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Entrevista de la Plataforma de ONG sobre el nuevo Plan de Contabilidad para Entidades Sin Fines Lucrativos

Entrevista a Juan Jesús Donoso – Plafaforma de ONG

Director Económico de Cruz Roja Española. Licenciado en Ciencias Económicas, Diplomado universitario en Ciencias Empresariales. Formación completada con distintos estudios universitarios, máster y estudios de posgrado:

  Master en Consultoría y Desarrollo Organizativo por la Universidad de Valladolid.

  Master de auditoría financiera por la UNED (que habilita al acceso a la profesión),

  Master en Dirección Económico – Financiera por la Universidad Oberta de Cataluña UOC y

  Master en Análisis Financiero, Fiscalidad y Legislación Laboral también en la UOC y

  Programa de Liderazgo e Innovación Social en ESADE.

  En ESADE también el Programa de Dirección en Organizaciones no Gubernamentales.

  Actualmente estoy cursando en IESE el Programa de Gestión Estratégica y Liderazgo Social.

En el terreno de investigación forma parte de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas, grupo de Entidades sin Fines Lucrativos, donde se mantienen distintas líneas de trabajo e investigación con el objetivo de publicar periódicamente documentos de análisis, mejora, etc. sobre este grupo de entidades.

En el ámbito contable forma parte del grupo de trabajo del Plan General de Contabilidad para Entidades Sin Fines Lucrativos creado por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas.

 

1-      ¿Qué beneficios va a aportar el nuevo plan general contable a las ONG?

La presencia de las entidades sin fines de lucro cada vez más importante y el aumento del peso económico relativo, en los países más desarrollados y también en los que están en vía de desarrollo, ha llevado a una demanda creciente de información y transparencia sobre las actividades que realizan y el modo y empleo de los recursos y medios que gestionan. Una contabilidad que refleje la imagen fiel es imprescindible para el buen gobierno de las entidades sin fines de lucro.

No podemos dejar a un lado la repercusión que el beneficio tiene sobre la vida de una Entidad Sin Fines Lucrativos (ESFL). Podría argumentarse que en ausencia de ánimo de lucro el riesgo de descapitalización no llegaría a darse puesto que no hay distribución de dividendos alguna. Sí embargo el excedente mide si estas organizaciones han vivido dentro de sus posibilidades. Y esto es así porque tanto las lucrativas como las no lucrativas tienen que equilibrar sus entradas y salidas si quieren sobrevivir. Así se entiende que el equilibrio en las empresas se consigue cuando los ingresos cubren los costes incluidos los de capital, mientras en las ESFL el equilibrio se consigue cumpliendo unos presupuestos equilibrados y obteniendo el excedente suficiente para mantener e incrementar el inmovilizado necesario para sus actividades, así como las exigencias de financiación derivadas de las diferencias temporales entre los cobros y los pagos que emanan del presupuesto equilibrado de ingresos, gastos e inversiones. La formulación de la cuenta de pérdidas y ganancias, o excedente como se denomina en la terminología de las entidades sin fines de lucro, no tiene sentido reportando poca utilidad o ninguna para medir la actuación de la organización respectiva.

Los agentes económicos que aportan los recursos de la entidad, son normalmente distintos de los beneficiarios de los servicios prestados por ésta, por lo que los primeros no condicionan su donación basándose en la satisfacción experimentada en el disfrute de tales servicios, sino en otro tipo de percepciones que les aporten una medida sobre la calidad y oportunidad de las actividades de la entidad. El acceso a este tipo de percepciones debería formar parte de los objetivos de información presentes en sistema de información contable de éstas.

La evaluación de la eficacia de las entidades sin fines de lucro dependerá de las actividades ejecutadas en un determinado período de tiempo y de la previsión de las mismas en un futuro. Así la contabilidad deberá reflejar esta información, registrando las variaciones sucedidas en su patrimonio como consecuencia de la realización de actividades y compromisos asumidos, rindiendo cuentas sobre los objetivos presupuestados y los alcanzados. Las variaciones patrimoniales son cambios cualitativos y cuantitativos provocados en el patrimonio, por diferentes hechos o actos ciertos o con alta probabilidad de ocurrencia, cuantificables objetivamente en moneda, en el desarrollo de su fin social.

Antes hemos nombrado la palabra capital. Aquí realizamos la mención expresa ya que otra de las características principales de las Entidades sin fines lucrativos no es la ausencia de capital, sino que éste no es propiedad de nadie y por tanto no existen participaciones sobre el mismo:

–              Su capital no es propiedad de personas interesadas en su rentabilidad económica. La protección de la inversión no es un objetivo que deba estar presente en la contabilidad de estas entidades.

–              Su capital dejó de pertenecer al patrimonio del fundador y posteriores donantes para personificarse en otro autónomo, afecto a la realización de un fin. La obtención de información sobre el grado de cumplimiento de tales fines, es información relevante para los aportadores.

La adaptación del plan general de contabilidad a las entidades sin fines lucrativos no se aparta en lo fundamental del plan general, pero a la vez introduce aquellos desarrollos y precisiones necesarios en función de la naturaleza no lucrativa y de la actividad desarrollada por estas entidades.

Los criterios de reconocimiento y valoración se adaptan en función de la naturaleza singular de los activos destinados al cumplimiento de los fines no lucrativos, lo que exige eliminar la referencia a la obtención de beneficios o rendimientos económicos, por la generación de rendimientos aprovechables en su actividad futura, y por tanto la no generación de flujos de efectivo no es condición de valoración en tanto y en cuanto el bien o derecho incorpora un servicio para los usuarios y beneficiarios de la entidad.

 

2-      ¿Con qué dificultades se pueden encontrar las Entidades Sin Fines Lucrativos a la hora de realizar su contabilidad? ¿Dónde tendrán que prestar mayor atención?

La aplicación del plan no tiene por qué  suponer mayores dificultades, ya que hasta la fecha se venía aplicando el Plan Contable  General y la anterior adaptación. El nuevo Plan General para Entidades Sin Fines Lucrativos, recoge y sistematiza las normas que ya se venían aplicando, y aclara, como ya se ha expresado en el punto anterior, aquellos criterios que son específicos.

También ante la dispersión existente y la interpretación de los protectorados sobre el plan de actuación, se consideró oportuno elaborar un modelo general de plan de actuación, que sirviera de referente, evitase dudas y dotase homogeneidad a la información facilitada por estas entidades.

¿Dónde prestar más atención? Quizás por la novedad en el nuevo modelo de cuenta de resultados. Fue objeto de debate dentro del grupo dotar de contenido al citado documento de una información que era relevante, con el objetivo de cumplir con la imagen fiel, sustituyendo la clásica cuenta de resultados.

 

3-      El Real Decreto aprobado solo contiene aquellas normas que sufren modificaciones respecto a lo establecido en el Plan General Contable ¿Cuándo está previsto que el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) apruebe y publique el texto refundido?

La disposición adicional primera habilita los desarrollos normativos futuros. En particular se confiere al Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) para que elabore mediante resolución, un texto que refunda el presente Plan de Contabilidad y el Plan de Pequeñas y Medianas entidades sin fines lucrativos, con el objetivo de proporcionar un marco operativo único que contenga todos los elementos necesarios para el registro de las operaciones que puedan realizar incluidas las que se deriven, en su caso, de la actividad de carácter mercantil o con ánimo de lucro. Por tanto el plazo de su publicación será corto.

Llegados a este punto no me gustaría pasar por alto el debate y la polémica que hubo en el grupo de trabajo del ICAC, como es que una entidad sin ánimo de lucro pudiera hacer actividades mercantiles o con ánimo de lucro. En particular mi opinión niega la mayor: una entidad sin ánimo de lucro no puede tener ánimo de lucro.

La denominación de Entidades sin fines de lucro, contiene precisamente la característica más importante: la ausencia del ánimo de lucro. Por tanto, la finalidad primordial de su contabilidad no será registrar correctamente los resultados económicos obtenidos en su actividad –beneficios o pérdidas en su aceptación más tradicional-, sino la de recoger y explicar las variaciones que sufre su patrimonio como garantía para su estabilidad, los compromisos asumidos y la cobertura estimada para su cumplimiento y, fundamentalmente, los logros propuestos alcanzados y el grado de realización en el ejercicio de las actividades sociales emprendidas.

En la interpretación tradicional hasta ahora se entiende que dentro de una entidad sin fines lucrativos coexisten actividades lucrativas o mercantiles con otras que no lo son. Si la definición de No lucrativa es que el resultado económico si existe no se reparte entre los accionistas o propietarios, el corolario resultante es que en una entidad sin fines lucrativos existen actividades que no reparten beneficios a sus propietarios y otras que sí van a generar dividendos, llegando al absurdo en esta deducción ya que ni hay dueños ni por ende se reparte remuneración alguna a los propietarios  puesto que éstos no existen. La mayor niega la menor dejando sin validez la división impuesta por la visión fiscal, siendo todas las actividades no lucrativas y llegando a la conclusión de que es la entidad la que tiene o no fines lucrativos y no las tareas que desarrolla.

 

4-      ¿Qué diferencias existirán entre el tradicional balance de resultados y la actual cuenta de resultados o cuenta de variaciones patrimoniales?

La principal diferencia radica en que el nuevo estado es expresión del resultado total de la entidad, por diferencia entre las aportaciones y disminuciones de la dotación fundacional o fondo social, y de los ingresos y gastos, tanto de los contabilizados formando parte del excedente del ejercicio, como de los incluidos directamente en el patrimonio neto a la espera de su posterior reclasificación al excedente.

Se rinden cuentas no sólo de lo que ha pasado en el ejercicio, medido como los gastos acometidos en el año menos los ingresos imputados en el ejercicio, sino también de los fondos obtenidos en el ejercicio y que aún no han sido aplicados a la finalidad. Por tanto no sólo se sirve la información sobre el excedente del ejercicio sino que también, y en el mismo documento, sobre los fondos obtenidos totales lo que facilita el conocimiento sobre la viabilidad de la entidad ya que supone la financiación de los proyectos en el futuro, así como si los fondos entran y salen y por tanto rotan en un plazo de tiempo razonable en función de las actividades que realiza.

 

5-      ¿Cuál es el baremo que permitirá clasificar a las organizaciones en grandes, pequeñas y medianas o en microentidades?

En el plan se prevé la aplicación a determinadas entidades del plan de contabilidad para pequeñas y medianas empresas (PYMES) y en su caso los criterios aplicables por las microentidades que allí se contienen.

Para aplicar el plan “Pymes” una entidad sin fines lucrativos, cualquiera que sea su forma jurídica, deberá cumplir al menos dos de los siguientes requisitos durante dos ejercicios consecutivos, a la fecha de cierre:

–          Que el total de las partidas del activo no supere los dos millones ochocientos cincuenta mil euros.

–          Que el importe neto de su volumen anual de ingresos no supere los cinco millones setecientos mil euros, entendido el mismo como suma de los ingresos de la entidad por la actividad propia y, en su caso, del importe neto de la cifra anual de negocios de la actividad mercantil.

–          Que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no sea superior a cincuenta.

En ningún caso podrán emplear el plan “Pymes” aquellas entidades que formen parte de un grupo que formule o debiera formular las cuentas anuales consolidadas o que su moneda funcional sea distinta del euro.

Si en la aplicación del Plan “Pymes” surgiera una operación cuyo tratamiento contable no está recogida en él, deberá remitirse a las normas y apartados del Plan General de Contabilidad con la excepción de los relativos a activos no corrientes y grupos enajenables de elementos mantenidos para la venta, en ningún caso aplicables. 

Los criterios específicos aplicables a las microentidades sin fines lucrativos siguen el mismo esquema que el anterior, al cumplimento a la fecha de cierre durante dos ejercicios consecutivos, de al menos dos de las siguientes circunstancias:

–          Que el importe de las partidas del activo no supere los 150.000 euros.

–          Que el importe del volumen anual no supere los 150.000 euros, incluyendo la misma suma que en el caso “Pymes”.

–          Que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no sea superior a cinco.

 

6-      ¿Qué modelo seguirán las microentidades?

Las microentidades aplicarán las adaptaciones en la medida que cumplan con los criterios, ya que supone una facilidad en los criterios contables a aplicar, la elaboración de las cuentas anuales simplificadas, memoria también simplificada y la no obligatoriedad de determinada información como es la de flujos de efectivo.

 

7-      ¿Cómo se aplicará este nuevo Plan a las redes de entidades, deberán formular de manera voluntaria cuentas anuales agregadas o combinadas, o tendrán que aplicar las normas de formulación de cuentas anuales consolidadas?

El plan de contabilidad prevé que las fundaciones de competencia estatal puedan participar en sociedades mercantiles y, en consecuencia, y así que se les atribuya el control en  los términos previstos en el artículo 42 del Código de Comercio. En estos casos la ley de fundaciones de competencia estatal, 50/2002 de 26 de diciembre, en el artículo 25.9, y su reglamento de desarrollo imponen a estas entidades la obligación de consolidar.

Una red de entidades sin fines lucrativos es “una estructura organizada de entidades sin fines lucrativos, que tiene por objetivo la cooperación para el mejor ejercicio de sus fines sociales”.

Las entidades sin fines de lucro pueden establecer vínculos de cooperación con otras entidades sin fines lucrativos para el mejor ejercicio de sus fines sociales, evidentemente distintas al de la propiedad puesto que en estas entidades no existe el capital, como es el control o gestión comunes, la utilización de un nombre común –como marca-, compartir políticas, procedimientos de calidad, estrategias o recursos profesionales o del voluntariado (incluyendo la financiación e inversión). Estas redes de entidades pueden constituir grupos que no están obligados a consolidar, pero que sí pueden optar por hacerlo. En ese caso deberán seguir las Normas para la Formulación de Cuentas Anuales Consolidadas aprobadas por el Real Decreto 1159/2010, de 17 de septiembre.

Otra visión sobre la magnanimidad de Europa, perdón alemana y francesa, con Grecia

Como diría un amigo, yo ¡de mayor quiero ser como tú! Este es el primer pensamiento que se me viene a la cabeza después del desayuno del pasado día 2 de noviembre del referendum de Grecia. Solo conociendo que Papandreu es hijo y nieto de político se puede entrever el perfecto giro que ha puesto contra la palestra a la Unión Europea, dando la vuelta completamente a la tortilla. Voy desgranando poco a poco este pensamiento.

