese proceso iban acumulando el mobiliario—, pero lo más probable es que la juventud contemporánea lo considere una perspectiva aterradora. Hoy los compromisos tienden a ser muy mal vistos, salvo que contengan una cláusula de «hasta nuevo aviso». En una cantidad cada vez mayor de ciudades de Estados Unidos, los permisos para construir sólo se entregan junto con su correspondiente permiso de demolición…

 

Informe sobre el voluntariado


Informe gráfico de la encuesta realizada a personas voluntarias de toda España, con representatividad por CCAA. En el informe se pueden ver los datos sociodemográficos del voluntariado, cómo se desarrolla la acción voluntaria, la implantación de diferentes herramientas de gestión así como los aspectos de motivación y satisfacción del voluntariado. El formato de presentación permite acceder a los datos en su conjunto o bien filtrarlos por distintas variables.

Ref .  Plataforma del Voluntariado de España​​​​​​​ . Podéis ver el documento en:

https://tesigandia.shinyapps.io/PVE-APP/

Proyecto Transforma España

Hace tiempo que leo las publicaciones sobre Transforma España. En esta ocasión os dejo el documento para la lectura de «Transforma España: Un proyecto para España» de la Fundación del mismo nombre.

Ya en el inicio podréis encontrar porqué era necesario un proyecto común, partiendo del principio de que se puede conseguir. En un apartado posterior se incide en los hábitos nocivos que impiden el progreso, tales como la corrupción, ocultar la realidad a la ciudadanía, la visión cortoplacista de los dirigentes y también la autocensura que se está imponiendo para ser políticamente correcto.

El objetivo, y por eso lo incluyo dentro de mi canal de Economía para las personas, es poner al ciudadano en el eje de la vida política haciendo incidencia en el proyecto de los jóvenes.

El documento lo podéis encontrar aquí Transforma-España_un-proyecto-para-espana

Economía de las Personas

portada_economia_personasDe la Economía de Mercado a la Economía de las Personas

Con la noticia de que Amartya Sen va a recibir el premio Príncipe de Asturias, y dado que fue fuente de Inspiración, he rescatado el libro que en su momento escribí.

Introducción

Decir en descargo de este texto que está fluyendo que surge en un tren de vuelta de Lleida, después de impartir un curso de ocho horas en materia económica y de justificación de subvenciones, y que a raíz de escucharme a mi mismo en voz alta, y de las reflexiones que me hicieron algunos de los participantes, sobre la justicia o la injusticia, la bondad o no de realizar determinadas acciones restrictivas derivadas de la crisis económica, me hicieron pensar sobre el capitalismo y la economía de mercado.

Mientras tomaba un zumo de cebada fermentado buscaba en mi bolsa, esa mochila que siempre me acompaña, unas notas que había tomado hace algún tiempo cuando leía el libro «La inteligencia fracasada». De esas notas me permito entresacar este texto (cuasi literal):

El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. Ambas están unidas por parentescos casi olvidados. Hans Kelsen, uno de los grandes juristas del pasado siglo, los describió con claridad: «La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede encontrar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social.» La felicidad política es una condición imprescindible para la felicidad personal. Hemos de realizar nuestros proyectos más íntimos, como el de ser feliz, integrándolos con los proyectos compartidos. Sólo los eremitas de todos los tiempos y confesiones han pretendido vivir su intimidad con total autosuficiencia. De todo esto se desprende un colorario:

Son inteligentes las sociedades justas. Y estúpidas las injustas. Puesto que la inteligencia tiene como meta la felicidad -privada o pública-, todo fracaso de la inteligencia entraña la desdicha. La desdicha privada es el dolor. La desdicha pública es el mal, es decir, la injusticia.

En estos momentos en los que estamos tanto a nivel mundial, como en España, el sistema actual de economía de mercado, de capitalismo, está produciendo fracaso público y privado. ¿Somos estúpidos? ¿Creemos en un sistema que no cree en las personas?

Unos días después, ya en Valladolid, en el master, hablaba con David, un compañero y amigo gallego, sobre el triunfo del sistema capitalista. Hablaba con él y defendía mi tesis, y afirmaba que cuando todo el mundo sostiene que el sistema capitalista está en crisis, es justo lo contrario: nunca el sistema capitalista había demostrado su salud como ahora. Y explico el razonamiento: En el momento actual el objetivo del sistema capitalista no son las personas, éstas no dejan de ser un mero recurso productivo, el factor mano de obra; el objetivo es el mantenimiento del capital. Y así, para preservar el capital y mantener la rentabilidad de éste, se habían tomado una serie de medidas tendentes a ese objetivo. Poco importaba si para ello la cuarta parte de la población tenía que pasar al paro, si los recursos económicos debían destinarse no a las personas, sino al mantenimiento y protección del capital. ¿Dónde está la crisis del sistema? ¿Defiende a ultranza su fin último: el capital? ¿El paro, crecimiento negativo, etc. no dejaban de ser más que unas externalidades del sistema? ¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema? ¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas «excluidas» salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

¡Cuántas preguntas, y sin muchas respuestas en mi mente!

Para abundar más en la situación en el desarrollo de la jornada de puesta en común recordaba las palabras de D. José Herrador Alonso[2] de «Queremos hacer la revolución en las organizaciones, eso es Desarrollo Organizativo», por supuesto sin perder los valores ya que estos orientan la conducta de la organización y de las personas. Y así el desarrollo organizativo era el aprendizaje organizativo que al final se convierte en el conocimiento tácito, en el aprendizaje tácito. Y a mí me apetecía escribir, es más desearía «hacer la revolución en la economía con el enfoque de Desarrollo Organizativo».

Sí el desarrollo organizativo es el «arte de lo posible» y es aprendizaje ¿por qué no aplicarlo a la economía? Y aunque había presentado un trabajo sobre desarrollo organizativo en los centros sociosanitarios, no por ello pensé que merecía la pena ligar el desarrollo organizacional. Y así, con independencia de que complete o no ese trabajo, decidí  que otro tipo de sistema económico es posible y que debía escribir sobre ello.

Y sin saber muy bien si llegaría a despejar alguna incógnita, ni si sería capaz de dar solución al problema, llegué al convencimiento de que el planteamiento era una nueva economía basada en el conocimiento y la libertad (que no el libertinaje) como alternativa a una economía basada en el consumismo y el capitalismo, era la aplicación del desarrollo organizacional puro basado en las personas y en el aprendizaje, todo ello en busca de la gestión del cambio; considerando las sociedades como sistemas y como habría que abordar la relación entre las relaciones de los distintos procesos (no sólo económicos, sino políticos, medioambientales, etc.). Una economía basada en las personas.

Una última reflexión para esta introducción. Viendo las noticias ahora y a los políticos, y no sólo españoles sino de todos los países, y las declaraciones que hacen, no salgo de mi asombro. Pretenden con las mismas recetas que han llevado a las personas al borde del abismo, que no al sistema capitalista, encontrar un mundo nuevo. Me pregunto ¿es posible seguir manteniendo un sistema que no esté basado en las personas? Es necesario un cambio de enfoque, de la forma de ver las cosas, en él.

Y recordando lo aprendido sobre Desarrollo Organizacional comprendí que este cambio sólo podía ser abordado con la existencia de un líder, o mejor dicho de un grupo de liderazgo que empujase e hiciera visible una nueva forma de hacer las cosas. Aquí tuve un momento de desaliento pensando en los políticos actuales, si bien este momento pasó ya que también comprendí que la sociedad civil, y precisamente en este máster realizado donde el alumnado pertenece a ONG, también puede impulsar ese cambio e incluso hacer que los políticos escuchen las necesidades de las personas. Y así que el primer paso es crear, compartir, comunicar, difundir ese pensamiento, ese aprendizaje «social».

Llegados a este punto decidí que merecía la pena seguir adelante. Y así dar respuesta al título y sobre todo al objetivo último: El sistema capitalista está gastado y debe dar paso a un sistema económico donde las personas sean el centro. En este momento además es buena época para proponerlo ya que las épocas de crisis son las adecuadas para plantear el cambio.

O bien en la fotografía o en este enlace para descargar el documento pdf http://donoso.es/wp-content/uploads/personas/Economia_de_las_personas.pdf

Economía de las Personas: Liderazgo. Participación de una sociedad civil organizada

El papel de las entidades sin fines de lucro (ESFL)

Debemos salir del aletargamiento en el que está la sociedad y estar dispuesta a participar activamente. Sólo nos organizamos para ver el fútbol o alienarnos con programas “gran hermano”. Debe existir un liderazgo social capaz de compensar el liderazgo político.

En este punto me gustaría hacer referencia a una de esas estructuras sociales, no la única ni mucho menos, como es la del tercer sector, especialmente el de acción social (si bien serán unas breves pinceladas puesto que para abordarlo más profundamente se necesitarían más folios que los escritos en este trabajo).

Son unas organizaciones de la sociedad civil que sin pertenecer al sector público persiguen unos objetivos que pretenden incidir en este estado del bienestar. La aparición de las Instituciones sin fines de lucro se debe tanto
a fallos del mercado como al fallo del Estado en su función de asegurar una provisión de recursos eficiente. Las Entidades sin fines lucrativos (ESFL) deben desarrollar un papel de cobertura allí donde las necesidades no
están cubiertas bien sea por el Estado o por el sector Privado, actuando de forma complementaria e independiente de los mismos, especializándose; pero también deben desenvolverse en otros ámbitos de actuación llevando
sus características y manera particular de “saber hacer”.

Estas instituciones tienen funciones propias:

a. Contribuyen a una sociedad más pujante capaz de defender sus derechos.
b. Son fuentes de innovación y dinamización social.
c. Son capaces de prestar servicios que no quedan cubiertos por ninguno de los otros dos sectores, enfrentándose con fallos del mercado y tratando de corregir sus deficiencias.
d. Son un puente de comunicación entre el tejido social y las estructuras sociales.

Así podemos definir el Tercer Sector como aquel formado por una serie de Instituciones, altruistas, solidarias y voluntarias, que surgidas de la propia sociedad, pretenden conseguir mediante su actuación sobre el medio social, unos Objetivos múltiples difíciles de medir, dirigidos a la obtención de mejorías en la calidad de vida y reconocimiento de derechos.

¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema?

¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas “excluidas” salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

Una crítica al funcionamiento de estas entidades, que como movimiento social organizado, debe aspirar a algo más que a prestar un servicio o a servir de cura paliativa a las personas excluidas socialmente. En mi opinión se han olvidado de parte funciones descritas anteriormente, centrándose en la c), función que ha sido fomentada desde los servicios públicos y desde la responsabilidad corporativa, contribuyendo a que sean meras entidades instrumentales de prestación y cobertura (eso sí con una manera de hacer propia).

