Interesante programa de La 2 sobre el festival de teatro de Almagro sobre lope y Cervantes
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Os dejo esta actuación teatral del Grupo Oria con la obra El Conde Burra
Es curioso como la historia se repite, y como los humanos a veces parecemos zahorís adelantándonos a cosas que pasarán. En esta ocasión os dejo un recuerdo del Grupo Oria, el grupo de teatro amateur de Granátula, representando un ladrón que intenta huir, y es atrapado por la Guardia Civil.
Quién iba a decir que en nuestros días los ladrones viven en Granátula y roban entrando por los balcones. Un hecho lamentable, que solo se corregirá cuando los enjaulen en la cárcel o el pueblo los expulse.
Os dejo las fotos.
Teatro amateur en Granátula de Calatrava. La asociación de jubilados puso en escena esta obra de teatro.
D. Pedro Muñoz Seca, celebre autor de La venganza de D. Mendo, vivía en Madrid, en una finca de la C/ Velázquez, y con pocos días de diferencia fallecieron los porteros de dica finca, una venerable pareja de ancianos, querida y respetada por todos, fueron enterrados juntos, y uno de sus hijos, le pidió a Muñoz Seca que le escribiera un epitafio para sus padres y éste, cumplió el encargo y le escribió el siguiente verso:
Fue tan grande su bondad
Tal su generosidad
Y la virtud de los dos
Que están con seguridad
En el Cielo, junto a Dios
En aquella época, los epitafios de las lápidas debían ser aprobados por el Obispo de la diócesis, y el de Madrid no lo aprobó, diciendo que Muñoz Seca no era quien para decir que los difuntos estaban en el cielo junto a Dios. Muñoz Seca, entonces, rectificó y escribió este otro epitafio:
Fueron muy juntos los dos,
El uno del otro en pos
Donde siempre va el que muere….
Pero no están junto a Dios,
Porque el Obispo no quiere.
El obispo se enfadó y envió un escrito a Muñoz Seca:
“Ni yo ni ningún representante de la Sta. Iglesia, intervenimos para nada en el destino de los difuntos, por tratarse de un misterio inescrutable, que ni usted, a pesar de su buena voluntad, ni nosotros estamos capacitados para aclarar”.
Muñoz Seca volvió a rectificar y escribió el epitafio definitivo:
Flotando sus almas van
Por el éter débilmente,
Sin saber que es lo que harán
Porque desgraciadamente
Ni Dios sabe donde están.