Como si fuéramos niños, o quizás personas que necesitamos tener a un César o a un Dios que piense por nosotros, así se han llevado las negociaciones entre Europa y Grecia. Y digo esto porque no nos engañemos, no es la Unión Europea quien ha negociado, sino los césares que piensan por toda Europa y los que tienen el control del mundo, la señora Merkel y Sarkozy quienes se reúnen y deciden ser los salvadores del Euro, de la Unión y de Grecia. Mientras el resto de dirigentes de la Unión Europea, incluido los ingleses, tragan saliva. Y además tienen la desfachatez de hacernos creer que esto es un problema de los europeos. Permítaseme decirles a ambos, Merkel y Sarkozy, esto es falso. Y se puede decir más fuerte pero no mas claro.

Y esto es así porque cuando alguien presta dinero a alguien asume el riesgo de todo contrato de este tipo, la falta de pago y por tanto el posible quebranto derivado del que el deudor no pueda hacer frente al pago. En este punto hay que contestar la pregunta ¿a quién debe Grecia todo el dinero que está encima de la mesa? A entidades privadas, a bancos, eso si en la gran mayoría Alemanes y Franceses. Con la iglesia hemos topado querido Sancho, decía don Quijote. Es decir el rescate no trata de salvar a Grecia, sino de salvar con dinero público a los bancos de nuestros queridos Césares, eso si haciéndonos ver todo lo contrario y poniendo el dinero entre todos.

No puedo entender como los demás países de la Unión, incluida España en este caso, somos comparsa de este teje maneje de alemanes y franceses. Si los bancos de esos países han prestado dinero a Grecia y esta no puede pagar, quien tiene el problema son los prestamistas, quienes deberían asumir en sus cuentas las pérdidas generadas por esos fallidos. Y si tienen que quebrar esos bancos, pues en todo negocio quien asume el riesgo asume la rentabilidad del mismo. Y al final resulta que es un problema Europeo.

Y ahí es donde surge el político. Papandreu saca de su bolsillo algo que hace temblar a los Césares. Un referendum que hace cambiar la posición negociadora. La oferta de la quita del 50% de la deuda, el recorte y la austeridad durante décadas y el pago del otro 50% con sus intereses que en ese amplio período resultaran de una cuantía que calculada hace temblar; resulta algo intragable para los Griegos. Décadas de recesión, sin posibilidad de crecimiento, y devolviendo el dinero que si bien fue recibido, no es menos cierto que fue prestado también a cambio de tener un mercado en el que vender los productos alemanes y franceses. Un referéndum que dice a los Césares, su oferta puede guardársela (seremos correctos) donde ustedes estimen oportuno.

Y hete aquí ante un G20 donde los Césares iban a ser los ángeles salvadores, pasan a estar en manos del señor Papandreu en una cena, no se si opípara, pero seguro que indigesta para éstos. Además el referéndum se plantea como una consulta al pueblo para decidir si aprueban el plan de salvación, no discutiendo la continuidad en el euro.

Surgen los mirlos cantores, no sabe lo que hace Papandreu, la salida del euro supondría su ruina… etc., etc., etc. Dejenme que haga un razonamiento sobre ello desenpolvando la teoría económica. Lo primero que hay que decir es que el órdago Papandreu lo pone encima de la mesa una vez que ha recibido 200.000 millones de €, bueno todos no que ahora dicen muy gallitos en Europa, pues no te pago los 8.000€ que te quedan por cobrar. Pero es más, ¿qué supondría a Grecia volver al Dragma? Evidentemente una devaluación tremenda, empobrecimiento, y que sus artículos y productos sean muy baratos y asequibles en el mundo entero. Vaya, esto quiere decir que hay posibilidad de crecimiento, y que si bien en un primer momento todos los Griegos serán más pobres también hay un horizonte, más o menos cercano de giro económico. Claro que entonces surgirían los cantos, de se introducen aranceles a los productos griegos, pero si resulta que los griegos son compradores netos, compran más productos que venden ¿quién pierde el mercado y ventas? Alemanes y franceses. Entonces serán magnánimos y no se introducirán esos aranceles por el bien de los griegos (permítaseme este eufemismo).

Otros mirlos he escuchado que decían, pues se les expulsa del Euro y que paguen todo lo que le deben. Esta es la mejor solución. Los griegos dirán, no hay problema. ¿Cuánto te debo? Eso sí, yo solo tengo dragmas, por tanto mi deuda la pago en esta moneda. Y da igual la cifra que pongan. Se da orden al banco Griego que imprima el papel suficiente para el pago de hasta el último céntimo de la deuda. Total, un poco más de papel impreso y ya está. Que se produce una devaluación mayor aún del dragma, esta no será infinita, y pasado el primer momento y la inflación inicial, se estacionalizará y permitirá vender productos a todos los países del mundo.

Papandreu ha dado un golpe mágico en la mesa. Y ha vuelto la negociación a su favor. A favor de los griegos. Y ha dejado bien claro a los césares que todo tiene un límite, que los ángeles salvadores no existen. Si hubiera sucedido esto hace unas décadas de años se hubiera resuelto de otra manera, una guerra europea y a la conquista de Grecia. Verdad qué esto les suena. Pero ahora estamos dentro de un club que ha permitido la paz y estabilidad en la vieja Europa. Sólo nos queda eliminar los césares y pensar, que por mucho que Grecia tenga culpa de endeudarse, de falsear los datos económicos, etc. el problema está en que no existe ese club de iguales donde todos se desarrollan. Y de pillo a pillo y tiro porque me toca.

Reflexiones sobre la economía española

Unas reflexiones en voz alta. Dejemos de echar la culpa a la crisis internacional, tenemos dentro los suficientes desequilibrios económicos y estructurales. Hemos crecido si, el milagro español, pero debiendo todo y así nuestra deuda es del 160% del PIB; y esto es así porque nadie en España ahorraba y el dinero tenia que venir de fuera (es mas el dinero era algo que se regalaba, si regalado. ¿Cómo?. Sencillo la tasa de inflación superior a los tipos de interés).

Y así adaptamos la estafa piramidal a la economía. Mientras todo sube se mantiene pero ¿Y cuando no crece?

Pobre del ultimo que se ha quedado con la ilusión de riqueza en un piso. Claro pero si la inversión inmobiliaria nunca baja, decían los mirlos cantores, mientras vendían pisos bajo planos y regalaban el dinero para su pago, los muebles, el coche y unas vacaciones.

Y cuando la economía cae y la burbuja revienta en lugar de cortar la zona herida le ponemos un parche. Y así en lugar de sanear, haciendo que afloren en los balances de los bancos y cajas los activos que tienen a precio de mercado, cosa por otra parte que tienen que hacer el resto de los mortales provisionar las perdidas, nos inventamos la capitalización, con un pequeño problema y es que el valor a capitalizar es falso dado que el activo no sabemos cuanto vale. Una colación fácil aquí, habrá crédito cuando el activo de los bancos llegue al valor que tiene en libros, y como esto no se cumple no habrá crédito en años hasta que el valor de terrenos y edificios suba. Pero, si no hay crédito no se venden. ¿Pescadilla que se muerde la cola?

Y mientras mas del 22% en paro. Y entiendase lo que voy a decir ahora. Eso es lo único racional de todo. ¿Y eso? No se trata solo de que ya no haya ladrillo, que también, sino de que en la época de bonanza nuestra productividad iba cayendo año a año. Y así la economía lo que ha hecho es arreglar este problema de un plumazo, eso si en lugar de con un incremento de la misma por el aumento de la producción, porque producimos lo mismo pero con menos personal.
Y de difícil arreglo, el empleo, porque nada volverá a ser como antes. Queda pendiente por tanto la reindustrializacion y reagrarizacion con alto valor añadido de España, basada en el I+D

Otra medida también a largo plazo. También como la de ordenar el mercado interior dentro de España eliminando las trabas que ya no existen dentro de la unión europea, o el coste del sistema administrativo del Estado, mercado de trabajo… (o mejor dicho el poder de sindicatos y centrales de empresarios).

Reflexiones en voz alta de lo que en mi opinión mejoraría nuestra económia.

¡Qué paren el sistema que yo me bajo!

En casa después de un duro día de trabajo, releía un correo electrónico que me había enviado una amiga, y que hacía moneda_quijotereferencia a un artículo publicado por el diario francés Le Monde. Una crónica que desde mi punto de vista no tiene desperdicio y que, sin conocer muy bien por qué, el periódico galo se había fijado en una provincia española con un peso relativamente bajo dentro del conjunto del estado. Y más sorprendente aún se deslizaban sus palabras alrededor del aeropuerto de ciudad real, y no había tenido impacto ni se había publicado nada notable sobre el mismo en esos días en la prensa de este país con piel de toro.

El extracto que el propio periódico exhibe en su publicación del día 27 de junio es el siguiente:

Une triste illustration de la dérive des finances publiques

DÉCLARÉ d’intérêt régional, l’aéroport privé de Ciudad Real Central a été soutenu, dès l’origine, par le gouvernement autonome de Castille-La Manche et par sa caisse d’épargne, Caja Castilla-La Mancha (CCM), en faillite depuis un an. Pour caricatural qu’il soit, l’exemple de cet équipement aéroportuaire surdimensionné illustre la dérive des finances publiques de ces dernières années dans les 17 communautés autonomes du pays. En mai, l’agence de notation financière Standard & Poor’s s’est inquiétée du « taux de croissance des dépenses historiquement haut » des régions espagnoles et de « leur désir avéré de mener des programmes ambitieux de dépenses » ces dernières années.

Ciudad Real, terminal fantôme

Flambant neuf, le premier aéroport privé d’Espagne, construit pour recevoir 2,5 millions de passagers par an, agonise au rythme d’un vol par jour. Fermin et Carmen Delgado peuvent dormir tranquilles. La sieste de ces deux octogénaires ne sera pas troublée par le vrombissement des avions. Leur village, Villar del Pozo, est pourtant situé à 400 mètres à vol d’oiseau de l’aéroport international de Ciudad Real, dans la région de Castille-La Manche. Comme tous les riverains, ils en redoutaient les nuisances sonores : « Un peu plus, ils nous faisaient la piste au milieu de la place », pestait le couple à la veille de l’inauguration, en décembre 2008.

Un triste ejemplo de la deriva de las finanzas públicas

Declarado de interés regional, el aeropuerto privado de Ciudad Real Central fue apoyado desde el principio por el Gobierno Autónomo de Castilla-La Mancha y su caja de ahorros Caja Castilla-La Mancha (CCM), en bancarrota el año pasado. Una caricatura de lo que sucede es el ejemplo de este equipo el aeropuerto sobredimensionado, e ilustra la tendencia de las finanzas públicas en los últimos años en las 17 de las comunidades autónomas en el país. En mayo, la agencia de calificación financiera Standard & Poors mostró la preocupación sobre la «tasa históricamente alta de crecimiento del gasto» en las regiones españolas y » el demostrado deseo de llevar a cabo ambiciosos programas de gasto» en los últimos años.

Ciudad Real, Terminal fantasma

Flamante y nuevo, el primer aeropuerto privado de España, construido para recibir 2,5 millones de pasajeros al año, agonizando al ritmo de un vuelo por día. Fermín Delgado y Carmen pueden estar tranquilos. La siesta de los dos octogenarios no se verá afectada por el rugido de los aviones. Su pueblo, Villar del Pozo, sin embargo, se encuentra a 400 metros en línea recta desde el aeropuerto internacional de Ciudad Real, Castilla-La Mancha. Al igual que todos sus paisanos temían la contaminación acústica: «Un poco mas y nos hacen la pista en medio de la plaza», criticó la pareja en la víspera de la inauguración en diciembre de 2008.

Son sólo extractos del reportaje demoledor, sobre el aeropuerto de Ciudad Real, del que además se pueden extraer ideas como las siguientes:

 Se trata de un equipamiento de última generación con una de las pistas más largas de Europa (4 kilómetros) capaz de permitir el aterrizaje de un Airbus A380, el avión comercial más grande del mundo. Las instalaciones están dimensionadas para acoger un volumen de dos millones y medio de pasajeros al año. Para gestionarlo hay 91 trabajadores directos más unos 200 de  diversas empresas concesionarias.

Hoy un silencio sepulcral reina en la inmensa nave de salidas -escribe el reportero del diario parisiense-. El caso es que el aeropuerto de Ciudad Real nada más que tiene tres vuelos semanales gracias a una subvención pública. La cafetería prácticamente solo sirve para servir el almuerzo a los mismos trabajadores que lunes, miércoles, jueves y sábados son las únicas personas que dan vueltas por los pasillos en todo el día.

Una obra de esta magnitud ha necesitado invertir de entrada 500 millones de euros. Buena parte de ellos los ha puesto o los va a poner Caja Castilla La Mancha, que ha sido intervenida por el Banco de España y ha sido avalada con 9.000 millones de euros de dinero público. Ahora la Junta de Castilla-La Mancha ha inyectado al aeropuerto 140 millones más, que irán a compensar las pérdidas enormes y constantes. Ciudad Real tiene 75.000 habitantes,  cifra insuficiente a todas luces para tener un aeropuerto de esta envergadura, y no cuenta con ciudades cerca de ella que justifiquen la necesidad del mismo, ni de esa talla. Dispone de estación de AVE y aeropuerto internacional.

¿Quién tuvo intereses en este proyecto que no beneficia a nadie? La contestación es clara, el beneficio estuvo en su construcción, averigüemos quienes la promocionaron y conoceremos quienes se beneficiaron de ella y tendremos las razones de su sinrazón. La buena nueva es que al menos generó empleo mientras se hizo la obra.

Mi amiga me decía después de leer todo lo anterior: «Dan ganas de llorar. ¡Qué impunidad!, ¡Qué indefensión tenemos los ciudadanos! Da ganas de decir aquello de «…que paren el mundo que me apeo».

Mientras yo pensaba que todo era peor. Y mi reflexión no era otra sino que encima todo esto se publicaba en un periódico de otro país mientras en el nuestro no había ni un comentario. Y claro me llevaba a la conclusión, quien sabe si errada o acertada, de decir que lo que está fallando es el sistema, ese que tiene dentro de sus principios todo lo necesario para que estas situaciones se vean como normales. Poco importa si un aeropuerto privado, sólo tiene de privado el nombre. Porque aunque existan personas resulta que el dinero para la financiación se ponía desde la caja de ahorros de todos los castellanos manchegos, y una vez intervenida desde el dinero de los impuestos de todos los españoles. ¿En qué quedamos, en que es privado o público?