Tampoco las entidades de tipo expresivo61, y con función reivindicativa cumplen porque su aportación se centra en la reivindicativa coercitiva con el empleo de la fuerza en mayor o menor grado (eso sí hay que reconocer que de forma imaginativa). No hay aprendizaje colectivo ni alternativa distinta a la propuesta por estas ESFL dejando de ser un puente entre las propias personas que conforman la sociedad (ya que hay quienes opinan de otra forma y pueden tener alternativas distintas), el tejido y las estructuras sociales.

El papel de las ESFL es fundamental. Y así deben seguir prestando y cubriendo las necesidades de las personas vulnerables y también el reivindicativo. Pero sin olvidar que sí es importante dar de comer es aún más importante enseñarle a pescar. Que el objetivo debe ser emancipador lo que supondría que una ESFL exitosa es aquella que
desaparece en el plano de prestadora de ese servicio concreto ya que la necesidad como tal desaparece o ha sido cubierta, pasando a un plano superior intercalado entre el tejido social y la estructura social; llegando a ser, por qué no, la voz de la sociedad civil organizada (incluyendo el papel de auditoría, entendida como vigilancia, como señala Amartya Sen).

Referencias:

Juan Jesús Donoso Azañón. Extraído del artículo “Entidades Sin Fines Lucrativos”. Diario Lanza. 18
de diciembre de 2008.
López de Aguileta Díaz: “Estado Sociedad Civil y Procesos de Participación”, en Voluntariado en la
Animación Sociocultural. Editorial Popular, 1990.

Y si te apetece leer el primer artículo sobre esta reflexión del liderazgo de la economía de las personas, el papel de la política y el estado pulsa aquí

Economía de las personas: Liderazgo. ¿Es posible concebir una forma diferente de convivencia?

Nos guste o no, y con independencia de lo críticos que podamos ser en un momento determinado, el liderazgo en las sociedades actuales está siendo dirigido desde el mundo de la política.

¿Es posible concebir una forma diferente de convivencia?

Bajo esta premisa voy a realizar dos reflexiones, que dejaré en dos post en mi página.

Primera reflexión sobre el “sistema político” y “el estado”.

Creamos instituciones y políticas basadas en suposiciones sobre nosotros, sin ver el sistema en su conjunto y sin estrategia para el futuro. Y así configuramos un primer mundo y un tercero, y aceptamos el hecho que siempre habrá pobres entre nosotros. Por eso los tenemos. Si hubiéramos creído que la pobreza es inaceptable para nosotros, y que no debe pertenecer a un mundo civilizado, habríamos creado instituciones y políticas apropiadas para crear un mundo sin pobreza. Queríamos ir a la Luna ‐ y fuimos a ella. Queríamos comunicarnos unos con otros muy rápidamente ‐ por lo que hicimos los cambios necesarios en la tecnología de las comunicaciones. Logramos lo que queremos lograr.

Si no estamos logrando algo, mi primera sospecha recae sobre la intensidad de nuestro deseo de lograrlo. Grameen me ha enseñado dos cosas: primero, nuestra base de conocimientos sobre las personas y cómo actúan todavía es inadecuada; segundo, cada persona es uy importante. Cada persona tiene gran potencial. Ella sola puede influir en las vidas de otros en comunidades, y naciones ‐ dentro y más allá de su propio tiempo. Cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior mucho más de lo que hemos tenido oportunidad de explorar hasta ahora. A menos que creemos un ambiente favorable para descubrir los límites de nuestro potencial, nunca sabremos lo que tenemos dentro.

Y lo cierto es que no se puede tratar de restaurar un sistema caducado. La mayoría de los planes de rescate puestos en marcha tratan de recuperar la confianza en el sistema financiero, aportar liquidez a las entidades bancarias. Pero tiene sentido tiene el empeño desde todos los gobiernos en poner fondos para ayudar al sector inmobiliario o financiero a relanzarse? ¿Se trata de volver a poner en marcha una rueda de consumismo salvaje que nos ha dejado en la actual situación? ¿O más bien de crear un nuevo modelo que nos confraternice con el planeta y con los recursos reales?

En última instancia sólo se puede definir el Estado moderno, sociológicamente, partiendo de su medio específico, propio de él así como de toda federación política: me refiero a la violencia física. “Todo estado se basa en la fuerza”, dijo Troski en Brest‐Litovsk. Así es, en efecto. Si sólo existieran estructuras políticas que no aplicasen la fuerza como medio, entonces habría desaparecido el concepto de “Estado”, dando lugar a lo que solemos llamar “anarquía” en el sentido estricto de la palabra.

Por supuesto, la fuerza no es el único medio del Estado ni su único recursos, no cabe duda, pero sí su medio más específico. En nuestra época, precisamente, el Estado tiene una estrecha relación con la violencia. Las diversas instituciones del pasado –empezando por la familia– consideraban la violencia como un medio absolutamente normal. Hoy, en cambio, deberíamos formularlo así: el Estado es aquella comunidad humana que ejerce (con éxito) el monopolio de la violencia física legítima dentro de un determinado territorio.

Tal y como afirma Mintzberg ninguna de las estructuras: simple, Burocracia mecánica, Burocracia profesional y Forma divisional vienen bien para las industrias de nuestra época ya que por encima de todo estas organizaciones necesitan innovar siguiendo vías complejas. Lo mismo sucede con la configuración política y del estado. La estructura burocrática es demasiado inflexible y la configuración simple excesivamente centralizada.

Debería evolucionar la política hacia la adhocracia, al menos en la parte de búsqueda de soluciones a los problemas de las personas, donde los expertos preparados enlazados con el sistema (con las organizaciones de la sociedad civil), trabajan juntos a fin de crear cosas nuevas, mediante la adaptación mutua, el empleo de medios de enlace como grupos de trabajo y estructura matricial económica con políticos, expertos y estructura social entrelazados. La estructura vertical actual con jefe de gobierno, etc. quedará diluida, quedando concentrada únicamente en las garantías coercitivas que ejerce el estado, y que lo son básicamente mediante la justicia, y el resto de cosas ordinarias. En estos casos el modelo adhocrático no es el más eficiente ya que no es capaz de hacer bien las cosas ordinarias sino que le corresponderán modelos burocráticos.

Referencias:

Muhammad Yunus. Discurso en Oslo (Noruega) en el acto de entrega del premio Ayuda a la Autoayuda. 26 de septiembre de 1997. Website:
www.networkers.org/userfiles/Muhammad%20Yunus%20A%20Herp.doc

Máx Weber. “Economía y sociedad”. Ed. Fondo de cultura económica de España, S.L., 1993.

Henry Mintzberg. “La necesidad de coherencia en el diseño de la organización”. Ed. Havard Deusto
Business Review, 1982, 3er trimestre.

Os espero en la segunda parte de esta reflexión con el papel de la Participación de una sociedad civil organizada y el papel de las Entidades Sin Fines de Lucro (ESFL) <pulsa aqui>.

 

Impacto del tipo de interés compuesto. Hipotecas: ¿cadenas perpétuas?

Copio este artículo para celebrar el Día de la Educación Financiera mundial, que escribí originalmente el 25 de junio de 2013. Ya vendrán tiempos mejores en los que pueda escribir los artículos de forma fluida, mientras mejor recuperar lo ya escrito.

En España, la cadena perpetua no es perpetua. La Justicia española llama cadena perpetua a la pena máxima. Olvidemos que después esos treinta años se puedan quedar en la mitad o en un tercio o en menos, merced a las bondades del sistema. Lo mismo sucede con las bodas, merced al invento del divorcio, que rompe aquello de hasta que la muerte nos separe, en la salud o en la enfermedad, y eso sí… sin un duro en el bolsillo y con el salario con retención judicial de por vida, pero oye soltero de nuevo.

En España no existen las hipotecas perpetuas ni hay ley alguna que amenace con ellas. Pero el caso es que, como las meigas, haberlas «haylas». Una entidad financiera, de cuyo nombre no quiero acordarme (me salió la vena manchega), que tiene un producto al respecto llamado no se qué “joven” y que  tiene el bondadoso objetivo de permitir que también los jóvenes puedan, hombre, ¡faltaría más!, comprarse una casita, (avalando tu familia, la de tu mujer y los amigos –si no salen huyendo antes-) aunque sea de las de andar de perfil porque de frente no cabes. Esa hipoteca tiene un plazo de amortización de cincuenta y dos años. No sé si es el récord pero me temo que no.

La cuestión es: ¿Eso no es una condena y además desmesurada, dado el “delito” por que el que pagas? Tú firmas esa hipoteca y cumplirás durante cincuenta y dos años el castigo de entregar, mes tras mes, la mayor parte de tu sueldo a una entidad financiera. Y ahí, ojo, no hay redenciones de pena que valgan. Tendrás que pagar hasta el último céntimo, tanto de lo que te prestan como de los intereses que en tanto tiempo se vayan acumulando. Cosas que pasan con los intereses y que analizaremos en el siguiente punto. Puedes asesinar a quien quieras, a cuantos quieras, y no te caerán nunca más de treinta años, la cadena “perpetua”. Compra un pisito cutre en los extrarradios a tus veinte años cumplidos y firmarás una condena llamada hipoteca de la que no te podrás liberar hasta que cumplas 72, si es que hay suerte y los cumples. Y si tienes 40 años, como este que escribe, pues resulta que a los 90 sí no te has muerto pues a lo mejor tienes un piso en propiedad sobre el que constituir una hipoteca inversa (para que el negocio bancario no decaiga) para intentar tener una pensión digna. Y de soltería nada, ¡eh!, lo máximo que puedes aspirar es a cambiar de entidad financiera, pero siguiendo en el estado casado bajo el mismo contrato, eso sí pagando los gastos de la nueva boda mediante las comisiones de subrogación, gastos de notario, registro…

Pero llegados a este punto la cuestión no es si la boda con el banco es “perpetúa” sino que normalmente, y de esto ya se encarga el sistema educativo que no tiene en la formación obligatoria la asignatura de economía, no se tienen en cuenta las variables que influyen en este tipo de contratos financieros como son principalmente el importe, el plazo y las condiciones del tipo de interés.