Y esto sucede en una provincia cuyo peso económico es relativo en el conjunto de la economía española -me decía a mí mismo- no quiero imaginar lo que puede suceder en el resto. Y ahí me vino la imagen de lo que había sido noticia unos días atrás, «Zapatero niega a Gallardón su petición de refinanciar la deuda que vence a 31 de diciembre». Madrid con 7.145 millones de € de deuda, que así dicha así pudiera parecer más pequeña, pero que traducida a las antiguas pesetillas es de 1,2 billones de pesetas (y billón no americano sino español, millón de millones), buena parte de la cual obedece a una obra faraónica -como es la de la calle 30- que no arroja ningún beneficio económico ni incrementa la productividad ni el empleo. Bueno no hay que ser tan tajante, en los terrenos que quedan por encima de la M-30 irán dos «chiringuitos» que podrán las servilletas de tela según orden municipal, y que darán empleo a 8 ó 10 personas.

¿Increíble? ¡No, real! Los romanos acuñaron la frase de pan y circo. Y nosotros la hemos simplificado, con circo es suficiente. Y lo peor es que estamos tan felices los ciudadanos, no hay respuesta, por no haber no hay ni movimiento ciudadano, porque el político y sindical murió hace tiempo dentro del propio sistema. Eso sí, tenemos a «idolín», al fútbol y a su santidad… a la tele… y los programas rosas hasta en la sopa… ¡qué felices que somos sabiendo que la famosa de turno va al gimnasio, y fíjate que la pillaron con otro! O escuchando que ese famosillo sé cepilló a otro,  ¿cepillar, serían los dientes con pasta dentífrica? ¡Eso sí mi equipo es mejor que el tuyo! Claro que mi equipo está formado por 20 millonarios en calzoncillos que corren detrás de un balón. Va a ser verdad la frase romana de pan y circo, el pan para unos pocos y el circo para el resto.

¡Qué paren el sistema que yo me bajo!

Economía: Cuestión de sistema

David, un amigo galego, me envía un correo electrónico sobre la economía. Y aqui os dejo esta visión sobre la misma, en tono de humor.

Economía… todo depende del sistema… ¿Quién, cómo, cuántas, para qué… ordeña la vaca?

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Socialismo:
Tú tienes 2 vacas.
El estado te obliga a darle 1 a tu vecino.
Comunismo:
Tú tienes 2 vacas.
El estado te las quita y te DA algo de leche..
Fascismo:
Tú tienes 2 vacas.
El estado te las quita y te VENDE algo de leche.
Nazismo:
Tú tienes 2 vacas.
El estado te las quita y te dispara en la cabeza.
Burocratismo :
Tú tienes 2 vacas..
El estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
Capitalismo tradicional
Tú tienes 2 vacas. Vendes una y te compras un toro. Haces más vacas.
Vendes las vacas y ganas dinero.
Capitalismo moderno:
Tú tienes 2 vacas.
Vendes 3 de tus vacas a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco.
Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes las 4 vacas de vuelta, con exención de impuestos por 5 vacas. La leche que hacen tus 6 vacas es transferida mediante intermediario a una empresa con sede en las Islas Cayman que vuelve a vender los derechos de las 7 vacas a tu compañía. El informe anual afirma que tu tienes 8 vacas con opción a una más. Coges tus 9 vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente tus 10 vacas trozeadas. Curiosamente durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú sólo tienes 2 vacas.
Economía japonesa:
Tú tienes 2 vacas. Las rediseñas a escala 1:10 y que te produzcan el doble de leche. Pero no te haces rico. Luego ruedas todo el proceso en dibujos animados. Los llamas ‘Vakimon’ e incomprensiblemente, te haces millonario.
Economía alemana:
Tú tienes 2 vacas. Mediante un proceso de reingeniería consigues que vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen solas. Nadie cree que tenga ningún mérito.
Economía rusa:
Tú tienes 2 vacas.
Cuentas y tienes 5 vacas.
Vuelves a contar y te salen 257 vacas
Vuelves a contar y te salen 3 vacas.
Dejas de contar vacas y abres otra botella de vodka.
Economía china:
Tú tienes 2 vacas.
Tienes a 300 tíos ordeñándolas.
Explicas al mundo tu increíble ratio de productividad lechera.
Disparas a un periodista que se dispone a contar la verdad.
Economía iraquí:
Tú no tienes vacas.
Nadie cree que no tengas vacas, te bombardean y te invaden el país.
Tú sigues sin tener vacas.
Economía suiza:
Hay 5000000000 vacas
Es obvio que tienen dueño pero nadie parece saber quién es.
Economía francesa:
Tú tienes 2 vacas.
Entonces te declaras en huelga, organizas una revuelta violenta y cortas todas las
carreteras del país, porque tú lo que quieres son 3 vacas.
Economía neozelandesa:
Tú tienes 2 vacas.
La de la izquierda te parece cada día más atractiva.
Economía española:
Tú tienes 2 vacas, pero no tienes ni idea de donde están.
Pero como ya es viernes, te bajas a desayunar al bar que tienen el Marca.
Si acaso, ya te pondrás a buscarlas el miércoles después del puente de San Aniceto

La valoración económica de la aportación del voluntariado

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La valoración de la aportación del voluntariado siempre ha suscitado controversia. Desde siempre he oído en este sector distintas posturas y puntos de vista que al final tienden a llegar a la conclusión de que valorar el voluntariado sería como valorar la bondad, el altruismo, la generosidad… magnitudes que nunca pueden tener valor, llegando al resultado de que la expresión en términos monetarios de una acción filantrópica implica “prostituir” esta actividad. En especial por parte de los voluntarios se suele considerar que estos valores que llevan implícitos: el compromiso, los ideales,… expresados en euros, dólares o cualquier otra moneda, lo único que hace es adulterar el verdadero valor del voluntariado.

Del estudio realizado sobre la “Conducta Altruista e Identidad del Voluntariado” , de las diversas motivaciones que pueden llevar al desarrollo de actividades de voluntariado, incluyendo motivaciones altruistas y motivaciones personales, el valor más alto se corresponde con la contribución al bienestar social, en coincidencia con los resultados de Chacón y Vecina , que encontraron que los voluntarios estaban movidos especialmente por ayudar a otros. Pero junto a esta motivación altruista, con valores muy cercanos, aparecen otras dos motivaciones: para vivir experiencias nuevas y para adquirir experiencia pre-profesional. Las motivaciones que son valoradas más bajas son: la obligación moral y las convicciones religiosas/políticas.

Sin embargo hacer invisible económicamente un hecho como el voluntariado en mi opinión no es lo adecuado. Podría entonces surgir la pregunta ¿el voluntariado forma parte de la realidad económica y financiera de las entidades sin fines lucrativos? Precisamente en una entidad sin fines lucrativos, sobre todo en las asociaciones, si tienen sentido son por la existencia del voluntariado. “Los voluntarios son el recurso humano por excelencia de las organizaciones no lucrativas. Sin personas voluntarias, la mayoría de estas organizaciones no sobrevivirían” .

También hay que considerar las dificultades de la valoración de algo que en muchas ocasiones va más allá de realizar una acción, colaborar, ayudar, etc., siendo similar a la complejidad de justipreciar, poner en términos económicos, la aportación de las organizaciones no lucrativas cuyo fin último es alcanzar un impacto más que prestar un servicio. ¿Cómo valorar el intangible de la aportación de un líder que crea una organización que cubre las necesidades de las personas vulnerables o da respuesta a la sociedad y que construye de una idea altruista una realidad de cobertura de vulnerabilidades?

Esto ha ayudado a que tradicionalmente se haya dejado de lado, u obviado, la contabilización del voluntariado más allá de los gastos propios en los que incurren las personas voluntarias en la realización de su papel en la entidad sin ánimo de lucro (coste del vestuario, formación, gastos de desplazamiento, manutención, etc.).

Tampoco ayudó el plan general contable, ni el anterior ni el actual, ya que dejó y ha dejado de lado la valoración de estos activos importantes y sólo se ha fijado en los materiales. Así se produce la paradoja de que si alguien dona dinero a una entidad sin fin de lucro para la contratación de un especialista que haga tal o cual estudio, la donación aparecerá como un ingreso y el salario del especialista como gasto. Sin embargo si ese alguien decide no donar el dinero directamente y contrata pagándole al especialista y su encargo es realizar ese estudio para la entidad sin fin de lucro no aparecerá en la contabilidad. Algo parecido sucede con el voluntariado. Haciendo la abstracción alguien podría donar su trabajo voluntario, su tiempo y dedicación, o bien donar el equivalente a su salario. En el primer caso no tendría impacto económico en la información contable de la entidad sin fin lucrativo mientras que en el segundo caso sí.

Entonces podemos llegar a la conclusión de que las cuentas anuales de las entidades sin fines de lucro están minusvaloradas y no contienen todos los hechos económicos de estas organizaciones.

El informe sobre la función del voluntariado como contribución a la cohesión económica y social anima a los Estados miembros y a las autoridades regionales y locales a que reconozcan el valor del voluntariado para promover la cohesión social y económica; les anima, además, a que trabajen en colaboración con organizaciones de voluntariado y continúen la valiosa consulta con el sector del voluntariado a fin de desarrollar planes y estrategias para reconocer, valorar, respaldar, facilitar y fomentar el voluntariado; insta asimismo a los Estados miembros a crear un marco institucional estable para la participación de las ONG en los debates públicos.

Según el informe de la Universidad John Hopkins titulado Measuring Civil Society and Volunteering, publicado el 25 de septiembre de 2007 , el sector de las instituciones sin ánimo de lucro contribuye al producto interior bruto de muchos países en igual medida que los sectores financiero y de la construcción y su aportación es el doble que la del sector de los servicios públicos. Esto significa que supone entre el 5 y el 7 % del PIB en los países estudiados. Esta información se basa en datos procedentes de los institutos oficiales de estadística de ocho países (Australia, Bélgica, Canadá, República Checa, Francia, Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos). Cabe destacar que otros veinte países, tanto desarrollados como en desarrollo, se han comprometido a publicar este tipo de datos y muchos otros están a punto de hacerlo. Todo ello indica claramente que un número cada vez mayor de países reconoce la importancia de la inclusión del voluntariado en la contabilidad nacional.

Parece por tanto legítimo que se valore la aportación del voluntariado y se incluya en las cuentas anuales de las instituciones sin fines lucrativos, sin dejar de tener en cuenta que en determinadas ocasiones es posible que la valoración económica no sea posible porque no todo tiene precio . No puede dudarse que el voluntariado también presenta una dimensión económica, como recurso (primordial) del tercer sector.

Valoración del voluntariado

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En el cuadro anterior, elaborado con la información del estudio de Asignación de valor económico a la actividad voluntaria , se incluyen distintas formas de valorar la aportación del voluntariado. Básicamente hay dos modelos de valoración basados en:
– Coste de oportunidad.
– Costes a través de los ingresos.

El coste de oportunidad asigna al voluntariado el precio equivalente de contratar al personal, la mano de obra necesaria para cubrir la aportación voluntaria. El cálculo se basa en multiplicar las horas de aportación por el precio de cada hora, identificando las categorías de personal equivalentes. El problema surge en el precio de la hora, ya que en muchos casos puede no existir un referente en el mercado; y también pueden obviarse determinados valores como son los de estar en un país en conflicto armado, residencia, etc. Sin embargo siempre pueden obtenerse referentes, al menos al precio legal o mínimo, como son los fijados en los salarios mínimos interprofesionales para las distintas categorías, convenios colectivos que aplica la entidad sin fines de lucro, etc.

La otra alternativa sería valorar en función del retorno que tenga para la entidad, es decir el coste a través de los ingresos. Esta opción es más compleja y polémica ya que supondría poner en valor del coste del producto final de la entidad sin fines lucrativos y por diferencias con el precio del producto a precios de mercado hallar el valor de la aportación voluntaria. En resumen la valoración vendrá determinada por la diferencia entre el valor de la producción a precio de venta y el resto de factores productivos que si son cuantificados económicamente.

En conclusión:

– La valoración de la aportación del voluntariado es necesaria, y a mi juicio imprescindible, si se quiere poner en valor la aportación que hacen; y a la vez reflejar unas magnitudes más reales del tercer sector. Actualmente las publicaciones económicas que se realizan obvian esta aportación, quedando minusvalorada. Los métodos de valoración pueden discutirse, pero adoptado uno lo más importante es la consistencia y la comparabilidad entre períodos.

– Esto no presupone que esa valoración exprese con exactitud la aportación voluntaria. Como se ha comentado, poner precio a la vida humana, a la aportación humana es complejo, pero no por ello imposible. Se hace todo los días cuando alguien trabajo a cambio de un salario. Y todo ello sin olvidar el acto de altruismo que supone el voluntariado y sin minusvalorarlo con otros juicios economicistas.

– Desde Europa, y esperemos que pronto desde todas las Instituciones de todo el mundo, deberían impartirse doctrina que asegurase el reflejo económico en las cuentas anuales, en las variaciones patrimoniales, de las Instituciones sin fines de lucro; y su contrapartida dentro de las cuentas nacionales de cada país como aportación a su producto interior bruto.

[1] Conducta Altruista e Identidad del Voluntariado: claves psicosociales para su formación. Santiago Yubero, Elisa Larrañaga y Cristina Serna. Universidad de Castilla-La Mancha

[2] Chacón, F. Y Vecina, M.L. (1998). Motivaciones del voluntariado. Comunicación V Congreso Estatal de Intervención psicosocial.

[3] Alfred Vernis y otros (1998) – La gestión de las organizaciones no lucrativas. Deusto, Bilbao

[4] Informe de la Comisión de Desarrollo Regional de la Unión Europea de 10 de marzo de 2008

[5] Informe de la Universidad John Hopkins, Measuring Civil Society and Volunteering, septiembre de 2007

[6] Revista contemporânea de contabilidade, año 03, vol.1, num.3. “La valoración del tercer sector”

[7] Goulbourne, Michelle y Embuldeniya, Don. “Assigning economic value to volunteer activity: Eight tools for efficient program management”. Toronto. Centre for philanthrophy.1992


Una oportunidad repleta de esfuerzo.