El plazo de amortización no es neutro. Podría parecer que si  pido un préstamo a 5 años y otro a 10 por el de 10 debería pagar el doble de intereses puesto que el tiempo es eso, el doble, ¡nada más alejado de la realidad! Veamos una serie de conceptos económicos. Si suponemos que nos permitieran que el capital pendiente de amortización aumentase debemos tener en cuenta que existe un mínimo de cuota sea cual sea el plazo. Para hacer un cálculo rápido sólo tenemos que dividir el capital del préstamo por 1.200 y hallaremos la cuota mínima por cada punto de interés. Por ejemplo si solicitamos 300.000€ la cuota mínima al 1% sería 300.000 / 1.200 = 250€, 500€ al 2%, 750€ al 3% y 1.000€ al 4%. Este mínimo supone la inelasticidad de la cuota a la ampliación de plazo o lo que es lo mismo que cuanto más se alargue el plazo la reducción de la cuota por cada unidad de tiempo es menor. Continuemos con nuestro ejemplo y veamos en la tabla siguiente como varía la cuota desde los 10 años hasta los 50 años para un tipo de interés del 4 por ciento (tomando como año base los 10)

 

Años Cuota mes Intereses pagados totales Reducción  cuota media Media de reducción

cuota

Incremento intereses

10

3.037,35

64.482,50

20

1.817,94

136.305,84

40,15%

4,01%

111,38%

25

1.583,51

175.053,16

47,87%

3,19%

171,47%

30

1.432,25

207.433,38

52,85%

2,64%

221,69%

40

1.253,82

245.650,62

58,72%

1,96%

280,96%

50

1.157,12

266.255,75

61,90%

1,55%

312,91%

Como puede observarse la reducción de la cuota pasando de 10 a 20 años es del 40.15%, es decir para esos 10 años la media sería por cada uno de ellos del 4.01% (por tanto la reducción no es del 50% como cabría pensar, doble de tiempo pagando supone que pague la mitad mes a mes). Si se incrementa al plazo otros 10 años, es decir a 30 años, la reducción marginal por esos 10 años es de 12,70%, pasando la reducción por cada año del préstamo a 3,19%. Cada vez cuesta más reducir la cuota, y sobre todo cuanto más se acerca al mínimo que habíamos calculado en 1.000€, y que llegaría al máximo exponente en el supuesto de que aumentar el plazo de amortización de  nuestra hipoteca a 100 años que la cuota solo bajase por esos 50 años adicionales a los 1.018,78€, es decir 138,34€, y que si hiciéramos el supuesto de pasar una hipoteca de 200 a 300 años la cuota mensual sólo disminuiría en apenas 33 céntimos de euro al mes.

Tipo Interés

Años

1%

69

2%

35

3%

23

4%

17

5%

14

Podemos analizar este efecto más ampliamente comparando el punto a partir del cual se obtiene el equilibrio entre el pago de intereses y la amortización de principal o capital pendiente. Y así podemos ver cómo afectan los tipos de interés sobre este punto de equilibrio. En la tabla de la izquierda se puede observar como si el tipo es de un 2% a partir de los 35 años de plazo supone empezar la hipoteca pagando más intereses que capital. Y que si el tipo es del 5% esto sucede a partir de un préstamo con plazo superior a los 14 años.

 

No opinan ustedes como este que escribe, ¿no es necesario enseñar a los niños en el colegio sobre economía y sobre el significado de deuda, endeudamiento, tipos de interés, hipotecas, etc? ¿Por qué no se exige una formación económica a todas las personas dado que va a influir en su vida?

Por qué el COVID se extiende por España. Spain is different?

Hace unos días la Organización Mundial para la Salud dijo que no sabía porque Covid 19 explota en algunos sitios como en España.

No estoy en mi mejor momento de escribir, me cuesta mucho, pero al leerlo me vinieron a mi mente algunas ideas que voy a intentar plasmar. Gracias a mi amigo Fernando que ha hecho de editor corrigiendo el artículo y dejándolo tal y como sigue.

En España se están produciendo brotes con mayor crudeza en lugares donde las condiciones de vida de las personas son peores. En barrios de Madrid y poblaciones “dormitorio” con un menor nivel de vida ocupados por personas que trabajan en la construcción, sector servicios y otros trabajos con mucha carga manual. También en zonas agrícolas como la huerta de Navarra, de Lleida o de La Mancha.. Estos trabajos requieren la presencia física de las personas, y no pueden ser realizados en modalidad de teletrabajo.

En España la economía sumergida es del 24,6%. Eso supone que la cuarta parte si no trabaja no come. Estas personas no pueden “permitirse el lujo” de no trabajar, con o sin COVID. En Vallecas estos días se convocaban a 1.600 personas para hacer las pruebas serológicas y solo se presentaban a las mismas en torno a 300 o 400 personas. ¿Se han preguntado por qué no asisten a las pruebas?

Ademas de la economía sumergida en muchos trabajos de menor cualificación que tienen un contrato con un bajo salario que para poder ganar un salario suficiente tienen objetivos de producción, más horas, etc. Como en el caso anterior estás personas para poder tener un salario decente no pueden permitirse el “lujo” de no ir al trabajo.

Las zonas rurales que han sido confinadas, como Bolaños de Calatrava, necesitan gran cantidad de mano de obra para la recogida de los productos  agrícolas. Las personas que realizan ese trabajo son contratadas los días que la campaña, y vuelve a darse la situación de que si no trabajan no comen. Estas personas suelen vivir en condiciones malas de espacio y salubridad.

Los barrios más castigados son los más pobres, con peores condiciones de vida. Los pisos de esos barrios son los más baratos dentro de la ciudad, pisos pequeños de 40 metros cuadrados o menos, donde viven seis o más personas. En esas condiciones no hay espacio para aislamientos, teletrabajo. Estos barrios con alta densidad de población tienen unos servicios sanitarios normalmente saturados. No hay desarrollo de políticas públicas que atajen estas deficiencias.

La Economía española está basada en el sector servicios, habiendo desmantelado en buena parte el sector industrial (merced a la entrada en la Unión Europea donde a cambio de los fondos estructurales se desmanteló buena parte —ya lo fabrica Alemania para todos —). Los Servicios que más producimos son los de poco valor añadido por unidad producida, es decir sector servicios de baja cualificación, atención a las personas, etc., y en menor medida Asesoramiento y consultoría. Para producir esos servicios mayoritarios es necesaria la presencia física de las personas en el puesto de trabajo.

En resumen:

  • Si no se invierte en corregir el origen que lo provoca no es de extrañar que no se sepan los motivos por los que España es diferente y el COVID campa a sus anchas. Y es que el origen son las desigualdades, los salarios bajos y la pobreza.
  • Si no se comprende que un altísimo porcentaje de la población si no trabaja no come, y que por mucho que los Erte hayan podido paliar alguna situaciones, hay trabajos donde no les alcanzan sus beneficios, no se podrá atacar la transmisión comunitaria.
  • Si no se igualan los servicios públicos accesibles por los ciudadanos per capita,  incrementando la sanidad y servicios sociales en las poblaciones su barrios más deprimidos no se detendrá la transmisión comunitaria, de las personas que mantienen los trabajos que los españoles «señoritos» no quieren.
  • Si las políticas de ayuda se centran en los barrios y pueblos más deprimidos, en lugar de mover la población mezclando las zonas ricas y pobres, el movimiento de personas de un lado a otro es necesario y no se darán las condiciones para que no se corte la transmisión comunitaria. Y me explico, a que no han visto edificios de alquiler social público en El Barrio de Salamanca, ahora si lo encontrarán en Vallecas donde más de 1800 viviendas van a entrar en funcionamiento , es decir unas 6000 personas entrarán a vivir con condiciones bajas económicas y sociales, y por supuesto sin reforzar los servicios públicos para su atención, con los mismos centros de salud, hospitales y sociales.
  • Si no hay políticas de desarrollo en los barrios y poblaciones tendentes a atajar las diferencias económicas entre el norte y el sur, las desigualdades harán de transmisor del COVID cual pólvora. Y eso tiene que suponer reequilibrios entre los barrios ricos y pobres (ídem para ciudades).
  • Si no se cambia la economía no avanzaremos. El desarrollo de la economía hacia productos de mayor valor añadido y tecnológico es imprescindible, mientras tengamos una economía basada en el sol y la pandereta seguiremos en aquello de Spain is different.

Si a todo esto le sumamos el desconcierto político, la falta de iniciativas para incrementar la medicina más cercana al ciudadano, que la atención primaria “no se sabe si está o si se la espera”, que los rastreadores no están, pero que si estuvieran la gente tampoco va a decir amablemente con quien estuvo, y que en lugar de remar conjuntamente desde la política se esgrimen argumentos contrarios cuál espada desnuda al viento si eso puede dar un puñado de votos o quitárselos al contrario, por fin lograremos ser de los países mejores en algo: en enfermos y fallecidos por el COVID y eso que el número oficial es inferior al real, y en una crisis económica en España sin paragón.

Quizás lo único diferente son estas ideas.

¿Qué es la Economía?

La Economía es una ciencia social que se ocupa de las personas, de sus decisiones y acciones. La clave de la Economía es la persona. Claro que dicho esto alguien podría decir ¿pero no se ocupaba del dinero, del capital? La respuesta no puede ser más clara: ¡no! Su terreno es el de las acciones y decisiones que buscan la satisfacción de necesidades materiales; es decir, se ocupa del bienestar de las personas. De todas las posibles acciones humanas, la Economía coloca su énfasis en aquellas que buscan mejorar el bienestar material.

Estudia las decisiones y acciones de vendedores y compradores. Y no se entienden como grupos separados sino que están relacionados. Así un comprador puede ser vendedor y viceversa.Las definiciones antiguas decían que la Economía es la ciencia que se ocupa de los recursos escasos ante unas necesidades infinitas.

Vamos a analizar una serie de conceptos que pueden ser de utilidad:

  • Escasez de recursos, lo que supone la toma de decisiones sobre en que se utilizan los mismos.
  • Necesidades ilimitadas de los humanos.

Por tanto podríamos decir que la economía trataría sobre la identificación de aquellas necesidades a las que se les van a aplicar recursos, siendo esa aplicación eficaz y eficiente. Pero dicho esto entonces reducimos a la economía a un simple problema matemático, a un cálculo más o menos complejo, llegando a la conclusión de que la Economía no es una Ciencia Social sino una Ciencia Matemática. Y quizás es eso lo que ha pasado en estos tiempos planteando simplemente un problema matemático (cálculo de reducción de un porcentaje determinado del déficit, control esclavo sobre el ipc, etc.). Pero si esto fuera así ya se hubiera encontrado la alternativa con un programa informático.

Me temo que no ha llegado ese momento y las personas no son dueñas de la economía. Solo unos cuantos que cada vez más ricos. Sólo unos políticos tomando decisiones que al no contemplar estas variables destruyen a la economía  eso si de dos formas diferentes: unos yendo contra el crecimiento y generando crisis que se traducen en más paro, y otros que generan crisis porque aun teniendo trabajo las personas siguen siendo pobres

No hay solución matemática para una ecuación de recursos escasos con necesidades infinitas. ¿Quién puede tener el poder de decisión sobre lo que son necesidades?, además para una persona pueden ser unas concretas y para otra justo las contrarias.

El conjunto de todas esas decisiones individuales es el campo de estudio de la Economía: decisiones y acciones personales e individuales que las personas realizan para mejorar su bienestar, el que sólo ellas conocen en cada momento.

Pero hay que definir que entendemos por bienestar personal ya que, sin saber por qué, se asocian ideas negativas de acciones que pueden realizarse para beneficio de uno y daño de otro. Este tipo de acciones, que sí existen, no son el objeto de estudio de la Economía. Pero sí lo son las acciones basadas en la mejora mutua de las personas, a las que se denominamos intercambios.

Es decir podemos definir la Economía como la Ciencia Social que estudia las decisiones y acciones de intercambio voluntario de bienes para la satisfacción de necesidades. Estudia, por tanto, los intercambios voluntarios de bienes y servicios que persiguen una mejora mutua del bienestar personal. Y el intercambio es el que deciden las personas y no los políticos de turno.

Amartya Sen en su publicación “Primero la gente” introduce la disciplina de la ética del desarrollo. “Intentamos demostrar que el mundo puede ser diferente”, “que la economía se puede manejar con otros criterios, mostramos muchos ejemplos concretos de cómo se está haciendo en diversos lugares del planeta y que es posible tener esperanzas, pero reclamamos que para ello hay que ¡actuar!”.

Las políticas públicas deben asumir plenamente sus responsabilidades y que cuando mejor funciona la productividad es cuando los trabajadores tienen una participación mayor en los ingresos. También es necesario alcanzar concertaciones sociales entre las política públicas, la responsabilidad social de la empresa privada y la movilización solidaria de la sociedad civil.

Korten afirma que el sistema actual se basa en una ilusión, la de que el dinero es  riqueza. Pero lo más preocupante es la ilusión que crea en la gente, quienes piensan que son parte de esta riqueza, que son ricos. No nos es extraño ver que  en cuanto más desarrollado es un país, hay más personas que viven en la pobreza y todo se reduce a que todas las decisiones se toman en base a la utilidad  marginal y a la maximización de los beneficios, del dinero, que benefician a quien ya lo tiene mientras que las que no lo poseen cada vez están mas fuera del sistema.

La diferencia entre Economía y Política quedará en las relaciones que se establecen entre las personas. El enfoque económico es el que pone atención en las relaciones entre las personas cuando ellas con libertad intercambian, siendo relaciones entre iguales. En el enfoque de la política las relaciones son diferentes porque implican el uso del poder, de la fuerza por una de las partes.

La economía debe dedicarse a propiciar la igualdad de todas las personas en la cobertura de las necesidades básicas y en el acceso a la formación y el conocimiento. Y el poder político debe ser el garante de todo lo que sucede en el mercado, aplicando las reglas de juego que permitan el emparejamiento en igualdad de condiciones y aplicando el principio del bien común en aquellas parcelas en las que los individuos se las delegen.

¿Cuál es la propuesta?

  1. El dinero es simplemente una contabilidad sin valor intrínseco, es una herramienta inútil hasta que se pueda cambiar por algo de valor real. La verdadera riqueza se encuentra, en primer lugar, en las cosas materiales que sustentan la vida, el alimento, vivienda, la ropa, entre otros. Pero por encima de las necesidades básicas del día a día hay otras formas de riqueza también necesarias en la sociedad, son las que están fuera de precio: el amor, estar sano, una hija; un trabajo que proporciona un sentido de propia valía y contribución, la pertenencia a un entorno y el cuidado de una comunidad; un mundo saludable y en paz, todas formas de riqueza real que hoy se buscan más que nunca.
  2. Disponer de un nuevo sistema monetario y financiero, que no requiera elevado crecimiento de la producción y del consumo para sostenerse. Ello supone que el dinero deja de crearse como crédito, y que recupere credibilidad y sus cinco importantes funciones. El dinero se crea partiendo del valor (claramente se crea a partir del invertido en infraestructuras para la economía).
  3. Disponer de una nueva matriz energética, ambientalmente sostenible.
  4. Una gran reforma intelectual y moral, que sustente un nuevo modo de vida, una nueva economía, una nueva cultura, orientadas hacia el levantamiento de una nueva civilización, más justa y solidaria.
  5. La creación de un nuevo orden institucional, jurídico y político, que de estabilidad y garantice la permanencia de las condiciones anteriores.
  6. Vigilancia de los procesos y relaciones en el mercado con el objetivo de transparencia e información perfecta para todos los participantes, garantizado mediante el empleo de regulaciones activas, organismos del control y auditoría de la sociedad civil organizada.
  7. Obligación de compartir la información real de que disponen sobre los productos y servicios que se venden a las compañías productoras y las que lo comercializan, y más a las que son como las «GAFA», Google, Amazon, Facebook y Apple. Pongamos un ejemplo: Cuando voy a comprar un frigorífico marca X, el fabricante y el comercializador debe informarme además de las características del mismo me facilitarán la vida media de los mismos, numero de equipos en funcionamiento por años de antigüedad, averías sufridas y reparadas en período de garantía y después, los mismos datos de los competidores, etc.
  8. Restringir el poder de los bancos y de la política para que  en ningún caso el crecimiento de la masa monetaria sea superior a la producción y el incremento de la masa monetaria en manos del público a nivel individual sea superior al incremento de la productividad. La evolución sostenible debe basarse no sólo en serlo medioambientalmente sino también en que el aumento del bienestar es directamente proporcional al incremento del valor, no precio, de los bienes y servicios producidos.
  9. En el caso Español debe realizarse además una rotación del trabajo, de sociedad de trabajadores, a sociedad de valor añadido; el modelo de crecimiento basado en el ladrillo, de turismo masificado y en el incremento de producto interior añadiendo más masa laboral pero con un diferencial de productividad por cada unidad añadida inferior se ha mostrado como un modelo incompleto y tremendamente vulnerable. El incremento del producto interior bruto en los próximos años debe realizarse mediante el aumento del valor añadido en cada unidad producida. Por poner un ejemplo en el sector de automoción, no puede permitirse España lo que hizo en tiempos pasados: Un motor brillante desarrollado en España, si el valor añadido Español de la ingeniería y desarrollo, Barreiros, se evapora y en cambio se montan fábricas dónde la ingeniería y el desarrollo viene de terceros países y en España nos dedicamos a, permítaseme la expresión, “apretar tornillos”.
  10. Paso del consumismo al consumo. La exaltación del consumo como única alternativa al crecimiento en el capitalismo, de consumir más y más sin que los productos sean necesarios para el consumidor (no basta con tener 10 cosas para la misma función sino además que deben ser de una determinada marca para evidenciar el nivel social en el que está o le gustaría estar al consumidor) y sin ser sostenible desde el punto de vista medioambiental y sustento financiero ha sido la principal patología de la economía.

¿Utopía?

Capitalismo y marxismo, ¿dos caras de la misma moneda?

Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos.[1]

Sí llegamos a la consecuencia de que el keynesianismo no sirve como salida y que la política monetarista y neoliberal está fracasando, a todas luces, desde el punto de vista de las personas y está produciendo efectos todavía más perniciosos; basar el crecimiento y la salida de la crisis aumentando los pobres, los excluidos y el tercer mundo y en la sobreexplotación de los trabajadores –principalmente de la clase media, quienes trabajarán más por menor precio y con menos derechos- , la creación de necesidades superfluas capaces de mantener el consumismo, el empobrecimiento de la sociedad, el desmantelamiento de una serie de logros sociales con la flexibilización del mercado laboral, la  congelación sino disminución de los servicios sociales (sanidad, educación, subsidio de desempleo, etc.), y el paro masivo, quizás evite al crisis  de capital pero no social.

Joseph Stiglitz[2], premio Nobel de Economía, acuñó en uno de sus artículos la siguiente frase: “Una economía en la que, año tras año, la mayoría de los ciudadanos viven peor NO es un éxito”.

Quizás la alternativa esté planteada desde hace tiempo, el marxismo y el socialismo, como alternativa al sistema capitalista. Pero ¿servirán estas ideas para encontrar un modelo alternativo, una salida? ¿O es lo mismo al final en cuanto a las consecuencias reales de ambos sistemas: capitalismo y marxismo?

Karl Marx desarrollo unas doctrinas políticas y filosóficas en colaboración con  Engels. Ambos estuvieron influenciados en la filosofía alemana de Hegel y de Feuerbach, la economía política inglesa de Adam Smith y de David Ricardo, y el socialismo y comunismo francés de Saint-Simon.

Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración especialmente dos:

La clase trabajadora o proletariado: “Individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción”, a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, carreteras, puentes, por ejemplo son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad: prostitutas, mendigos o indigentes, etc.

La burguesía: Posee los medios de producción y emplea al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía (emplean la mano de obra y también trabajan). Éstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos, terratenientes o comerciantes.

Para Marx, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado y la estructura económica sería producto de la asociación de los productores libres, y el producto social se distribuiría según el criterio de cada cual de acuerdo a su capacidad y según las necesidades.

Determinada corriente socialista opinaba que la clase trabajadora debía apropiarse del Estado capitalista[3]y convertirlo en un Estado revolucionario obrero que implantaría las estructuras democráticas necesarias para luego marchitarse. Esta división frente al Estado marcó la división separación entre marxistas y anarquistas.

El marxista proyecta la formación de un individuo superior, emancipado y desarrollado en todos los aspectos: espiritual, ética, físico y estéticamente. El hombre es a la vez que creador y resultado de la sociedad en que vive.

El hombre transforma la naturaleza y crea objetos mediante el trabajo. Es, por tanto, una obra humana. Por medio del trabajo el hombre pone la naturaleza a su servicio. Si el trabajo es de este modo, la autoexpresión del hombre y el proceso de su autodesarrollo, debería ser pues, fuente de satisfacción para éste, pero pierde esta condición en el proceso de su enajenación, en la conversión del trabajador en mercancía, por la división social del trabajo, que en las condiciones de la propiedad privada, lo reduce a una fracción.

Marx analiza la relación existente entre propiedad privada y trabajo enajenado. Éste se vincula con la naturaleza esencial de la propiedad privada y con su desarrollo, por lo que la eliminación de la propiedad privada en una etapa del desarrollo social -la revolución social del proletariado- implica simultáneamente la eliminación del trabajo enajenado.