 

 <<Gandi decía hay alimentos suficientes para todo el mundo, pero no para la avaricia de unos pocos>>.  Y la avaricia es la base del sistema capitalista implantado en el mundo moderno.

 

Toda crisis siempre supone un estado de shock del que, en un primer momento, parece prácticamente imposible salir; fase a la que seguirá la rebelión contra la realidad pudiendo tomar en su salida dos caminos distintos: la resignación final o la metamorfosis. Toda metamorfosis supone un tremendo esfuerzo, desarrollo, cambio; esfuerzo que no puede ser sustituido ni aminorado ya que sino el resultado no es el esperado.

La naturaleza, de la que deberíamos haber aprendido mucho más, nos enseña la metáfora perfecta para quien emprende un camino de búsqueda y transformación, cómo es la existencia del gusano / crisálida / mariposa. Un mismo ser que transita en su vida por tres estados. Toda la información genética de la mariposa, con sus alas, sus colores, su posibilidad de vuelo y belleza, está latente en el gusano pequeño y terrenal, húmedo y oscuro que se arrastra medio ciego e ignorante, quizás, de su destino final. Llegará el momento de retirarse de esa vida, de formar un capullo que lo aísle y le posibilite morir a lo que era para surgir transformado. Es un proceso que se intuye arduo, oscuro, solitario, doloroso, difícil. Un estado plagado de incertidumbres, en los que se va tornando cierto sólo el esperar, sólo el buscar en uno mismo, sólo el reconocer aquello que ya no nos sirve y que se debe abandonar.
Si el proceso de la crisálida llega a buen término, otro ser, que aparenta ser de otra especie distinta y mucho más evolucionada al gusano original, surge radiante a la nueva vida.

Es un camino sin atajos difícil de comprender en la sociedad actual, en la que se tiende a eliminar el esfuerzo: aprenda en dos días, adelgace con ejercicio pasivo, etc. Si en el camino de la metamorfosis del gusano a crisálida se nos ocurre hacer más leve el esfuerzo de salida y ayudamos al gusano a salir del capullo haciendo un agujerito en el mismo para que aflore más fácilmente de la cápsula, la mariposa no volará porque el esfuerzo de rotura y salida, extenuante, que hace el gusano para salir, es el que también hace que desarrolle sus alas, y hace que consiga la fuerza en sus músculos necesaria para poder volar después.

La transformación depende de cada uno, y en la sociedad de toda ella en su conjunto. El cambio por el cambio no sirve. Al transformarse debe reinventarse cada uno, debería reinventarse la sociedad. El futuro será una batalla entre la dualidad de la cultura y la consciencia frente a la pareja representada por el conflicto y el egoísmo. Para mí lo importante no es la realización de los deseos sino lo que los deseos hacen para que nos realicemos. El verdadero regalo que un humano puede recibir es desvelarle sus talentos y acompañarle en el desarrollo personal. Ahora bien este pensamiento no encaja en la cultura del pelotazo y riqueza fácil y rápida.

La salida de la crisis de este país llamado España, su futuro, pasa por la formación y por la cultura del esfuerzo. Educación, cultura y formación, y desde luego en estos momentos no es admisible una bajada en la inversión en innovación y desarrollo. Y la llamo inversión porque no es un gasto sino que, volviendo a la naturaleza, significa sembrar para recoger mañana.

La salida de la crisis implica reinventarse. España tiene que saber qué quiere ser de mayor. EEUU y Alemania saben lo que quieren ser. Tardarán más o menos en absorber la crisis pero al final por ejemplo en Detroit, y después de la tremenda crisis actual de los vehículos, desarrollarán el motor eléctrico o el de hidrógeno y empezarán a fabricar, cientos de miles, y saldrán. Sin embargo ¿qué es lo que quiere ser España? Sol y Paella es una configuración gastada, en declive, ¿qué queremos ser de mayores?

Ahora que parecemos ir sin rumbo, ahora que la crisis es más profunda y parece que ha tocado fondo es cuando más valor toma esta pregunta y debe hacernos reflexionar a todos, y más a los que tienen en sus manos el rumbo de este barco llamado España. ¿Qué queremos ser en el futuro? La Investigación más desarrollo más innovación no puede ir sin capitán, sin rumbo. Si España se configura en el pasado con sol y paella poco sentido tiene el I+D+I, sobre todo si no se realiza el cambio necesario en el turismo evolucionando del mercado maduro en el que estamos, en el que además hay muchos competidores esperando entrar a más bajo precio y con una oferta muy similar -Turquía, norte de África, los países Balcánicos-. Quizás exista un nicho en las energías renovables donde no deberíamos perder esos primeros puestos de cabeza que ahora ostentamos. El porvenir se fragua en el presente y para ello hay que trazar las líneas que llevan hacia él, hay que trazar el rumbo con políticas orientadas a ello.

Pero el futuro tiene que ir por el trabajo, en esas líneas trazadas. No tiene sentido que sólo se desarrollen las actividades subvencionadas, que sí bien pueden ser el germen para que nazca el producto, no puede permanecer invariablemente de por vida. Y también la salida de esta crisis pasa por el paso de empresarios a emprendedores sociales, no basta sólo es crear una empresa sino que ésta debe estar inserta en el medio donde se desarrolla, que es mucho más que la creación de recursos, de valor y compartirlos con la sociedad.

Hará falta por tanto solidaridad, abolir fronteras, no perder la memoria y crear las regulaciones necesarias y sobre todo dar luz a la buena gente.

No hay vuelta atrás, y aún el momento de la meta es lejano para muchos de nosotros. Hagamos, entonces, un coliseo de crisálidas. Seres que habitan el misterio de la transformación. Tal vez, ese proceso, ese oscuro y desconocido proceso, pura promesa de luz y vuelo, de belleza y libertad, donde uno no es lo que fue pero aún tampoco lo que puede ser, sea el acto sagrado, el verdadero arte de ofrecer la búsqueda como acto de confianza y fe en la posible evolución.

 

 

 

 

 

Crisis económica, crisis de valores

 

Nada más cierto y nada más lejos de la realidad aquello tan oído de que la crisis actual que sufre todo el mundo es financiera. La actual crisis financiera es «ante todo un desastre ético».  El propio capitalismo ha sido desbancado y pasado por la derecha y por la izquierda, han ganado los “pícaros» a causa de la falta de aplicación de la regulación, ya que en mi opinión regulación la hay (llegando al exceso) pero simplemente no ha sido impuesta, y la excesiva codicia. El ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) Michel Camdessus situó el final del túnel en la «recuperación de los valores éticos» de la economía, cosa que comparto plenamente.

 

Hace unos días escuché al Presidente de la República Dominicana D. Leonel Fernández entiende que esa crisis financiera se originó por la especulación, falta de supervisión, la no utilización de normas contables, firma fraudulenta de auditorías, de agencias calificadoras de riesgos, que en el fondo dan una crisis de podredumbre en el sistema. Dijo que en el fondo ahora los países desarrollados piden más supervisión, más transparencia y regulación, pero resulta que hay más pobres y más desorientados, producto de la avaricia y codicia, de acumulación de riquezas, y lo único que puede salvar la situación es  retornar a los valores éticos.

 

Pero aunque pueda compartir alguno de los puntos creo que se está olvidando el origen real de la situación actual. Si se me permite es como al enfermo de cáncer al cuál se le administra medicina para que no tenga dolor de cabeza; ¿le enfermedad es el dolor de cabeza o el cáncer? El problema real reside en el sistema económico actual, que hace mucho tiempo dejó de ser capitalismo y que se ha convertido en el sistema de más y más, en el sistema de la exhuberancia irracional (como afirmó el Presidente de la Reserva Federal Americana, D. Alan Greenspan) y del crecimiento desmedido en todo con cantos de sirena a los que el ilustre caballero Don Quijote llamaría necedad caballeresca. Y explicaré punto por punto mi razonamiento:

 

1. El capitalismo simplemente no existe. Palabra compuesta de capital e ismo, con significado por tanto de exaltación del capital. Desde cuando cuando se exalta algo se le degrada hasta que no tiene valor. Sí, el capital, el dinero es un bien que no vale nada y la prueba más palpable es que los bancos centrales de todo el mundo lo único que han sabido hacer es bajar los tipos de interés a cero. Bien pues si el capital es algo gratuito el capitalismo ha desaparecido. Y si es gratuito póngame más y más.

 

 

2. La época de la sostenibilidad. Sostenibilidad económica, medioambiental… Punto que creo que es el único real. Pero ¿a quién queremos engañar? ¿Cómo puede sostenerse algo que se basa en el continuo crecimiento? Creemos en un mundo sostenible cuando el sistema que está por debajo, este neocapitalismo rebasado, sobre el que se sustenta todo, se basa en el crecimiento constante para conseguir el equilibrio, se basa en un crecimiento desmedido, exponencial, desproporcionado. Sí en todo y en todos. Crecimiento en las personas que cotizan para sustentar el sistema de pensiones. Consumismo exhacerbado para poder mantener el nivel de vida, el incremento de la productividad basado en producir más y más cosas, tengan sentido o no siempre y cuando se vendan. Esto es lo que yo denomino sistema de neocapitalismo rebasado, que sustenta su permanencia en el  crecimiento constante y exponencial de la masa monetaria. Analicemos estos puntos con detalle.

 

3. Consumismo ¿Sobre qué base se ha sostenido el consumo? Su estímulo se ha apoyado en una práctica cotidiana cada vez más generalizada e impensada en el pasado: el endeudamiento. Esta práctica ha significado un cambio en la percepción del acto de endeudarse posibilitado por las facilidades y porque el capital era gratuito, ¿lo recuerdan, verdad? En otras palabras, el consumo se ha asentado sobre un espejismo: la posibilidad de crédito infinito. Y, por supuesto, ha ido en detrimento de un viejo valor: el ahorro, que habría servido en estos momentos difíciles. De hecho, a mitad de los años ochenta la tasa de ahorro era cercana al 10%; recientemente ha sido menor del 2% e incluso negativa. Se estima que en este país cada hogar tiene un promedio de ocho tarjetas de crédito, lo cual permite gastar mucho, muchísimo más de lo que se tiene o puede. Parece que estas pautas de conducta avanzan hacia la crisis.

 

Estos patrones consumistas forman parte de una serie de prácticas socio-culturales que han exportado a todo el mundo a partir de los Estados Unidos. Desde el sociólogo Thorstein Veblen (1857-1929) muchos autores han estudiado el papel del consumo como indicador de posición social. La particularidad es que ya no se persigue tanto estar a la altura de los vecinos (la vieja frase: keeping up with the Joneses), sino que hay una nueva versión en que los referentes de consumo no los fijan aquellos –los vecinos–, sino gente con ingresos muy superiores. Hay que estar a la altura de la gente de la Moraleja, Las Rozas o Pozuelo, hay que tener un chalet “endosado”, perdón adosado (en que estaría pensando, quizás en la forma en la que se financia, hipoteca más allá de la jubilación, o quizás en la construcción de endoso de los chalet -150 metros cuadrados en 5 plantas-). Esta es la base de la nueva cultura de consumo: se aspira a consumir bienes, a tener estilos de vida, que se sitúan por encima de la posición social. En estas circunstancias y con aspiraciones por encima de lo posible la gente aunque tenga más bienes de consumo siempre se va a sentir pobre e insatisfecha.

 

La satisfacción depende cada vez más de expectativas configuradas socialmente y no de lo que se tiene en términos absolutos. Un tema que dominará sin duda el debate futuro. ¿No sería ideal llegar a niveles de consumo funcionales para la economía, el ambiente y las posibilidades verdaderas de las personas?

 

3. ¡Se nos rompió la vara de medir! El papel del dinero quedó sin validez, sí esa vara de medida que ahora a toda costa se trata de recuperar. Pero cómo iban a fiarse unos bancos de otros y a prestarse dinero si precisamente no sabían lo que se estaban intercambiando. Nuestro ilustre Quevedo decía que no hay nada más necio que considerar valor igual a precio. Ilusión de riqueza sin embargo alojada en toda la sociedad. Me explico, si una persona trabajando en su vida es capaz de comprar un piso (medio de 80 metros cuadrados en una zona más o menos acomodada), un vehículo y disfrutar de unas vacaciones al año además de vivir dignamente y al final contar con una pensión que le permite vivir qué más da que el precio de todo eso sea 800.000€ o 8 millones de euros. El valor de lo que ha generado en toda su vida ha sido eso, el piso, etc. y el precio es sólo la expresión de la vara de medir ese valor. Pues bien, y en esto hay que cargar las tintan en los bancos centrales y el los políticos que no es que hayan permitido sino que han sido los generadores del crecimiento constante y exponencial de la masa monetaria en manos del público (con crecimientos del 11% en un mes como en julio de 2007 según los datos del BCE), resulta que depende del momento el metro que se ha estado usando unas veces mide 80 cm y otras veces 350cm (elevación del precio de los pisos más de 5 veces, o incremento del precio de valor de las punto .com en cifras que mi memoria ha decidido borrar). Pero ¿a quién engañamos? Cueste lo que cueste en términos monetarios el valor que he sido capaz de generar con mi vida laboral ha sido el del piso ni más ni menos, y pese a que me cueste decirlo, sigo siendo igual de pobre antes que ahora, no he enriquecido porque el precio creciera exponencialmente fuera de toda lógica que no esté basada en el incremento de la productividad.

 

Y de tanto usar el metro, resultó que hemos construido un rascacielos, eso sí, los pilares de un metro en unos casos miden 80cm y en otros 320cm. ¡Qué raro que se haya caído!

 

4. En el grupo de amigos he escuchado aquello de los bancos prestan mi dinero y resulta que a mí no me dan nada y ellos cobran “lo que no está escrito”. Mi respuesta siempre sembraba aún más duda: ¡Pero no sabes lo peor, es que los bancos no están prestando tu dinero, ni el mío, directamente están imprimiendo los billetes (generando el dinero) que es el que prestan… les sale gratis! Si el dinero se crea a partir del endeudamiento, cada vez que alguien pide un préstamo ese dinero se genera. Pero únicamente el dinero no los intereses. Entonces alguien podría preguntarse ¿pero… si resulta que el dinero que hay en circulación se corresponde con la deuda y no incluye los intereses; si tuviéramos que devolver todos los préstamos ahora no habría suficiente dinero para hacerlo? Efectivamente no lo habría. Pero no hay problema porque el sistema seguirá prestando más y más de forma que el nuevo préstamo cubra las necesidades de dinero anteriores. Claro que esto no les suena a las llamadas “estafas piramidales” en el que el los intereses al inversor antiguo se devuelve con las nuevas aportaciones de los nuevos inversores.