Para Marx las actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la producción y el consumo, se asigna a diferentes individuos, y la posibilidad de que no caigan en contradicción reside solamente en que vuelva a abandonarse la división del trabajo», «… división del trabajo y propiedad privada -escribió Marx- son términos idénticos: uno de ellos dice, referido a la actividad, lo mismo que el otro, referido al producto de ésta».

En el capitalismo la división del trabajo se desarrolla de modo espontáneo. La división del trabajo implica un carácter cada vez más social, mientras que la apropiación de los resultados del trabajo sigue siendo cada vez más privada. Sólo al cambiar el carácter de esa división se crean las condiciones para el completo desarrollo del hombre.

La solución es que la sociedad se adueñe de todos los medios de producción y los emplee de forma social y planificada, de esta forma acaba con la sumisión del hombre bajo el dominio de sus propios medios de producción, y como condición, debe desaparecer la división del trabajo.

Su lugar debe ocuparlo una organización de la producción en que, de un lado, ningún individuo pueda desatenderse de su parte de trabajo productivo, que es condición natural de toda existencia humana, cargándola sobre otros y en la que, de otra parte, el trabajo productivo se convierta, de medio de esclavización, en medio de emancipación del hombre, que brinde a todo individuo la posibilidad de desarrollar y ejercitar en todos los sentidos todas sus capacidades, tanto físicas como espirituales, y se transforme de una carga en un goce.

«Sustituir al individuo parcial, simple instrumento de una función social de detalle, por el individuo desarrollado en su totalidad, para quien las diversas funciones sociales no son más que otras tantas manifestaciones de actividad que se turnan y revelan». Para ello deben surgir los productores dueños de sus condiciones de producción, formados y capacitados, con conocimientos científicos de toda la producción industrial y de todas las ramas de la producción de principio a fin.

¿Pero qué fue lo que hizo que el sistema socialista no funcionase y al final se implantase dentro de éste nódulos del sistema capitalista?

La concepción de lucha obrera, de lucha de clases está desfasada. Los propietarios de las empresas y de los medios productivos son los mismos que trabajan para ellas. Quizás sin saberlo. Sí porque cuando ahorramos en un plan de pensiones éste invierte en empresas, en capital, en fondos que a su vez sirven para financiar capital. También cuando depositamos los fondos en un banco, los mayores compradores de acciones de empresas. Y cómo no cuando compramos directamente fondos de inversión, acciones, etc.

Esto ha supuesto, en el capitalismo, el nacimiento de una clase “dirigente”, clase con salarios astronómicos que gobiernan y toman decisiones sobre empresas que no son suyas, sobre las cuales poseen el cero coma algo del capital. Esto recuerda al planteamiento socialista donde los propios trabajadores no eran dueños de su trabajo porque las empresas socializadas eran dirigidas también por esa clase “cabecilla”.

No se consiguió el objetivo de crear unas personas que piensen diferente, pero sin menospreciar los valores morales creados por las sociedades que le antecedieron, dominando la cultura; y concebir que el hombre se realiza en su trabajo. Pero esto es cierto solo a medias, ya que el hombre también puede realizarse por el no trabajo. Y entonces entramos en una diatriba ya que si no se realiza trabajo y sólo consume el sistema no funciona.

Podemos decir que la teoría marxista concibe al hombre nuevo, como aquel hombre capaz de transformarse a sí mismo, de apropiarse de forma dialéctica de valores nuevos, de interpretar y transformar la realidad, al tiempo que se enriquece su propia esencia. Para ello deben desaparecer todas las formas de enajenación social, en primer lugar las económicas.

Y dicho esto lo que no podemos olvidar es que el hombre y la mujer deben cubrir sus necesidades “con el sudor de su frente” y no “con el sudor del de enfrente”. Y es aquí donde los sistemas basados en el marximo, los socialistas, etc. fracasaron, ya que no consideraron que las personas también tienen la capacidad de ser parásitos del sistema sin intención de producir ni en el sistema capitalista ni en el socialista. Más allá de los motivos personales no existe motivación para entregar al sistema lo mejor de cada persona si no se obtiene algo a cambio, o si lo que se obtiene es lo mismo que puede obtener otro que no lo entregue todo. Así impera la ley del mínimo esfuerzo[4].

La clase política no maximiza sus acciones políticas en función de las personas sino en función de los acuerdos políticos necesarios para obtener los votos suficientes y de realizar aquellas acciones que políticamente sean rentables de cara la permanencia en el poder.Ya hemos citado como otros pensadores socialistas afirmaron que el estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder era el problema y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria.

El marxismo y el capitalismo son dos caras de una misma moneda astutamente utilizada por un poder mundial que está en manos de dirigentes y presidentes de empresas y de políticos desnacionalizados.[5]Friedrich August von Hayek[6]ha sido también uno de los mayores críticos de la economía planificada y socialista ya “que conducen al totalitarismo y a la ausencia de la libertad para el desarrollo individual”.

[1]Karl Marx y Friederich Engels. “El manifiesto comunista”. Ed. Librería Universitaria de Barcelona. 1997

[2]Joseph Stiglitz, en el website http://www.josephstiglitz.com/

[3]Lenin en su obra “El Estado y la Revolución” explica que el estado burgués debe ser destruido para luego instaurar un estado revolucionario y que sería este estado quien se extinguiría conforme desaparezcan las contradicciones de clase (El Estado y la Revolución). Por otro lado, otros pensadores socialistas como Bakunin afirmaron que el estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder era el problema y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria.

[4]La ley del mínimo esfuerzo reina en la empresa.Un estudio revela que sólo un 21% de los empleados se esfuerzan para garantizar el éxito de la compañía. Publicado en el periódico El País el 22/10/2007.

[5]Idea tomada y reformulada del blog http://boards5.melodysoft.com/FORO-DE-GNOSIS-HIPERBOREA/marxismo-vs-capitalismo-5.html.

[6]Friedrich August von Hayek, filósofo y economista de la Escuela Austríaca mantiene esta teoría en su libro “Camino de servidumbre: Obras completas”. Ed. Unión Editorial, S.A., 2008.

Economía de las personas: Una visión sistémica

Debe entenderse el mercado como la representación institucional de los procesos de intercambios entre las personas y sus distintos potenciales.

Enlazando con los planteamientos anteriores, aceptar la idea de asignación de recursos escasos a alternativas y fines que compiten entre sí equivale a aceptar como problema central la asignación de los recursos. Pero esto es hacer las  cosas eficientemente y no hacer las cosas buenas. Evolucionemos y pasemos a una concepción de la economía donde no hay referencia sobre son esos fines que compiten entre sí. Incluso tampoco sobre quién hace la asignación de recursos, es decir, de quien selecciona unos fines sí y otros no, ya que serán las personas organizadas quienes lo harán. El problema económico se mueve del plano individual a un plano de grupos, a un sistema mayor, de gobierno para sí aplicable a todo el mundo.

Buchanan afirma que si se define el problema como una asignación de recursos, lo que sucede es que se crea una solución más o menos automática; una ecuación donde hallar el benefició máximo posible de acuerdo a algún criterio. Por tanto una solución matemática, un mero problema de cálculo.

La economía sin embargo debe ser vista como la ciencia que se ocupa de las personas. Y por tanto ocupados de la relación positiva entre los individuos en una interacción que es de beneficio mutuo, lo que supone relaciones y asociaciones de cooperación entre ellas, incluso en el caso de poseer distintos intereses cada uno de los miembros. ¿Qué hacemos entonces los economistas empeñados en la ocupación en los recursos?

Nos dejamos engañar en el concepto de mercado en competencia perfecta. Si fuera real la acción personal en un contexto social y organizacional sería un mero problema de suma y resta. Cosa además inexistente ya que las reglas de la competencia se establecen con gobiernos, etc. que ponen límite a la acción humana, mientras éste mantiene la presión de la conducta del intercambio[1]. Llegamos a un sofisma, no existe explicación en el modelo de competencia perfecta excepto cuando se cambian esas variables exógenas, no ha lugar para el intercambio interno real que hacen las personas. El mercado no es un medio para alcanzar una meta.

Cae por su peso el concepto de eficiencia surge el de efectividad. De poco sirve que se consuman cada vez menos recursos en producir bienes y servicios con eficiencia, si lo que se elabora no sirve para nada, mientras no se produzcan las cosas buenas. Consumiremos menos recursos en fabricar más kilos de potingues antiarrugas, pero si cada día mueren 24.000 personas por hambre[2]o por causas relacionadas con él ¿dónde está la eficiencia?

La economía estudia es sistema completo de relaciones de intercambio. Y volviendo a citar a Buchanan, en su obra “What should economists do” desea que los economistas pongan su atención en las instituciones, las relaciones entre personas en cuanto a ser ellas partícipes voluntarios en actividades organizada de comercio e intercambio en su sentido amplio. Y esto es puro DO, un proceso enfocado culturalmente en un plano superior, con una perspectiva total de sistema; donde el trabajo del economista es incrementar la efectividad mediante el bienestar de las personas que las componen interviniendo en los procesos y relaciones.

Hay que eliminar la concepción actual de mercado donde unos revenden a otros. Hasta ahora no se han analizado los procesos que existen dentro del mismo. Tampoco se ha tenido en cuenta la libertad de las personas, es más ésta poco o nada importa en el modelo actual, según mi opinión.

En la nueva concepción seguirá la motivación de las personas para acceder al mercado haciendo su posición mas eficiente, mejor que la anterior (eso no supone que no existan instituciones ineficientes en tanto y en cuanto no aparezca otra que lo haga mejor). Pero esa posición se eleva al sistema, se observa a los individuos que colaboran unos con otros, que llegan a acuerdos, que comercian. La red de relaciones que surge o evoluciona en el proceso comercial se denomina “mercado”. Si esta teoría es cierta todo este sistema, estos procesos y estas relaciones obedecen únicamente a aquellos propósitos de las personas.

Y hay que considerar el grupo. Los miembros de una comunidad, en el mercado, pueden y deben crear instituciones para actividades comunes, acuerdos voluntarios para resolver problemas, si bien, la historia nos ha demostrado que este tipo de organizaciones no proliferan. No parece lo más lógico que las personas hagamos siempre, quizás por comodidad, una transferencia, voluntaria por supuesto, a algún tipo de autoridad con poder de coerción para realizar estas tarea. Estamos en el nivel legal cubriendo la economía tanto las organizaciones privadas como las públicas.

La diferencia entre Economía y Política quedará en las relaciones que se establecen entre las personas. El enfoque económico es el que pone atención en las relaciones entre las personas cuando ellas con libertad intercambian, siendo relaciones entre iguales. En el enfoque de la política las relaciones son diferentes porque implican el uso del poder, de la fuerza por una de las partes.

Huelga decir que esto supone que la concepción de la política actual no sirve. Su principal objetivo debe ser defender a ultranza la libertad de las personas en el intercambio dentro del sistema, siempre y cuando la relación sea entre iguales. Y no en intervenir en el mercado creando externalidades. Exclusivamente lo hará cuando deba imponer la coerción. Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer (Senge[3]).

[1]Adam Smith. “Teoría de los sentimientos morales”. Ed. Alianza Editorial, 2004.

[2]Según la  Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAOS) se estima que unos 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad cerca de 100 veces mayor que el número de personas que efectivamente mueren por esas causas al año. Website www.un.org

[3]Peter Senge.“La Quinta Disciplina: El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje”. Ed. Ediciones Granica, 2006

Economía: Primero las personas

Amartya Sen[1]en su publicación “Primero la gente” introduce la disciplina de la ética del desarrollo. “Intentamos demostrar que el mundo puede ser diferente”, “que la economía se puede manejar con otros criterios, mostramos muchos ejemplos concretos de cómo se está haciendo en diversos lugares del planeta y que es posible tener esperanzas, pero reclamamos que para ello hay que ¡actuar!”.

Las políticas públicas deben asumir plenamente sus responsabilidades y que cuando mejor funciona la productividad es cuando los trabajadores tienen una participación mayor en los ingresos. También es necesario alcanzar concertaciones sociales entre las política públicas, la responsabilidad social de la empresa privada y la movilización solidaria de la sociedad civil.

La crisis internacional ha mostrado al “Rey desnudo”, sin regulaciones, apelando sólo al egoísmo personal e incentivándolo para producir, con impunidad para buscar el máximo lucro a corto plazo. “Sin valores, la economía puede transformarse en una trampa”. Se requieren regulaciones activas, organismos de control y finalmente la permanente auditoría de una sociedad civil organizada.
Ahora es el momento más oportuno para avanzar en programas alternativos que buscan abrir paso a una nueva economía dedicada a servir a la comunidad.

Korten[2]afirma que el sistema actual se basa en una ilusión, la de que el dinero es riqueza. Pero lo más preocupante es la ilusión que crea en la gente, quienes piensan que son parte de esta riqueza, que son ricos. No nos es extraño ver que en cuanto más desarrollado es un país, hay más personas que viven en la pobreza y todo se reduce a que todas las decisiones se toman en base a la utilidad marginal y a la maximización de los beneficios, del dinero, que benefician a quien ya lo tiene mientras que las que no lo poseen cada vez están mas fuera del sistema.

Propone Korten una nueva economía basada en la localidad, orientada a la comunidad, y dedicada a la creación de una mejor calidad de vida para todos. Prevé un mundo de economías de mercado locales a manos de pequeños empresarios, artesanos, agricultores, entre otros, con fuertes raíces en la comunidad que les permita a su vez mantener involucrados en la producción y el intercambio de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de ellos mismos y sus vecinos. Está introduciendo el valor sistema comunitario por encima de los individuos. Concepto parecido al que Itamar en la sesión de 12 de marzo introdujo con los Kibutzs, granja colectiva de Israel. Uno de los objetivos con estas estrategias es acabar con el consumo innecesario establecido hasta ahora en la sociedad.

Fomentar las relaciones de la comunidad y que sea esta la que pueda optar por crear sus propios negocios, empresas familiares, ser propietarios de viviendas y a su vez logren implantar organizaciones que fortalezcan con sus servicios a la sociedad, fortaleciendo sistemas propios.

Si estamos convencidos en este momento, y las personas son lo primero, ya sólo nos queda enfocar una economía que lo permita.

[1]Amartya Sen y Bernardo Kliksberg . “Primero la Gente”. Ediciones Deusto, 2008.

[2]David Korten. “When corporation rule the world”.  Ed. Kumarian Press, 1995.

Entrevista para la Universidad Oberta de Cataluña

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Juan Jesús Donoso: «No he hecho un plan de negocio personal, he puesto en la balanza siempre lo primero: la economía de las personas»

 

Juan Jesús Donoso (Madrid, 1969) es, desde hace dos décadas, director económico de Cruz Roja Española. Durante este tiempo no ha dejado de formarse y, entre otros, ha cursado dos másteres en la UOC. Además, es docente del posgrado de Gestió i Administració d’Entitats no Lucratives de la UOC. «Si te desprendes de la parte académica y no la mezclas con la parte real, pierdes mucha capacidad de dar respuestas», asegura. En esta entrevista habla especialmente de sus ideas sobre la economía y las ONG.

En tu perfil de Twitter lo primero que leemos es «economía de las personas». ¿Qué significa?

La idea surgió haciendo un máster de Consultoría y Desarrollo Organizacional en la Universidad de Valladolid. Escribí un libro titulado De la economía de mercado a la economía de las personas, donde reflexiono sobre si la economía está actualmente concebida para las personas o para mantener estructuras que no tienen por qué estar directamente relacionadas con lo que las personas necesitan.

Entiendo que tu forma de concebir la economía es la primera. ¿Desde cuándo?

Una cosa es cuándo lo escribo: cuando surge la necesidad de plasmarlo. Pero creo que desde pequeño he sido muy colaborativo, siempre he estado muy ligado a asociaciones y actividades, tanto en Madrid como en el pueblo de origen de mi familia, Granátula de Calatrava, en Ciudad Real. Aunque he sido una persona contradictoria: a la hora de escoger carrera, puse tres opciones muy dispares: económicas, telecomunicaciones y medicina.

Tenías una nota de corte alta.

Sí, y eso me permitió entrar en la primera opción de la lista: económicas. Soy de ciencias, pero también escribo libros de historia. Estas contradicciones, aplicadas a la economía, pueden abrirte el campo de visión, para que no te focalices en lo que muchas veces se da por sentado: que el beneficio es exclusivamente el resultado económico. En mi opinión, el beneficio es mucho más amplio. Existen muchas facetas en las que se puede distribuir.

Como por ejemplo…

En la empresa, en medidas de conciliación o en la posibilidad de desarrollar la carrera profesional, pero también tu vida personal; o en poder hacer cosas relacionadas con tu trabajo, pero que benefician a la sociedad; en la responsabilidad social… La economía no se puede entender exclusivamente como un problema de restricción de recursos. Hay que pensar dónde ponemos los recursos, no que son escasos. Para mí la ciencia económica es aquella que se ocupa de las personas, de sus decisiones y acciones.

Desde 1994 estás vinculado a Cruz Roja Española, una entidad sin fines lucrativos. ¿Cómo empezaste?

En realidad, como becario y sin conocer absolutamente nada de la entidad. Tenía una imagen más sanitaria de Cruz Roja, la imagen típica de las ambulancias y los hospitales, una imagen que se rompió a los tres días. Me di cuenta de que Cruz Roja está en todos los planes sociales donde podamos encontrar personas vulnerables, desde la infancia hasta las personas mayores, pasando por las personas estigmatizadas o excluidas. Por ejemplo, en el momento en el que empecé, una necesidad importante era atender a las personas con VIH.

Eran los años noventa. ¿Cómo evolucionaste hasta dirigir las cuentas de la entidad?

Era diplomado en Empresariales y llegué para implantar un cuadro de mando en la institución en el área de actividad, no en la de economía. Fui creciendo a medida que fui pasando por distintos departamentos y ahora hace ya veinte años que dirijo las cuentas de Cruz Roja.

En todos estos años has pasado de tener una diplomatura a contar con una licenciatura, cuatro posgrados y cuatro másteres, dos de los cuales de la UOC. Además, estás haciendo la tesis doctoral. Parece que apuestas por la formación continua.

Sí, es básica. Si te desprendes de la parte académica y no la mezclas con la parte real, pierdes mucha capacidad de dar respuestas. También es importante investigar. Pertenezco a una comisión de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas, que investiga y publica sobre las entidades sin fines de lucro.

Cruz Roja es una entidad inmensa. ¿Qué números se barajan en las cuentas de la filial española?

Lo primero sería decir que no es una filial: es una entidad constituida en España que es miembro de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. También es necesario decir que es una entidad de derecho privado, no público como se piensa a veces. En España tenemos un presupuesto que oscila alrededor de los 600 millones de euros anuales y no es comparable con el mundo privado, porque este dinero no incluye la inmensa contribución del voluntariado. Tenemos más de 1.350.000 socios y socias que hacen aportaciones periódicas. Y más de 220.000 personas voluntarias, que son nuestro tema central (leitmotiv): somos una organización de voluntariado. Además, trabajan unas 11.000 personas con contrato laboral, que en ciertos momentos del año aumentan. En mi opinión, el objetivo sería que no fuéramos necesarios, pero mientras haya necesidades, ahí estaremos, en más de 1.000 puntos de España.

Imagino que una parte de vuestra actividad es más estable, pero que hay otra más relacionada con contingencias y situaciones de emergencia, ya sean nacionales o internacionales. ¿Cómo se gestiona un presupuesto así?

Tenemos un presupuesto ordinario, más estable, y luego están los presupuestos extraordinarios. Por ejemplo, en España ahora estamos atendiendo a miles de personas asiladas, a las que damos apoyo y refugio, en parte gracias a un convenio con el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Pero tenemos capacidad para atender emergencias nacionales gracias a la estructura que habitualmente da apoyo en servicios preventivos: voluntarios formados y personal que coordina; todos se ponen a disposición de la entidad en situaciones excepcionales.

¿Esto también es así en el caso de las acciones internacionales?

En este caso cada año destinamos, de los fondos propios, un porcentaje de al menos el 1 % del presupuesto total a las acciones internacionales; además, empleamos los fondos públicos y privados obtenidos para tal fin y, si fuera necesario, hacemos campañas de captación. En el ámbito internacional, además de atender las grandes emergencias, llevamos a cabo una importante actividad de ayuda al desarrollo.

Como comentabas, uno de los grandes pilares de Cruz Roja es el voluntariado. Eso la distingue respecto a otras ONG, ¿verdad?

Cruz Roja existe porque tiene voluntarios: el presidente y los presidentes provinciales son voluntarios, muchos de los directivos son voluntarios, y también las personas que atienden a la población en el ámbito local y en cualquier otro lugar. Los trabajadores están al servicio de los voluntarios coordinándolos.

¿Qué hay de la financiación pública?