 

5. Alguien puede decirme entonces que este sistema no ha quebrado. Si que ha quebrado y por eso todos los políticos se afanan en cubrir el agujero, sea como sea, para que la pirámide siga creciendo, no se vaya a caer y la momia quede al descubierto.

 

La creación del dinero debe cambiar, sí no puede ser el endeudamiento quien genere dinero. Debe atarse o ligarse la creación de dinero al incremento del valor de la producción de un país o zona, lo que en definitiva llevaría a que el dinero nuevo creado depende del incremento de la productividad. Una propuesta sería que el dinero se crease a partir de la infraestructura pública de forma que el valor de la inversión de ese país, de su capacidad de generar riqueza para todos, sea determinante.

 

6. En una conferencia escuché algo que me dejó muy preocupado, que habían desaparecido los valores de los dos grupos que podríamos llamar republicano y bíblico – religiosos y su reemplazo por los valores de libertad, éxito personal y logro económico. No seré yo quien califique el actual modelo y si estos valores son mejores o peores, quizás porque no sería capaz de hacerlo. Pero sí que los desmenuzaré porque si que creo que el actual sistema económico responde a estos valores. El modelo que tenemos está basado en libertad, éxito y logro económico entendiendo por cada una de estas características que hago lo que quiero, vivo en mi mundo, intento estar en la clase social de arriba y por supuesto el dinero es lo que vale y es resto es filfa. Y se basa en la libertad, o eso al menos  se defiende, porque cada uno hace lo que quiere, estando en la sociedad siempre y cuando suponga no signifique un lastre para el desarrollo propio. En fin… podemos criticarlo o no pero lo que no podemos pasar por alto es que es el modelo que hay actualmente, y poco importa si nos gusta o no,  tiene su refrendo en el modelo económico que sigue aplicándose. Y sí el modelo económico actual está en crisis desde mi punto de vista lo que está en crisis es algo superior como son los valores sobre los que se sustenta.

Entidades Sin Fines Lucrativos (tambien llamadas no lucrativas, ong,…)

INTRODUCCIÓN

 

         La complejidad de las sociedades desarrolladas de este fin de siglo parece residir principalmente en que no son homogéneas. Junto a la riqueza, la opulencia y el acceso al consumo de unas capas de población, conviven la pobreza, la mendicidad y la imposibilidad de acceder a un estándar mínimo de calidad de vida (educación, sanidad, empleo, vivienda) de otras capas. Están presentes también los problemas de la desigualdad en el acceso a la cultura, al ocio, al desarrollo pleno de las capacidades personales. En definitiva, las nuestras son sociedades duales.

 

         A esto se añaden los problemas del subdesarrollo de los pueblos del Tercer Mundo, el agravamiento a gran escala del deterioro medioambiental y las reacciones insolidarias que se producen en la sociedad frente a ciertas situaciones, algunas nuevas y otras no tanto (inmigración, SIDA, envejecimiento, minusvalías, …).

 

         De la mano de todos estos problemas, muchos colectivos de personas han de padecer alguna clase de desigualdad, marginación o situación de riesgo que identifica a tales personas como colectivos vulnerables.

 

         Frente a las necesidades que estas situaciones generan, la conciencia de la Humanidad ha ido concretando con el tiempo lo que hay de esencial e irrenunciable en la dignidad del ser humano y ha permitido construir una ideología universal, amplia, conectada con las aspiraciones y necesidades humanas y de marcado contenido emancipador, aunando valores, principios y derechos de las personas: la ideología de los derechos humanos.

 

         Las preocupaciones se mueven, en definitiva, en dos direcciones básicas complementarias: por una parte la de contribuir a que tales grupos experimenten mejorías en su calidad de vida y en su capacidad para hacer frente a las situaciones más extremas y, por otra, que las experimenten en el reconocimiento de sus derechos y, por tanto, en su valoración como personas; todo ello con el objetivo de mejorar su capacidad de hecho para realizar un plan de vida autónomo en condiciones de igualdad, libertad y dignidad.

 

         De la existencia de estos problemas surge la participación del Estado tratando de modificar todas estas externalidades (teoría del estado del bienestar). En este modelo el Mercado se responsabilizaba del crecimiento y el Estado en su papel de corrector de los fallos del sistema económico, trata de modificar las deficiencias mediante la redistribución de la renta y el aseguramiento de los niveles mínimos de vida; tratando de corregir las patologías que el Mercado originaba.

 

         Este sistema se muestra incompleto y entra en crisis, tratando a partir de ese momento de desviar todas las exigencias posibles al mercado, disminuyendo o privatizando servicios públicos, volviendo al sistema de libre competencia. Pero, la crisis del Estado del Bienestar no ha sido únicamente una privatización de servicios, sino que ha dado lugar al replanteamiento del papel del Estado, del Mercado y de la Sociedad Civil.

 

         A partir de este momento surge la división de los agentes sociales en tres grandes campos.

 

à       Iniciativa privada: Entidades que desarrollan su actividad con ánimo de lucro. Se mueve dentro del sistema de libre competencia donde el mercado fija tanto cantidades como precios.

à       Iniciativa pública. Formada por las administraciones públicas, los organismos autónomos y las empresas públicas. La financiación de este agente tiene su origen en los fondos públicos. Tanto cantidades como precios se forman tanto por decisiones sociales como políticas.

à       Iniciativa social: Engloba una serie de instituciones, asociaciones y entidades sin animo de lucro no gubernamentales.

 

         De esta forma surgen una serie de instituciones que sin pertenecer al sector público persiguen unos objetivos que pretenden incidir en este estado del bienestar. La aparición de las Instituciones sin fines de lucro se debe tanto a fallos del mercado como al fallo del Estado en su función de asegurar una provisión de recursos eficiente (Weisbrod).

 

         Las Instituciones sin fines de lucro, en la sociedad actual tienen un papel muy importante junto al Estado. En un principio las también llamadas Organizaciones no Gubernamentales (ONG) se han desarrollado con vínculos estrechos con él, cuestionándose su autonomía dado que la financiación de gran número de ellas ha dependido directamente de los presupuestos del Estado; llegando a ser organizaciones instrumentales del mismo. Así en los últimos años en España, al igual que en el resto de Europa, este tipo de instituciones han incrementado su dependencia del sector público en detrimento de las fuentes de financiación privadas (por ejemplo las organizaciones que surgen para conseguir subvenciones públicas realizando posteriormente su labor en el tercer mundo). Esta reflexión no quiere decir que las ONG no tengan como fuente de financiación importante en el Estado sino que sus fuentes deberán ser diversas y suficientes de forma que se garantice la autonomía. No debemos olvidar que aunque el voluntariado pueda colaborar con el Estado en la prestación de múltiples servicios que corresponden al sector público en su función universalizadora y de redistribución mantiene espacios propios de actuación.

 

         Las Organizaciones sin fines de lucro deben desarrollar un papel de cobertura allí donde las necesidades no están cubiertas bien sea por el Estado o por el sector Privado, actuando de forma complementaria e independiente de los mismos, especializándose; pero también deben desenvolverse en otros ámbitos de actuación llevando sus características y manera particular de “saber hacer” a los mismos.

 

         Dentro de este tipo de organizaciones, podemos distinguir, a grandes rasgos, dos tipos: Instituciones centradas en la función instrumental o asociaciones para resolver problemas sociales, y organizaciones de tipo expresivo que se dedican a la satisfacción de los miembros de la forman.

 

         En las próximas líneas trataremos de adentrarnos en la especificidad de las Organizaciones sin fines de lucro, Instituciones sin fines de lucro u Organizaciones no Gubernamentales, centrándonos en aquellos aspectos que influyen directamente en su gerencia y gestión.

 

 

1.2. EL TERCER SECTOR

         La estructura clásica de las sociedades industrializadas capitalistas se forma por la existencia de dos grandes sectores: El sector privado y el sector público. Junto a estos dos coexiste un Sector Privado no Lucrativo o Tercer Sector cuya función es la de producir un cambio en la estructura social a la vez que sirve productos no destinados, en principio, a la venta, para grupos particulares con los recursos obtenidos de pagos voluntarios de los grupos particulares.

 

         El sector público está formado por las Administraciones Públicas, las Empresas Públicas y los Organismos Públicos; cuyo control ejecutan grupos legitimados por el poder político y por tanto en última instancia por la sociedad.

 

         El sector privado “mercantil” esta compuesto por todas las empresas privadas con fines lucrativos. El control pertenece a los propietarios privados.

 

         Junto a estos dos, se discute la existencia del Tercer Sector, formado por un mundo diverso de entidades que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores. Por tanto las entidades que lo comprenden quedan definidas de modo “negativo” (aquello que no son). Así y para indicar su diferencia con el Mercado (Business) se habla de Entidades sin fines de lucro (non profit), y para diferenciarlo del Estado (Goverment) sus organizaciones reciben el nombre de no gubernamentales (O.N.G.). (Hodgkinson, 1989; Payton, 1988; Van Til, 1990).

 

         En una primera aproximación, y sin perjuicio de un tratamiento más profundo mas adelante, las diferencias existentes entre las Organizaciones sin fines de lucro con las administraciones públicas y con las empresas privadas pueden establecerse en:

 

·       Las administraciones públicas se nutren de recursos exigidos coactivamente, mientras que las entidades sin fines de lucro se financian con aportaciones voluntarias.

·       Las administraciones públicas efectúan operaciones de distribución de la renta y de riqueza.

·       Asimismo, las diferencias existentes entre las organizaciones sin fines de lucro y las entidades privadas mercantiles se centran en la existencia de lucro en sus operaciones.

 

         La existencia del Tercer Sector queda seriamente discutida. En los actuales sistemas de economía mixta, o economía social de mercado, las fronteras entre lo privado y lo público quedan diluidas: Por tanto y partiendo de la definición negativa <<No lucrativa – No gubernamental>>, nos encontramos con el problema de delimitación del Tercer Sector y del grupo de instituciones que lo forman. A este dilema hay que añadirle la heterogeneidad de las organizaciones que se integran dentro de la definición Instituciones sin fines de lucro, que en muchos casos contienen entre ellas mas rasgos diferenciadores que comunes.

 

         A su vez, algunas de las entidades que se engloban dentro de este sector, sólo en sentido estricto y literal puede afirmarse que no tienen ánimo de lucro. En cuanto a la independencia de las ONG frente al estado, como ya se ha indicado en la introducción, queda cuestionada, ya que en algunos casos han llegado a ser organizaciones instrumentales del mismo, enturbiando cada vez más esta independencia por la vinculación de este tipo de instituciones al sector público a través de la gestión indirecta y de las subvenciones que reciben del mismo.

 

         Ahora bien, la existencia de estas dificultades a la hora de delimitar el Tercer Sector, no debe conducirnos a negar la existencia de un Universo de Instituciones que tienen unos objetivos comunes dentro de la sociedad civil, con funciones propias:

 

à       Contribuyen a una organización social más pujante capaz de defender sus derechos.

à       Son fuentes de innovación y dinamización social.

à       Son capaces de prestar servicios que no quedan cubiertos por ninguno de los otros dos sectores, enfrentándose con fallos del mercado y tratando de corregir sus deficiencias.

à       Son un puente de comunicación entre el tejido social y las estructuras sociales.

 

         Así podemos definir el Tercer Sector como aquel formado por una serie de Instituciones, altruistas, solidarias y voluntarias, que surgidas de la propia sociedad, pretenden conseguir mediante su actuación sobre el medio social, unos Objetivos múltiples difíciles de medir, dirigidos a la obtención de mejorías en la calidad de vida y reconocimiento de derechos.


“Las personas más vulnerables son aquellas que corren mayor peligro en situaciones en las que, tanto su vida como su capacidad para vivir con un mínimo de seguridad social y económica y de dignidad humana, están amenazadas”. Vid. Plan Estratégico de Trabajo para el Decenio de 1.990. Versión actualizada 1.992, Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Ginebra, 1.992, pág. 9.

Weisbrod, B. A.: “Toward a theory of the voluntary non profit sector in a Three-Sector Economy”. Altruism, Morality and Economic Theory. E.S. Phelps 1975. New York.

Gil, Santiago: “Animación y dinamización socio cultural de la juventud “. Documento Multicopiado. Madrid, 1992.

López de Aguileta Díaz: “Estado Sociedad Civil y Procesos de Participación”, en Voluntariado en la Animación Sociocultural. Editorial Popular. Madrid 1990.

 Así queda recogido por M. A. Cabra de Luna y R. de Lorenzo y García en “El Sector no Lucrativo en España”. Escuela Libre Editorial. Madrid, 1993. pag. 29.

Crisis Económica 1: ¿Crisis de Mercado? ¿Del capitalismo?

A menudo quienes aspiran o activamente se esfuerzan en construir “otra economía” –más justa, solidaria, no capitalista-, tienden a observar la economía dominante como experimentando una crisis profunda, y esperan que de algún modo sobrevenga un colapso, una demolición, una paralización del mercado, por efecto de su propio peso, de sus contradicciones internas, de sus crisis. Se piensa que cuando ocurra el colapso del mercado será el momento de “otra economía”. En presencia de lo que parece ser hoy el comienzo de una “gran crisis” económica, muchos anuncian que está a punto de verificarse el fin del capitalismo y, por tanto, que se abre la oportunidad para que la “otra economía” se despliegue como la gran solución.

Más allá de que palabras como “derrumbe” o “colapso”, aplicadas a la economía son solamente metáforas. El mercado no se detiene, no deja de funcionar, no se derrumba (a menos que sobrevenga una catástrofe que destruya la vida social, por causas exógenas al mercado como tal), por más que experimente crisis financieras y económicas de considerable envergadura. Porque el mercado es la interacción y la coordinación de las decisiones de producción, distribución y consumo que efectúan permanentemente los seres humanos y sus organizaciones. Desde que existen, y mientras existan seres humanos y organizaciones, ha habido y habrá intercambios entre ellos, y el mercado seguirá funcionando.