No hace mucho tomamos la decisión de intentar que las tres grandes líneas de captación de fondos estuvieran equilibradas: subvenciones, prestación de servicios y la parte que aportan los socios y donantes. En parte fue porque, con la crisis, notamos una caída de las subvenciones, especialmente en el ámbito autonómico y local. También notamos que, en los concursos públicos para prestaciones de servicios, se pasó de valorar varios factores a valorar en exclusiva el precio. Y nosotros no queremos entrar en la competencia feroz y salvaje. Afortunadamente, la solidaridad del pueblo y las empresas españolas es tremenda y las aportaciones siguieron creciendo.

Se dice que depender menos de la financiación pública significa más independencia, pero ¿es bueno que los gobiernos se desentiendan de la ayuda a organizaciones con fines humanitarios?

No lo sé, es muy difícil responder a esa pregunta simplemente con un sí o un no. Es el yin y el yang, la cara y la cruz. Nosotros cubrimos y atendemos determinadas carencias sociales, pero la responsabilidad última sigue siendo de las administraciones. Dicho esto: si estás muy ligado a una administración y todos tus ingresos provienen de ella, eso puede matizar tu toma de decisiones. Por eso nosotros decidimos compensar los ingresos, distribuirlos. Para mí, las ONG tenemos los papeles de defensa de derechos, de concienciación de la sociedad y de creación de demandas sociales que van más allá de la prestación de un servicio y que, cuando se consiguen, nos permiten retirarnos.

Recientemente, la sociedad europea se ha escandalizado por el caso del gasto indebido de fondos de Oxfam Intermón en trabajadoras sexuales. ¿Era complicado controlarlo?

Es difícil de controlar, pero no es imposible. Lo preocupante no es que salga un caso en un momento determinado: en todo cocido siempre hay un garbanzo negro. Lo importante es tener las estructuras y los controles internos adecuados y tomar medidas en su caso, como son los códigos de conducta, etc. Es esencial disponer de las barreras necesarias y los elementos de control y, si se detecta algún caso, tomar las medidas correctivas oportunas.

¿Quizás también es importante contarlo?

Es difícil dar una respuesta a esa pregunta cuando se es alguien que no se dedica a la comunicación. Quizás me repita, pero creo que lo importante son las estructuras y los controles internos, y también ser transparente en todo el proceso.

Sea como fuere, ¿el mundo es mejor con las ONG?

Su existencia tiene mucho que ver con la crisis del estado de bienestar, cuando se detecta que no se están cubriendo las necesidades básicas. Van surgiendo personas que se organizan, incluso para dar cobertura a sus propios problemas. En general, a las ONG no les importa de qué lado estén las personas, solo que hay que atenderlas, hacer una sociedad mejor. En la medida en que cubren una necesidad social, todas las ONG me parecen buenas. ¿Por qué no?

¿Con qué nivel de optimismo ves el futuro de la humanidad?

Ahora mismo, si te digo la verdad, lo veo perdido. Ha habido dos sistemas económicos claros: capitalismo y socialismo. Lo que tenemos en España lo denominaríamos capitalismo, pero esta palabra significa exaltación del capital. Entonces, ¿cómo es posible que el dinero esté retribuido a tipo cero o negativo, que haya personas que no son capaces de obtener financiación a la vez que otras no pueden obtener remuneración de sus ahorros, que existan compañías que pierden dinero año tras año y valgan miles de millones de euros o dólares? Eso sí, manejan muchísima información de todos, los llamados macrodatos o big data. ¿De verdad esto es capitalismo o es otra cosa? Si fuera capitalismo, los economistas tendríamos herramientas.

Y en este contexto, ¿cómo ves tu futuro, después de tanta experiencia en Cruz Roja?

Si te digo la verdad, no me he hecho esa pregunta. Sí he tenido muchas propuestas tentadoras del sector privado, ofertas concretas. Pero al final no he hecho un plan de negocio personal, he puesto en la balanza siempre lo primero: la economía de las personas.

Crisis, ¿éxito en su salida?

La crisis se trata de un fenómeno “normal” y recurrente que sucede periódicamente en los mercados. Lo que pudiera diferenciar unas crisis de otras normalmente es su profundidad y su extensión.

Pero este análisis es muy pobre. Hace años que la economía está dando síntomas de una grave enfermedad, siendo sostenida en su declive añadiendo más leña al fuego. La palabra Capitalismo está compuesta por los vocablos Capital e Ismo, es decir Exaltación del Capital. ¿Cómo es posible que estando en una exaltación del capital durante años el Capital haya sido regalado a todo aquel que lo demandaba? ¿Cómo es posible que artificialmente y por arte de los Bancos Centrales se haya mantenido el tipo de interés real del dinero por debajo de la inflación? ¿Cómo es posible que la masa monetaria haya crecido muy por encima del crecimiento de la productividad? Esto en mi pueblo se le denomina “Pan para hoy y hambre para mañana”[1]. Y estamos en el Mañana, quedan muchos años de hambre. El análisis de la actual situación de los mercados efectuado en base a los conceptos de la Teoría Económica Comprensiva[2], reconoce que lo expuesto (en los términos de las concepciones económicas convencionales) es correcto; pero va más allá y abre a otra dimensión de las crisis, que la pone en una perspectiva histórica y económica que nos permite verla no solamente como más profunda y extendida sino como cualitativamente distinta. Más aún, nos pone en la perspectiva de comprender que las respuestas “normales” o habituales, aplicadas a las crisis, no tendrán los efectos esperados, es decir, no conducirán en esta ocasión a una real superación y salida de la crisis.

La salida “normal” de una crisis financiera “normal” consiste en combinar en una adecuada proporción de tres elementos:

  1. a) la pérdida de valor de los activos de los acreedores;

  2. b) la pérdida que deben asumir los deudores;

  3. c) la pérdida que necesariamente ha de afectar al conjunto de los otros agentes económicos (consumidores, empresarios, trabajadores, etc.) vía inflación y vía contracción económica.

De este modo se obtiene que la pérdida, el daño y el dolor que provoca la crisis se reparta entre los diferentes sectores involucrados. Estos procesos son cuidadosamente vigilados por los Gobiernos (políticas fiscal, tributaria, regulatoria, subsidiaria y de incentivos, rescate de bancos, etc.) y por las autoridades monetarias o bancos centrales (tasas de interés, emisión monetaria, tipo de cambio, etc.).

Todo ello está de hecho ocurriendo. Pero desde el punto de observación que nos proporciona la Teoría Económica Comprensiva, podemos ver algo más, por debajo y más allá de todo lo indicado. Desde esta óptica apreciamos básicamente dos fenómenos de incalculables consecuencias:

El primer fenómeno es un cambio que se está cumpliendo en la naturaleza o “esencia “del dinero. Y como el dinero es –en el actual sistema económico- el elemento articulador de los mercados y de la economía en su conjunto. El nuevo concepto económico neoliberal está significando una desarticulación estructural muy profunda de los determinantes del mercado, de modo que no podrá resolverse la crisis sino mediante una reforma institucional, jurídica y política. Entendamos: el mercado continuará funcionando, pero en crisis, que se prolongará hasta que se cumplan dichas reformas.

El segundo fenómeno, estrechamente conectado al anterior, es una mutación al nivel de las relaciones entre los agentes económicos privados y los agentes económicos públicos, tal que los equilibrios que han permanecido sin cambios sustanciales durante las últimas seis décadas ya no se sostienen, planteando la necesidad de redefinir las relaciones entre economía y política; y entre ambas y el ser humano y las personas. Y de ahí el surgimiento de nuevas ideas políticas, nuevas formas de entenderla, movimientos extremos, movilizaciones sociales, etc.

Y todo eso se produce porque la salida de la crisis se ha efectuado ajustando los salarios y pensiones, bajando los ingresos de la clase media, incrementando el nivel de empleo a costa de salarios más bajos. El ajuste ha sido soportado por las personas que perciben rentas del trabajo y asimiladas. Y el efecto también consecuente de disminuir la capa de la clase media incrementando los polos opuestos: personas en nivel de pobreza o semi pobreza cada vez más numeroso y a la vez incremento de la riqueza en manos de unos pocos básicamente procedente de rentas distintas de las del trabajo.

[1] Un pueblo manchego, en esa Mancha que describió Cervantes. Su nombre Granátula de Calatrava. www.granatula.net

[2]  Luis Razeto Migliaro: “Fundamentos de una Teoría Económica Comprensiva. Libro tercero de Economía de Solidaridad y Mercado Democrático.” Ediciones PET, Santiago, 1994.

¿Crisis del capitalismo? ¿Crisis del mercado?

A menudo quienes aspiran o activamente se esfuerzan en construir “otra economía” –más justa, solidaria, no capitalista-, tienden a observar la economía dominante como experimentando una crisis profunda, y esperan que de algún modo sobrevenga un colapso, una demolición, una paralización del mercado, por efecto de su propio peso, de sus contradicciones internas, de sus crisis. Se piensa que cuando ocurra el colapso del mercado será el momento de “otra economía”. En presencia de lo que parece ser hoy el comienzo de una “gran crisis” económica, muchos anuncian que está a punto de verificarse el fin del capitalismo y, por tanto, que se abre la oportunidad para que la “otra economía” se despliegue como la gran solución.

Más allá de que palabras como “derrumbe” o “colapso”, aplicadas a la economía son solamente metáforas. El mercado no se detiene, no deja de funcionar, no se derrumba (a menos que sobrevenga una catástrofe que destruya la vida social, por causas exógenas al mercado como tal), por más que experimente crisis financieras y económicas de considerable envergadura. Porque el mercado es la interacción y la coordinación de las decisiones de producción, distribución y consumo que efectúan permanentemente las personas y sus organizaciones. Desde que existen, y mientras existan seres humanos y organizaciones, ha habido y habrá intercambios entre ellos, y el mercado seguirá funcionando.

El mercado es un ser vivo y cómo tal experimenta transformaciones que pueden ser muy profundas, estructurales. Las transformaciones más importantes y profundas, las experimenta el mercado cuando ocurren en la sociedad fenómenos que impactan profundamente la vida colectiva, tales como guerras (de las que hay que decir por macabro que parezca que siempre han sido motivo de desarrollo económico y social), devastaciones naturales, descubrimientos o conquistas de nuevos territorios, innovaciones tecnológicas de alto impacto, incorporación o agotamiento de importantes fuentes de energía, revoluciones sociales, instauración de un nuevo sistema político, etc. En tal sentido, es esencial comprender que el mercado se encuentra determinado, que no existe en sí mismo, que no funciona exclusivamente en base a sus propias dinámicas internas. El mercado es siempre un “mercado determinado”. En tal sentido, no puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en un abismo de decadencia catastrófica; pero ello no puede ocurrir por causas inherentes al funcionamiento del mercado mismo, sino por impactos exógenos.

>No obstante lo anterior, debe reconocerse que el mercado es capaz de resistir impactos exógenos muy fuertes, frente a los cuales reacciona conforme a sus propias dinámicas internas. Una guerra mundial o una guerra civil pueden alterar drásticamente la conformación del mercado y la participación en él de los sujetos, pero el mercado sigue funcionando en esos contextos modificados. El mercado sigue funcionando y reacciona con sus propias racionalidades cuando se producen catástrofes naturales, cambios tecnológicos, disminución de los recursos y fuentes de energía, etc.

Las dinámicas internas del mercado, en el sentido de sus ciclos, sus crisis y sus fases de expansión, los fenómenos de inflación y crecimiento, estancamiento o depresión, sus cambios a nivel de los sistemas e instituciones monetarias y financieras, sus procesos de concentración y distribución de la riqueza, son dinámicas que pueden impactar muy hondamente el funcionamiento de la producción, la distribución de la riqueza, los niveles de consumo y los ritmos de crecimiento. Pero por sí mismas, tales dinámicas no conducen a una interrupción del funcionamiento del mercado, no lo detienen, no lo hacen colapsar en el sentido de un edificio que se cae y del que sólo quedan escombros que recoger. Los cambios y las crisis más hondas que puede experimentar el mercado como efecto de sus propios desequilibrios y “contradicciones” no llevan a que el mercado como tal desaparezca ni deje de funcionar, aunque ciertamente podrán afectar muy seriamente los niveles riqueza y pobreza y condiciones de vida de las personas, las organizaciones y empresas, los pueblos, las naciones y los estados.

El mercado en su funcionamiento interno puede marginar e incluso expulsar a determinados sujetos que participan en él. Es más comparto el pensamiento sociológico de Bauman[1] que nos lleva al final a la conclusión de que los pobres son daños colaterales (como eufemísticamente se dice ahora) del sistema; sin pobres no hay clase media que fundamenta el capitalismo. De hecho, en el mercado las más grandes e importantes empresas pueden caer en bancarrota, los países más ricos pueden entrar en decadencia, otros pueden entrar en situaciones de gran pobreza y miseria, y muchísimas personas pueden perder todos sus bienes y recursos. Pero lo más seguro es que el mercado siga funcionando, con nuevos, con distintos, e incluso con menos integrantes; pero se ve menos afectado de lo que se cree, por lo que ocurra a tales o cuales individuos, a tales o cuales grandes empresas, a tales o cuales países.

En el mercado participan de hecho todos los sujetos, individuales y colectivos, todas las organizaciones e instituciones, todos los Estados y las comunidades, todos los países y las regiones. La participación de cada uno de estos sujetos, sin embargo, puede ser y de hecho es muy diferenciada, en cuanto unos participan más y otros menos, pero todos los sujetos fundamentan el sistema. Es más por duro que parezca el estado del bienestar es base y pilar del sistema capitalismo manteniendo los “daños colaterales” dentro de unos parámetros aceptables por la sociedad, formando parte de este sistema las Organizaciones No Gubernamentales, Tercer Sector, etc. como guardianes para que la pobreza no se extienda dentro del sistema.

Alguien (un sujeto individual o colectivo de cualquier nivel que sea, incluido un país, o un grupo de países de una región del mundo) podría “salirse” del mercado y seguir subsistiendo, pero ello implica dos condiciones básicas. Una, que se haga totalmente autosuficiente en el sentido de ser capaz de proveerse de todos los bienes y servicios que necesita; y dos, que limite sus necesidades exclusivamente a aquellas respecto de las cuales puede proveerse autónomamente de lo indispensable para satisfacerlas. Condiciones éstas que, si bien se las examina, implican sacrificios extremos para quienes intenten cumplirlas. “Otra economía” que quiera hacerse independiente de las dinámicas del mercado, deberá asumir los costos que ello implica, y entre sus participantes deberá construir su propio mercado, acentuando las interacciones e intercambios entre quienes la integran. En tales intercambios entre sus integrantes, como también en los intercambios que estos establezcan con los del mercado general, podrá manifestarse la racionalidad diferente que las caracteriza, en cuanto actúen y se relacionen manteniendo sus principios, sus valores, su ética y sus modos propios de comportarse. Esto vale también para países completos que pretendan independizarse del mercado y de su crisis, e incluso para grupos de países de una entera región.

[1] Zygmunt Bauman. “Tiempos líquidos”. Ed. Tusquets Editores, 2007. La expresión tiempo líquido, acuñada por Zygmunt Bauman, intenta explicar el tránsito de una modernidad «sólida» –estable, repetitiva– a una «líquida» –flexible, voluble– en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven de marcos de referencia para los actos humanos. Pero la incertidumbre en que vivimos se debe también a otras: la separación del poder y la política; el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito. Este nuevo marco implica la fragmentación de las vidas, exige a los individuos que sean flexibles, que estén dispuestos a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades. Bauman propone un acercamiento que no busca respuestas definitivas, “como quien tantea para ver si hace pie antes de lanzarse a un río que, sobre todo hoy, nunca es el mismo”.

Reflexiones sobre la estupidez económica humana

Aunque pueda parecer demasiado duro, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “Estupidez” como “Torpeza notable en comprender las cosas”. Y el ser humano, al menos desde mi punto de vista, parece no haber entendido que la economía es una ciencia social que se ocupa de las personas, de sus decisiones y acciones y no de la acumulación de capital ni de la distribución de los recursos escasos.

Y como muestra veamos unos paradigmas.

Paradigma a)

  • Las tres personas más ricas del mundo, Bill Gates, Carlos Slim y Warren Buffet[1] acumulan una fortuna de 120 billones de dólares.

  • El producto interior bruto de los 48 países más pobres del mundo asciende a 78,2 billones de dólares. Con él malviven 2.500.000.000 (dos mil quinientos millones) de personas.

Paradigma b)

La distancia entre los países más pobres de la tierra y los más ricos se ha incrementado en los últimos años.

  • 3 a 1 en 1820.

  • 11 a 1 en 1913.

  • 35 a 1 en 1950.

  • 44 a 1 en 1973.

  • 72 a 1 en 1992.

  • 106 a 1 en 1994.

  • 198 a 1 en 2008.

Paradigma c)

Del análisis de los gastos globales en el año 2008 (datos en billones de dólares), se destinaron 6 billion $ a educación básica en el mundo. El gasto en otros conceptos en el mismo ejercicio en billones de dólares fue de:

  • Cosméticos en los Estados Unidos 8

  • Agua y saneamiento en el Mundo 9

  • Helados en Europa 11

  • Salud reproductiva para todas las mujeres del Mundo 12

  • Perfumes en Europa y Estados Unidos             12

  • Salud básica y nutrición individual en el Mundo 13

  • Comida para mascotas en Europa y Estados Unidos 27

  • Entretenimiento de negocios en Japón             45

  • Cigarrillos (tabaco) en Europa             60

  • Bebidas alcohólicas en Europa             205

  • Drogas en el mundo 600

  • Gasto militar en el mundo 980

¿No es estúpido que destinemos más del doble a alimentar a las mascotas que a la salud y nutrición de las personas en el mundo?

Paradigma d)

Se estima que el número de parados en el mundo (donde existe el trabajo) a finales del año 2009 ascendía a 230 millones de personas, mientras:

  • El 64% de los empleados dicen que está deprimidos, ansiosos y que les gustaría trabajar en otro sitio.

  • El 74% de los trabajadores están desenganchados y se les cae el bolígrafo a la hora de terminar la jornada.

  • El 87% de los trabajadores no le encuentra ningún sentido a lo que hace y sólo trabajan por el salario.

Nietzsche dijo que “Quien tiene un porqué para vivir encontrará casi siempre el cómo”. Y Nelson Mandela acuñó la frase: “Together we’ll build a brighter future” (juntos vamos a construir un futuro mejor).

Y ahora como economista de profesión me pregunto ¿cuál es la aportación actual y cuál debería ser? El dicho dice que sabemos predecir el pasado maravillosamente, pero no tenemos ni idea del futuro. Parafraseando a Buchanan[2], esto es de sentido común, detenerse en algún momento en el andar y consultar un mapa, ver si se está dentro del camino. Después de todo, es responsabilidad profesional el que los propios economistas conozcan el objeto de su materia.

Y analizando al ser humano, una de las propensiones propias es el comercio y el intercambio. Los economistas deberían responder a ello y dejar a un lado la teoría de la asignación de los recursos. Siempre prevalece en la concepción económica, como uno de los problemas que los recursos son escasos, y el conflicto como el de asignación de los mismos a alternativas y fines que compiten entre sí. Aceptar esta idea equivale a aceptar un problema de la cantidad de recursos que es necesaria porque son limitados y es necesario decidir la asignación. Y así para que exista el primer mundo es necesario que exista el tercero asignando las políticas económicas los recursos escasos a: potingues, alimento para mascotas, etc. en el primer mundo, mientras que para el tercer mundo no quedan. No es posible que el ser humano crea que el centro de la decisión es la asignación de los recursos disponibles sino que debería centrarse en la decisión sobre que debe producirse en función de las necesidades de las personas, comerciarse e intercambiarse, si debe incrementarse la producción, mejoras, etc.[3], y si esto es así que lo primordial, lo primero no es asignar los recursos escasos sino la decisión (ante todo que todas las personas tengan cubiertas sus necesidades básicas: alimentación, higiene, salud primaria,…). Hay que hacer las “cosas buenas”.

Pero nada es gratis, y como dice la metáfora del gusano, no hay cambio sin esfuerzo. No hay cosas buenas sin trabajo. Y en la época de adelgace sin esfuerzo, inglés sin esfuerzo, gane dinero sin esfuerzo, haga gimnasia sin esfuerzo (hagan la prueba y pongan la palabra “sin esfuerzo” en cualquier buscador de internet), cuando menos resulta arriesgado hacer una propuesta de cambio cultural que supone el desempeño de todos, máxime cuando los movimientos culturales son complejos y la movilidad de los supuestos básicos es difícil. Por tanto nos queda movilizar a la sociedad (entendida como un sistema), de cuadrante, pasando de misionero a cualquiera de los planos efectivos.

[1] Warren Buffet ha acuñado distintas frases. Una de ellas es “El precio es lo que se paga. El valor es lo que se obtiene.”

[2] James M. Buchanan. “Qué deberían hacer los economistas”. http://www.eumed.net/cursecon/textos/Buchanan-economistas.pdf. Website: www.eudmet.net

[3] Itamar Rogovsky lo denomina hacer las cosas con eficiencia o hacer las cosas buenas. Máster de Valladolid. Sesión del día 12 de marzo de 2010.