El mercado es un ser vivo y cómo tal experimenta transformaciones que pueden ser muy profundas, estructurales (como se acostumbra decir). Las transformaciones más importantes y profundas, las experimenta el mercado cuando ocurren en la sociedad fenómenos que impactan profundamente la vida colectiva, tales como guerras (de las que hay que decir por macabro que parezca que siempre han sido motivo de desarrollo económico y social), devastaciones naturales, descubrimientos o conquistas de nuevos territorios, innovaciones tecnológicas de alto impacto, incorporación o agotamiento de importantes fuentes de energía, revoluciones sociales, instauración de un nuevo sistema político, etc. En tal sentido, es esencial comprender que el mercado se encuentra determinado, que no existe en sí mismo, que no funciona exclusivamente en base a sus propias dinámicas internas. El mercado es siempre un “mercado determinado”. En tal sentido, no puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en un abismo de decadencia catastrófica; pero ello no puede ocurrir por causas inherentes al funcionamiento del mercado mismo, sino por impactos exógenos.

No obstante lo anterior, debe reconocerse que el mercado es capaz de resistir impactos exógenos muy fuertes, frente a los cuales reacciona conforme a sus propias dinámicas internas. Una guerra mundial o una guerra civil pueden alterar drásticamente la conformación del mercado y la participación en él de los sujetos, pero el mercado sigue funcionando en esos contextos modificados. El mercado sigue funcionando y reacciona con sus propias racionalidades cuando se producen catástrofes naturales, cambios tecnológicos, disminución de los recursos y fuentes de energía, etc.

Las dinámicas internas del mercado, en el sentido de sus ciclos, sus crisis y sus fases de expansión, los fenómenos de inflación y crecimiento, estancamiento o depresión, sus cambios a nivel de los sistemas e instituciones monetarias y financieras, sus procesos de concentración y distribución de la riqueza, son dinámicas que pueden impactar muy hondamente el funcionamiento de la producción, la distribución de la riqueza, los niveles de consumo y los ritmos de crecimiento. Pero por sí mismas, tales dinámicas no conducen a una interrupción del funcionamiento del mercado, no lo detienen, no lo hacen colapsar en el sentido de un edificio que se cae y del que sólo quedan escombros que recoger. Los cambios y las crisis más hondas que puede experimentar el mercado como efecto de sus propios desequilibrios y “contradicciones” no llevan a que el mercado como tal desaparezca ni deje de funcionar, aunque ciertamente podrán afectar muy seriamente los niveles riqueza y pobreza y condiciones de vida de las personas, las organizaciones y empresas, los pueblos, las naciones y los estados.

El mercado en su funcionamiento interno puede marginar e incluso expulsar a determinados sujetos que participan en él. Es más comparto el pensamiento sociológico de Bauman que nos lleva al final a la conclusión de que los pobres son daños colaterales (como eufemísticamente se dice ahora) del sistema; sin pobres no hay clase media que fundamenta el capitalismo. De hecho, en el mercado las más grandes e importantes empresas pueden caer en bancarrota, los países más ricos pueden entrar en decadencia, otros pueden entrar en situaciones de gran pobreza y miseria, y muchísimas personas pueden perder todos sus bienes y recursos. Pero lo más seguro es que el mercado siga funcionando, con nuevos, con distintos, e incluso con menos integrantes; pero se ve menos afectado de lo que se cree, por lo que ocurra a tales o cuales individuos, a tales o cuales grandes empresas, a tales o cuales países.

En el mercado participan de hecho todos los sujetos, individuales y colectivos, todas las organizaciones e instituciones, todos los Estados y las comunidades, todos los países y las regiones. La participación de cada uno de estos sujetos, sin embargo, puede ser y de hecho es muy diferenciada, en cuanto unos participan más y otros menos, pero todos los sujetos fundamentan el sistema. Es más por duro que parezca el estado del bienestar es base y pilar del sistema capitalismo manteniendo los “daños colaterales” dentro de unos parámetros aceptables por la sociedad, formando parte de este sistema las Organizaciones No Gubernamentales, Tercer Sector, etc. como guardianes para que la pobreza no se extienda dentro del sistema como un cáncer.

Alguien (un sujeto individual o colectivo de cualquier nivel que sea, incluido un país, o un grupo de países de una región del mundo) podría “salirse” del mercado y seguir subsistiendo, pero ello implica dos condiciones básicas. Una, que se haga totalmente autosuficiente en el sentido de ser capaz de proveerse de todos los bienes y servicios que necesita; y dos, que limite sus necesidades exclusivamente a aquellas respecto de las cuales puede proveerse autónomamente de lo indispensable para satisfacerlas. Condiciones éstas que, si bien se las examina, implican sacrificios extremos para quienes intenten cumplirlas. “Otra economía” que quiera hacerse independiente de las dinámicas del mercado, deberá asumir los costos que ello implica, y entre sus participantes deberá construir su propio mercado, acentuando las interacciones e intercambios entre quienes la integran. En tales intercambios entre sus integrantes, como también en los intercambios que estos establezcan con los del mercado general, podrá manifestarse la racionalidad diferente que las caracteriza, en cuanto actúen y se relacionen manteniendo sus principios, sus valores, su ética y sus modos propios de comportarse. Esto vale también para países completos que pretendan independizarse del mercado y de su crisis, e incluso para grupos de países de una entera región.

Profundizando en las causas de la crisis financiera global

La actual crisis financiera está siendo entendida –en lo esencial- como efecto de una exagerada expansión del endeudamiento (especialmente de los mutuos hipotecarios, pero no sólo de estos), que ha dado lugar a un rápido incremento de la insolvencia y los incumplimientos de los deudores. Se acumulan de este modo en los bancos y entidades crediticias, títulos de deuda que carecen de valor, o que lo pierden en proporciones significativas. Se genera en consecuencia una pérdida de activos (o de valor) de los bancos y acreedores en general, que provoca la desconfianza de los inversionistas y tenedores de títulos, bonos y acciones, que se apresuran en deshacerse de estos papeles amenazados, y buscan refugio en activos que les proporcionen mayor seguridad. Con todo ello disminuye la capacidad de dar y de recibir créditos, lo cual se traduce en contracción económica y recesión.

Así entendida la crisis, se trata de un fenómeno “normal” y recurrente, que sucede periódicamente en los mercados. Lo que pudiera diferenciar la crisis presente de otras anteriores, sería solamente su profundidad y su extensión. En tal sentido, los números involucrados llevan a pensar que estaríamos ante una crisis cuya intensidad no se había visto desde la gran crisis de los años 1929-30.

Pero este análisis es muy pobre. Hace años que la economía está dando síntomas de una grave enfermedad, siendo sostenida en su declive añadiendo más leña al fuego. La palabra Capitalismo está compuesta por los vocablos Capital e Ismo, es decir Exaltación del Capital. ¿Cómo es posible que estando en una exaltación del capital durante años el Capital haya sido regalado a todo aquel que lo demandaba? ¿Cómo es posible que artificialmente y por arte de los Bancos Centrales se haya mantenido el tipo de interés real del dinero por debajo de la inflación? ¿Cómo es posible que la masa monetaria haya crecido muy por encima del crecimiento de la productividad? Esto en mi pueblo se le denomina “Pan para hoy y hambre para mañana”. Y estamos en el Mañana, quedan muchos años de hambre. El análisis de la actual situación de los mercados efectuado en base a los conceptos de la Teoría Económica Comprensiva, reconoce que lo expuesto (en los términos de las concepciones económicas convencionales) es correcto; pero va más allá y nos abre a otra dimensión de esta crisis, que la pone en una perspectiva histórica y económica que nos permite verla no solamente como más profunda y extendida sino como cualitativamente distinta. Más aún, nos pone en la perspectiva de comprender que las respuestas “normales” o habituales, aplicadas a esta crisis, no tendrán los efectos esperados, es decir, no conducirán en esta ocasión a una real superación y/o salida de la crisis.

La salida “normal” de una crisis financiera “normal” consiste en combinar en una adecuada (u óptima) proporción, tres elementos: a) la pérdida de valor de los activos de los acreedores; b) la pérdida que deben asumir los deudores; c) la pérdida que necesariamente ha de afectar al conjunto de los otros agentes económicos (consumidores, empresarios, trabajadores, etc.) vía inflación y/o vía contracción económica. De este modo se obtiene que la pérdida, el daño y el dolor que provoca la crisis se reparta (y diluya) entre los diferentes sectores involucrados. Estos procesos son cuidadosamente monitoreados por los Gobiernos (políticas fiscal, tributaria, regulatoria, subsidiaria y de incentivos, rescate de bancos, etc.) y por las autoridades monetarias o bancos centrales (tasas de interés, emisión monetaria, tipo de cambio, etc.).

Todo ello está de hecho ocurriendo. Pero desde el punto de observación que nos proporciona la Teoría Económica Comprensiva, podemos ver algo más, por debajo y más allá de todo lo indicado. (Como no podemos explicar aquí lo qué es y cómo procede la Teoría Económica Comprensiva, debemos limitarnos a exponer algunas conclusiones de un análisis que no podemos aquí explicitar. Baste por ahora decir que esta Teoría comprende los fenómenos y procesos económicos desde la intersubjetividad de las acciones, decisiones e intenciones de los sujetos privados y públicos que los producen, enmarcados en un determinado contexto institucional, jurídico y político).

Desde esta óptica apreciamos básicamente dos fenómenos de incalculables consecuencias:

El primer fenómeno es un cambio que se está cumpliendo en la naturaleza o “esencia “del dinero. Y como el dinero es –en el actual sistema económico- el elemento articulador de los mercados y de la economía en su conjunto, la presente crisis está significando una desarticulación estructural muy profunda de los determinantes del mercado, de modo que no podrá resolverse la crisis sino mediante una reforma institucional, jurídica y política. Entendamos: el mercado continuará funcionando, pero en crisis, que se prolongará hasta que se cumplan dichas reformas. Quizás me equivoque pero nunca más el precio del dinero volverá a los precios a los que estuvo, la prima de riesgo lo mantendrá muy por encima.

El segundo fenómeno, estrechamente conectado al anterior, es una mutación al nivel de las relaciones entre los agentes económicos privados y los agentes económicos públicos, tal que los equilibrios que han permanecido sin cambios sustanciales durante las últimas seis décadas ya no se sostienen, planteando la necesidad de redefinir las relaciones entre economía y política.

Crisis Económica 2: El valor del dinero

El valor del dinero y la crisis financiera global

El dinero (tan vilipendiado por algunos, tan amado por todos), es uno de los más importantes inventos y creaciones de la humanidad. En efecto, el dinero ha sido durante milenios y seguirá siéndolo hasta que inventemos una alternativa mejor, la solución a los más grandes problemas de la vida social.

Como ningún individuo, ni familia, ni grupo humano es autosuficiente, todos necesitamos intercambiar los bienes y servicios que necesitamos y que producimos. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros, y trabajamos unos para otros. Esto da lugar al intercambio, al mercado, que cuando no existía el dinero se realizaba como trueque directo de unos bienes y servicios por otros bienes y servicios. Pero el trueque tiene dos problemas: es difícil de realizar (porque exige cada vez la coordinación empírica de las decisiones de cada oferente con las de cada demandante), y suele ser muy injusto (porque no hay un criterio ni mecanismo de medición del valor de los bienes y servicios que se intercambian).

El dinero resuelve estos dos problemas, al cumplir las siguientes funciones:

1. Servir como unidad de medida del valor de los factores, bienes y servicios económicos; 2. Servir de medio de cambio universal, coordinando las decisiones de todos los participantes en el mercado a través del sistema de precios.

Hay otros dos tremendos problemas económicos que el dinero resuelve. Los individuos y las sociedades necesitamos asegurar el futuro, lo que supone reservar y acumular la riqueza. Acumular los bienes físicos que constituyan riqueza (trigo, ladrillos, etc.) no siempre se puede y suele ser muy ineficiente, pues las cosas se dañan, pierden valor, se las roban. El dinero viene, entonces, a cumplir la función

3. Servir como medio de acumulación de riqueza, o servir para “reserva de valor” .

Otro problema y necesidad que no encuentra solución sin el dinero, y que éste resuelve cumpliendo su función

4, es la de coordinar en el tiempo (coordinación intertemporal) las decisiones de los distintos agentes económicos, de manera tal que los recursos productivos y los bienes producidos estén disponibles para cada sujeto en el momento en que los necesita, sin permanecer inactivos o desocupados durante largos períodos de tiempo, o sin que haya que esperar acopiar todos los recursos antes de iniciar una actividad. Esto se conecta con la función

5. El dinero permite que lo que unos ahorran hoy (para gastar mañana) esté disponible hoy (en la forma de crédito o préstamo) para quien lo necesita ahora pero que sólo podrá pagarlo después.

Pues bien: ¿Qué pasa si el dinero deja de ser confiable como “unidad de medida” del valor? Imaginemos: ¿qué pasaría en la construcción de un edificio, de una catedral, de un castillo, si el metro que usamos para medir, un día mide 80 centímetros , el día siguiente mide 110 cm., luego sólo 90, y nadie sabe realmente ni puede confiar en el metro que utiliza cada día?

En la historia ha ocurrido varias veces –y cada vez ha sido ocasión de una “gran crisis” económica- que el dinero ha dejado de ser confiable como unidad de medida del valor. Pues, cuando ello ocurre, deja el dinero de servir para acumular riqueza y reservar valor; ya no sirve tampoco para la coordinación intertemporal de las decisiones (pues ahorrantes y endeudados no pueden saber lo que vale lo que tienen hoy y lo que podrán tener mañana). Y se entorpece seriamente incluso la función del dinero como medio de intercambio universal.

Mi tesis es que la actual crisis financiera es una “gran crisis” económica, cuya causa fundamental reside en la distorsión y el cambio que ha ocurrido a nivel de la “esencia” y las funciones del dinero. Quevedo decía que “Sólo un necio confunde valor con precio”. Durante muchos años la masa monetaria en manos del público ha sido muy superior al valor de los bienes, de la producción mundial,con el objeto de pasar de un pilar del capitalismo como es el consumo a un cáncer como es el consumismo; con el objeto de alargar artificialmente la amplitud de los ciclos económicos, cosa que aseguraba la permanencia en la silla a los políticos. La distorsión llegó a tal punto que daba igual lo que hubiera que comprar ya que lo importante no era el consumo y la necesidad de los bienes comprados sino “consumir” la liquidez fuera en lo que fuera y al precio que resultase se correspondiera con su verdadero valor o no. En tal sentido, los “rescates” financieros que están implementando actualmente los gobiernos de muchos países no hacen sino agravar la crisis y postergar su superación, toda vez que contribuyen –y de manera muy importante- a acentuar la distorsión del dinero y dificultar que cumpla sus funciones esenciales.

Para que el dinero cumpla sus cinco preciosas funciones, es necesario que satisfaga dos condiciones esenciales, estrechamente asociadas. La primera es que el dinero tenga valor, que represente valor realizable en el mercado. Para ello debe tener –como se dice- un “respaldo” adecuado y consistente. La segunda condición es que sea “confiable” para todos los agentes económicos.

Que el dinero tenga valor, que esté respaldado por riqueza real, es una necesidad obvia, toda vez que es el activo económico que se intercambia por bienes, servicios y factores reales. Nadie cambiaría algo que vale por algo que no vale. Pues bien esta premisa no se ha observado en este ciclo.

Que el dinero sea confiable es una consecuencia del respaldo que lo sostiene, y además, de que esté vigente jurídica e institucionalmente el “contrato social” o la convención intersubjetiva según la cual se fija la “unidad de medida” del dinero que se emplea en las transacciones, que garantiza la genuinidad del dinero circulante, y que castiga los incumplimientos de los contratos comerciales. En la época moderna esta garantía de confiabilidad está dada por el Estado y su ente financiero central, que emite dinero de curso legal.

Es de la esencia del dinero que “tenga valor”, que esté respaldado.

Antiguamente el dinero que se empleada en las transacciones tenía valor en sí mismo: se trataba de porciones de oro, plata y metales preciosos.

Posteriormente se colocó el oro en la bóveda de los bancos, que emitían billetes de papel “convertibles” en oro o plata.

Después se descubrió que no era necesario que el dinero tuviese respaldo en oro, pues podía respaldarse directamente en los bienes y servicios por los cuales se intercambiaba en el mercado. El que emitía el dinero garantizaba que tenía activos económicos suficientes para respaldar la emisión monetaria y responder por el valor del dinero.

Más adelante se pensó que no necesariamente fuera el emisor quien debía disponer de valores equivalentes al dinero emitido, pues bastaba que el conjunto del dinero estuviera respaldado por el conjunto de bienes y activos económicos existentes en un mercado determinado.

Pero, para que ello generara la indispensable confianza, fue necesario que el Estado tuviera el monopolio de la emisión del dinero, garantizando que no emitía dinero nuevo sino en proporción al crecimiento de la producción. Si, eso es, el crecimiento del dinero debe obedecer al crecimiento de la producción y por ende de la productividad. Si no cumplía con parsimonia con este requisito, esto es, si realizaba emisiones “inorgánicas”, el dinero se desvalorizaba en el mercado produciendo inflación que reducía el valor de la unidad monetaria.

En fin, recientemente, se inventó que podía emitirse dinero sin respaldo actual en activos económicos existentes en el mercado, siendo suficiente que el respaldo lo otorgara el conjunto de los compromisos de pago futuro asumidos por los sujetos económicos que recibían el dinero en forma de préstamo o crédito. El respaldo consiste, actualmente, solo en creer que los deudores pagarán el dinero que ha sido emitido expresamente como crédito.

Es así que, hoy, el dinero se emite como deuda, y esto lo realizan los bancos privados, las empresas, e incluso los supermercados y todos los negocios que emiten dinero al aceptar pagos diferidos en el tiempo.

Este dinero, pues, está respaldado exclusivamente por deudas: así, el dinero “es” deuda. El respaldo del dinero no está en activos económicos actuales, sino en producción y riqueza futura. El banco emisor de dinero –el banco privado o la empresa comercial que crea dinero en el momento que concede crédito a sus clientes– puede exigir que el cliente le garantice el pago, por ejemplo, mediante la hipoteca de un bien inmobiliario cuyo valor sea equivalente al crédito. Pero puede también concederle el crédito sin obtener del deudor una garantía suficiente.

Es en este último sentido que se dice, para explicar la actual crisis financiera, que ella se origina en la burbuja de los precios de los bienes inmobiliarios hipotecados como garantía de los créditos, que no han mantenido su valor.

Dejemos a parte, por ahora, el hecho que la Reserva Federal de Estados Unidos ha sido autorizada para emitir mucho dinero (700.000.000.000 de dólares) respaldados por papeles, bonos y otros documentos de pago que se sabe que no tienen valor, que son deuda morosa, incobrable, casi sin valor real. Este es, en los hechos, el último paso en el proceso de pérdida de valor del dinero.

Lo que se intenta con este “rescate” es que “los mercados” (o sea los agentes económicos) recuperen la confianza en los bancos y se evite el temido pánico con que se recuerda la grande crisis de 1929.

Sí, todos hoy hablan que el sistema financiero se basa en la confianza, que el dinero está sustentado en la confianza, en la credibilidad.

Pero esto es solamente una parte de la verdadera esencia del dinero, como hemos visto. Nuestro análisis nos permite comprender que la cosa es muy diferente, y que el problema es mucho más profundo, y que afecta al conjunto del dinero emitido, y no solamente a las deudas morosas.

El cambio sustancial que ocurre a nivel de la naturaleza del dinero, cuando se lo emite en base a deuda y se lo respalda en función de sus pagos futuros, deriva del hecho que toda deuda implica un compromiso de pago por una cantidad mayor de dinero que la recibida en préstamo. En efecto, debe pagarse el interés. Y como casi todo el dinero emitido y circulante ha sido emitido contra deuda, ocurre inevitablemente que el monto total de los compromisos de pago es mayor al monto del dinero real circulante. Por definición, los billetes puestos en circulación no alcanzan para amortizar los créditos y además pagar el interés convenido. Así, gran parte de la deuda no puede ser nunca pagada.

Esto puede sostenerse en el tiempo solamente mediante la inflación (que diluye el valor del dinero en el tiempo) y en base al incremento permanente de la producción, que permite respaldar una parte de los intereses por pagar.

Pero la inflación hace que el dinero pierda credibilidad y confiabilidad. Y el crecimiento permanente sería posible solamente si el incremento de las deudas (dinero creado en el mercado) fuera proporcional al incremento de la producción.

Esto último es lo que ha fallado, en proporciones gigantescas, en las últimas décadas. A través de los derivados de crédito, contratos a futuro, etc., el monto total de las deudas se ha incrementado exponencialmente. De ahí la actual crisis, que sin duda ninguna, será grande. El crédito está disminuyendo aceleradamente, porque no hay confianza en que lo que se preste será recuperado. Por eso, el dinero “contante y sonante”, los billetes de curso legal, adquieren un enorme valor. Esta grande crisis será muy profunda, y durará hasta que no se cree un nuevo sistema monetario: un dinero de nuevo tipo, que valga, que esté respaldado, y que suscite la confianza. Ello requiere, a su vez, un nuevo orden político, institucional y jurídico.

Os invito a ver este fragmento del El concursante de youtube, una imagen vale más que mil palabras, para entender «la existencia del dinero».

Crisis Económica 3: ¿Solución Keynesiana?

¿Puede una política keynesiana servir para superar la gran crisis actual?

Se está dando actualmente un renacer del keynesianismo. Muchos recuerdan que el New Deal tanto en América como en Europa produjo decenios de bienestar: ocupación y elevación del nivel de vida de la población, junto con la superación de la gran crisis de los años treinta. Tal es una creencia actualmente muy difundida, que explica también por qué casi todos tienden hoy a pensar que para salir de esta crisis se requieren políticas keynesianas: más Estado, más crédito, más emisión monetaria, más regulaciones.

Es sabido que la historia la interpretan los vencedores; pero no por ello la interpretación resulta científicamente rigurosa y verdadera. Pero a las creencias sobre el keynesianismo difundidas y proclamadas durante las seis últimas décadas del siglo pasado hay que hacerles algunas correcciones importantes:

1. El New Deal aplicado por Roosevelt entre 1933 y 1937 (consistente básicamente en un gran intervencionismo del Estado en el mercado, y un consistente fomento del consumo mediante la emisión monetaria), lejos de salvar al mundo de la gran depresión como se cree, en realidad hizo que la crisis se prolongara durante una década completa, prácticamente en todo el mundo, hasta el comienzo de la guerra.

2. El impresionante auge económico que se observa después de la segunda guerra mundial ¿es explicable por el keynesianismo? La respuesta que podemos dar desde la Teoría Económica Comprensiva –que comprende los procesos económicos en su contexto histórico, político y cultural- es negativa. El llamado keynesianismo fue causa de la notable distribución de la riqueza, que generó un mercado más equitativo y en cierto modo más democrático; pero no fue causa relevante del crecimiento económico ni de la generación de riqueza.

Hay un hecho de dimensiones gigantescas pero que permanece bastante oculto por razones ideológicas: la guerra y la economía de guerra están al origen del impresionante auge económico de la postguerra. En efecto, la guerra puso las bases tecnológicas, sociales, institucionales, políticas y demográficas que explican el gran impulso que experimentó la economía durante los treinta años siguientes.

Destacan, en particular, los siguientes 7 impactos de la guerra, cada uno de ellos condicionantes del auge económico posterior:

a) La guerra generó innovaciones tecnológicas impresionantes (en los rubros energético, de las comunicaciones, el transporte marítimo y terrestre, la aviación, la ingeniería de obras civiles, la ingeniería industrial, la automatización, la electrónica, la industria química, la medicina, la producción de alimentos, etc.) que, después, aplicadas en la producción y la economía civil, impulsaron la innovación productiva y una increíble expansión de la productividad.

b) Produjo una gran acumulación de capital, concentrado en gran medida en manos del Estado, que permitió que éste fuese un actor decisivo en la industrialización, la urbanización, la tecnología, la educación, la salud, etc. durante los siguientes 30 años de la postguerra.

c) Dio lugar a una clase trabajadora disciplinada y eficiente, que era necesaria para el desarrollo industrial.

d) Permitió que se alcanzara una sorprendente disciplina social, que facilitó el establecimiento de instituciones fundamentales para el desarrollo.

e) Dio legitimidad al Estado para implementar políticas fiscales (elevados impuestos) y distributivas (estado de bienestar) que le permitieron mantener al Estado como agente económico principal durante décadas.

f) Generó condiciones para la movilización de recursos naturales, sociales y demográficos en vistas de la realización de proyectos nacionales de envergadura.

g) Estableció y consolidó una división internacional del mercado (con términos de intercambio extremadamente desiguales), que generó una sistemática transferencia de recursos hacia Estados Unidos y Europa, desde América Latina, Asia, África y todo el resto del mundo que permanecieron en el subdesarrollo (no obstante que también allí se aplicaron las políticas keynesianas). A lo anterior hay que agregar otro condicionante, que no fue efecto de la guerra pero que incidió notablemente en el crecimiento económico durante la segunda mitad del siglo pasado: la impresionante expansión de la disponibilidad de energía de bajo costo, especialmente proveniente de los hidrocarburos.

3. De este modo -como efecto inmediato de la guerra y como actor capaz de aprovechar las oportunidades creadas durante aquella- el Estado pudo ser y de hecho fue, en los países desarrollados, un gran impulsor del auge económico durante la posguerra.

El keynesianismo fue la concepción económica que acompañó durante treinta años dicho auge económico, y su principal mérito fue hacer que la riqueza se distribuyera de manera más equitativa en la sociedad, a través de políticas sociales y de bienestar. Pero políticas neo-keynesianas irresponsables en el plano monetario, un exceso de regulaciones estatales, impuestos demasiado elevados, y una gran presión social y política para que el Estado se hiciera cargo de cuanta necesidad colectiva y/o demanda corporativa alcanzara cierta notoriedad, condujeron a que en sólo 30 a 35 años, el impulso económico se debilitara, la moneda se envileciera, y la crisis volviera a producirse a fines de la década de los setenta y comienzos de los ochenta.

¿Qué queda hoy de los 7 condicionantes del auge de la posguerra? En verdad, el Estado parece haberlos dilapidado.

4. Las políticas keynesianas no pueden ya ser útiles para enfrentar la actual crisis. Ello, en el corto plazo, porque no podrían tener siquiera los reducidos efectos positivos que tuvo el New Deal en los años treinta frente a la crisis. En efecto, si hubiera que reconocer que en las condiciones de entonces las medidas aplicadas por el New Deal eran razonables, ya no lo son actualmente. En efecto, las condiciones en que se aplicó el New Deal eran muy diferentes a las actuales. Había entonces un evidente subconsumo, hoy venimos de un notable consumismo. Escaseaba el dinero, por las elevadas tasas de interés; hoy abunda la emisión monetaria, con tasas de interés muy bajas durante períodos muy prolongados. Regía el patrón oro y la convertibilidad en oro que daban un excesivo respaldo al dinero; actualmente el dinero se crea “ ex nulla ”, o su respaldo es solamente el “crédito”. En ese tiempo era altamente premiado el ahorro; actualmente y desde hace mucho tiempo el ahorro es castigado por la inflación y las bajas tasas de interés.

En cuanto al mediano y largo plazo, no vemos al Estado como actor que pueda encabezar la recuperación y un nuevo auge económico, porque:

a) No parece capaz de generar dinámicas de innovación tecnológica consistentes.

b) Lejos de disponer de abundante capital acumulado, la mayoría de los Estados experimenta déficit elevados.

c) No parece capaz de disciplinar y motivar a la clase trabajadora en un gran esfuerzo de trabajo con fines de desarrollo nacional.

d) Las instituciones públicas se encuentran debilitadas y cuentan con escasa capacidad de entusiasmar en torno a proyectos nacionales.

e) La sobreexplotación de muchos recursos naturales pone límites (incluso culturales) al crecimiento por su incidencia en el medio ambiente y la ecología.

f) La emergencia de grandes sociedades que estaban sumidas en el subdesarrollo pone límites a la transferencia fácil de recursos hacia los países avanzados.

g) La disponibilidad de energías de bajo costo se encuentra seriamente amenazada.

Ninguna de estas condiciones que en la posguerra hicieron posible que el Estado se alzara como el gran agente del desarrollo pueden, hoy, ser activadas mediante un nuevo conflicto bélico. Al contrario, por razones que no es del caso exponer en esta ocasión, de la guerra no puede hoy esperarse sino la aceleración de la descomposición y la decadencia económica, social y cultural.

Si es así, ¿cómo podremos salir de esta crisis? Si no es el keynesianismo, ¿qué otra alternativa de respuesta puede formularse? ¿Es más en el caso Español, sirven de algo las medidas tomadas por el gobierno que a costa de endeudarse pretenden combatir la crisis contrayendo gasto y en algún caso realizando inversiones?

Un video para reflexíonar…

Crisis Económica 4: Opciones

¿Por cuál de estas opciones, y con qué otros componentes, pudiera vislumbrarse una salida de esta gran crisis?

¿Qué otras opciones y escenarios son actualmente posibles?

En una primera instancia de análisis y búsqueda de alternativas, se presenta una cuestión fundamental, de la cual dependen muchas otras, por lo que conviene referirse a ella en primer lugar. Es la cuestión de las “dimensiones” geo-económico-políticas del posible nuevo ordenamiento mundial.

Una primera opción la podemos llamar “mundialización económico-política”, que supone avanzar en la dirección de una globalización acentuada, que pudiera manifestarse en una serie de procesos entre los que destacarían:

a) La creación de una moneda única mundial (sustitutiva del dólar, el euro, el yen y todas las monedas nacionales).

b) El establecimiento de una institucionalidad económica que fije regulaciones financieras, comerciales, fiscales, energéticas, ambientales, laborales, jurídicas e incluso militares, que deban regir y aplicarse en todas las naciones del mundo (con la sola exclusión de aquellos países que soberanamente quieran sustraerse del sistema y que quedarían política y económicamente aislados).

c) Se implica en este escenario una dramática reducción del poder de los Estados nacionales, que entre otras muchas atribuciones que posee actualmente perdería la capacidad de poner restricciones al libre comercio.

Una segunda opción la podemos llamar “regionalización económico-política”, que implicaría el surgimiento de tres grandes regiones económicas que competirían entre ellas por el control de los mercados (y de los principales recursos) mundiales, y por el dominio y/o la hegemonía política internacional.

En este escenario podemos visualizar la formación y consiguiente confrontación entre grandes regiones geográfica, económica y políticamente configuradas, que serían América del Norte, la Unión Europea y un Bloque Asiático.

Cada una de estas potencias tendría su propia moneda y sistema financiero, fijaría sus propias regulaciones, inclusivas de un fuerte proteccionismo de sus mercados y fronteras económicas, y compitiendo por los recursos y los mercados de las zonas que permanecerían probablemente sin integrarse a dichas regiones, tales como América Latina, Rusia, los países petroleros, etc.

Una tercera opción sería el prevalecer de los estatismos nacionalistas, con la mantención de las monedas nacionales, el incremento de las políticas proteccionistas, el aumento de las restricciones al libre comercio, el Estado nacional asumiendo crecientes funciones, y probablemente dándose lugar al recrudecimiento de los conflictos y guerras entre países.

Formular estos tres escenarios posibles es en realidad un ejercicio intelectual menor. También es fácil imaginar que las tres opciones tendrán sus promotores e impulsores, de modo que durante un cierto período de tiempo veremos y podremos seguir el debate y la confrontación entre estas tres opciones. Lo verdaderamente complejo y que plantea desafíos intelectuales mayores, lo podemos diferenciar en dos aspectos.

El primero es prever el curso de los acontecimientos, identificar a los actores (incluidas las naciones) que se pondrán a favor de cada opción, visualizar la relación de fuerzas que se manifestará entre ellos, y adelantar el resultado histórico-político de la confrontación (que será, obviamente, teórica y práctica).

El segundo, por cierto distinto del anterior aunque el pensamiento ideológico tiende a menudo a confundirlos, es identificar cuál de las opciones señaladas es la mejor, o la más conveniente y adecuada en términos de superar la crisis actual y de alcanzarse un mejor futuro para la humanidad.

 

 

Antes de abordar esta pregunta volvamos la mirada sobre la magnitud e intensidad de esta gran crisis. Pues se habla y escribe con demasiada facilidad sobre “la salida de la crisis”. Se anuncia que ella durará dos o tres semestres, o un año, incluso algunos dicen que hasta dos años completos. Este último es el escenario que la describe como una crisis en forma de U, imagen con la cual se indica que a la caída acelerada seguirá una relativamente prolongada situación depresiva, luego de la cual inevitablemente vendrá la subida, que se espera será tan acelerada como fuera la caída. Nadie, en efecto, duda que de esta crisis se sale, y que la economía recuperará el crecimiento, volviendo a la normalidad, e iniciándose un nuevo ciclo de expansión y crecimiento.

Se piensa y razona de este modo, porque se concibe que esta crisis es una más entre las crisis cíclicas que acostumbra experimentar el mercado.

Yo no lo creo. Cuando sostengo que esta crisis será prolongada, no pienso en dos o tres años, sino en tantos cuantos se requieran para que se cumplan las condiciones de salida de esta crisis, a los que me he referido en post anteriores y que podemos resumir así: Una nueva moneda internacional, un nuevo orden financiero, un nuevo ordenamiento institucional, jurídico y político de dimensiones globales, y una nueva cultura que implique una transformación profunda de los comportamientos económicos de las personas, grupos y sociedades. Así, la crisis podrá durar tres años, cinco años, diez años, veinte años, o más. Menos o más, dependiendo de lo que nos demoremos en crear estas nuevas condiciones.

Cuando afirmo que esta crisis será profunda, no pienso en uno, dos o hasta tres puntos (como creen los más pesimistas) de decrecimiento, sino en una caída generalizada de la producción y del consumo, tanto o más grande como la que ocurriera con la crisis del 1929-30, y cuya efectiva superación empezó solamente al término de la Segunda Guerra. Obviamente, en este juicio está contenido un cierto concepto de la crisis, que comprende las dimensiones económica, social, política y cultural.

Observemos algunos hechos.

Primer hecho. Hace apenas unos meses (mediados de Julio 2008) el petróleo alcanzaba casi 150 dólares el barril, y los analistas anunciaban que llegaría rápidamente a 200 dólares, y algunos planteaban cifras mayores. ¿Se equivocaron los analistas? Obviamente, en cierto sentido, pero ello no tiene mayor importancia. El hecho es que el petróleo llegó a costar 150 dólares, y que “el mercado” prospectaba que el precio seguiría subiendo aceleradamente. Todo ello estuvo acompañado de otros dos hechos: a) Una sorpresiva difusión de la teoría del “ peak oil ” de Hubbert, según la cual se avecina una catástrofe como consecuencia de que no existen capacidades productivas ni reservas de petróleo capaces de mantener en el tiempo los niveles actuales de producción de esta fundamental fuente de energía. b) Los gobiernos de todo el mundo realizaron una campaña coordinada tendiente a reducir el consumo energético y a buscar fuentes alternativas; una campaña que tuvo escasos resultados.

Segundo hecho. En el momento en que el precio del petróleo llegó a su máximo histórico, se inició una brutal contracción del dinero disponible en la economía, que generó una “sequía” del crédito, no solamente al consumo y a las hipotecas inmobiliarias, sino también a las más grandes empresas. Los índices de las Bolsas de valores caen entre un 40 y un 70 % en todos los países del mundo. Al mismo tiempo se derrumban entre un 25 y un 60 % los precios de las viviendas y de las principales materias primas.

Tercer hecho. Los Bancos Centrales y los gobiernos en todas partes salen simultáneamente “al rescate” selectivo de los principales bancos y empresas que se tornan insolventes, evitando así que entren definitivamente en bancarrota.

Crisis Económica 5: ¿Hay alguna lógica detrás?

Hay muchas explicaciones que dan los analistas, respecto a cada uno de estos hechos considerados aisladamente. Una explicación distinta para cada hecho. Todos, hechos que se explican por “el mercado”, afectado por desequilibrios, que motivan acciones especulativas, pánicos, comportamientos esquizoides, en fin, “volatilidad” extrema. Detrás de ello, por cierto, burbujas que se inflan y desinflan. ¿Es eso todo?

Con nuestra Teoría Económica Comprensiva tratamos de comprender los procesos, aplicando una estructura conceptual compleja. Resumimos las hipótesis a las que hemos llegado.

1. El mercado determinado, actualmente no está funcionando como un mecanismo automático que responde a decisiones independientes de sujetos en competencia. El mercado determinado tiene un nivel de extrema concentración, y responde en gran medida a las decisiones de pocos gigantescos y muy poderosos grandes grupos económicos, y se encuentra comandado y articulado por pocos y muy determinados grandes poderes públicos nacionales y supranacionales.

2. Existe, efectivamente, un gravísimo problema de escasez de petróleo, cuya producción no alcanza a sostener ya el crecimiento de la economía a nivel global, y cuyas disponibilidades (reservas no explotadas) no permitirán mantener durante las próximas décadas ni siquiera los niveles de producción actuales. Desde este punto de vista, y hasta que no se resuelva el problema energético con nuevos descubrimientos, nuevas tecnologías, nuevas soluciones, el mundo se verá enfrentado a una inevitable contracción económica.

3. Si el mercado estuviese operando en libre, espontánea y automática competencia, el escenario más probable sería catastrófico. Pero el mercado determinado se encuentra controlado y comandado, como sostiene nuestra hipótesis. Y quienes comandan el mercado, han decidido asumir el problema de la doble crisis (energética y financiera) en su real magnitud, y evitar la catástrofe, imponiendo una profunda y prolongada depresión económica.

4. Lo que han hecho para evitar la catástrofe, puede sintetizarse en los siguientes movimientos:

Primero, con el petróleo a 150 dólares estuvimos (nos llevaron) al borde del abismo de una posible crisis energética. Ello nos hace comprender a todos, que el crecimiento económico sostenido no es ya posible.

Segundo, con la contracción monetaria y la consiguiente inevitable depresión, se espera evitar el colapso energético (con una fuerte contracción de la demanda de petróleo), pero ello nos pone al borde de otro abismo, el del colapso financiero global. Así comprendemos que será necesario adaptarse a una economía no sólo sin crecimiento sino en depresión, por un largo tiempo.

Tercero, con los “rescates”, las nuevas regulaciones, el control de los grandes bancos y de las grandes empresas automovilísticas, aerolíneas y otras, los grandes poderes se aprontan a tomar el control de la situación y así manejar una prolongadísima y profunda gran crisis. Comprendemos que bajo estas condiciones una crisis profunda y prolongada no sería la peor alternativa. Este tercer momento no será sin conflicto entre muchos grandes intereses involucrados, pero terminará por establecerse (con el predominio de alguno de los tres escenarios que expusimos en el punto anterior).

En los próximos años y tal vez durante décadas, viviremos en depresión económica, oscilando entre dos abismos mucho peores: el abismo de la crisis energética y el abismo de la interrupción de la cadena de pagos. El avance por tan estrecho sendero será dramático, pues para evitar caer en el abismo energético será necesario reducir el crecimiento económico (la producción y el consumo). Pero al reducir el crecimiento se hace insostenible el funcionamiento del sistema financiero, que solamente puede operar con cierta normalidad si hay crecimiento de la producción y del consumo y de la creación del dinero como deuda. Así caminaremos por el estrecho sendero de una crisis prolongada y profunda, entre dos abismos catastróficos: intentando evitar el primero nos asomaremos al segundo, y evitando caer en el segundo nos asomaremos al primero. Nos mantendremos en la grande crisis sólo si logramos evitar caer en cualquiera de los abismos.

Y ahora un video para comprender como el dinero se crea «de la nada», nace de la deuda y no del valor de los activos.


Crisis Económica 6: La salida


En el supuesto de que evitamos el abismo y la catástrofe, podremos decir que se ha iniciado la superación de la gran crisis cuando avancemos simultáneamente en la construcción de las siguientes seis condiciones:

    1. Disponer de un nuevo sistema monetario y financiero, que no requiera elevado crecimiento de la producción y del consumo para sostenerse. Ello supone que el dinero deja de crearse como crédito, y que recupere credibilidad y sus cinco importantes funciones. El dinero se crea partiendo del valor (claramente se crea a partir del invertido en infraestructuras para la economía).
    2. Disponer de una nueva matriz energética, ambientalmente sostenible.
    3. Una gran reforma intelectual y moral, que sustente un nuevo modo de vida, una nueva economía, una nueva cultura, orientadas hacia el levantamiento de una nueva civilización, más justa y solidaria.
    4. La creación de un nuevo orden institucional, jurídico y político, que de estabilidad y garantice la permanencia de las tres condiciones anteriores.
    5. Restringir el poder de los bancos (sobre todo centrales) y de los políticos para que en ningún caso el crecimiento de la masa monetaria sea superior a la producción y el incremento de la masa monetaria en manos del público a nivel individual sea superior al incremento de la productividad. La evolución sostenible debe basarse no sólo en serlo medioambientalmente sino también en que el aumento del bienestar es directamente proporcional al incremento del valor, no precio, de los bienes y servicios producidos. En el caso Español debe realizarse además una rotación del trabajo, de sociedad de trabajadores, a sociedad de valor añadido; el modelo de crecimiento basado en el ladrillo, de turismo masificado y en el incremento de producto interior añadiendo más masa laboral pero con un diferencial de productividad por cada unidad añadida inferior se ha mostrado como un modelo incompleto y tremendamente vulnerable. El incremento del producto interior bruto en los próximos años debe realizarse mediante el aumento del valor añadido en cada unidad producida. Por poner un ejemplo en el sector de automoción, no puede permitirse España lo que hizo en tiempos pasados: Un motor brillante desarrollado en España, si el valor añadido Español de la ingeniería y desarrollo, Barreiros, se evapora y en cambio se montan fábricas dónde los la ingeniería y el desarrollo viene de terceros países y en España nos dedicamos a, permítaseme la expresión, «apretar tornillos».
    6. Vuelta del consumismo al consumo. Ismo, exaltación. La exaltación del consumo como única alternativa al crecimiento en el capitalismo, de consumir más y más sin que los productos sean necesarios para el consumidor (todos conocemos la generación de necesidades que el sistema ha realizado en la última época en la que ya no basta con tener 10 cosas para la misma función sino además que deben ser de una determinada marca para evidenciar el nivel social en el que está o le gustaría estar al consumidor) y sin ser sostenible desde el punto de vista medioambiental y sustento financiero ha sido el cáncer de la economía.

Un fragmento de la película El Concursante, ¿algo para reflexionar?