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Economía de las Personas

portada_economia_personasDe la Economía de Mercado a la Economía de las Personas

Con la noticia de que Amartya Sen va a recibir el premio Príncipe de Asturias, y dado que fue fuente de Inspiración, he rescatado el libro que en su momento escribí.

Introducción

Decir en descargo de este texto que está fluyendo que surge en un tren de vuelta de Lleida, después de impartir un curso de ocho horas en materia económica y de justificación de subvenciones, y que a raíz de escucharme a mi mismo en voz alta, y de las reflexiones que me hicieron algunos de los participantes, sobre la justicia o la injusticia, la bondad o no de realizar determinadas acciones restrictivas derivadas de la crisis económica, me hicieron pensar sobre el capitalismo y la economía de mercado.

Mientras tomaba un zumo de cebada fermentado buscaba en mi bolsa, esa mochila que siempre me acompaña, unas notas que había tomado hace algún tiempo cuando leía el libro «La inteligencia fracasada». De esas notas me permito entresacar este texto (cuasi literal):

El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. Ambas están unidas por parentescos casi olvidados. Hans Kelsen, uno de los grandes juristas del pasado siglo, los describió con claridad: «La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede encontrar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social.» La felicidad política es una condición imprescindible para la felicidad personal. Hemos de realizar nuestros proyectos más íntimos, como el de ser feliz, integrándolos con los proyectos compartidos. Sólo los eremitas de todos los tiempos y confesiones han pretendido vivir su intimidad con total autosuficiencia. De todo esto se desprende un colorario:

Son inteligentes las sociedades justas. Y estúpidas las injustas. Puesto que la inteligencia tiene como meta la felicidad -privada o pública-, todo fracaso de la inteligencia entraña la desdicha. La desdicha privada es el dolor. La desdicha pública es el mal, es decir, la injusticia.

En estos momentos en los que estamos tanto a nivel mundial, como en España, el sistema actual de economía de mercado, de capitalismo, está produciendo fracaso público y privado. ¿Somos estúpidos? ¿Creemos en un sistema que no cree en las personas?

Unos días después, ya en Valladolid, en el master, hablaba con David, un compañero y amigo gallego, sobre el triunfo del sistema capitalista. Hablaba con él y defendía mi tesis, y afirmaba que cuando todo el mundo sostiene que el sistema capitalista está en crisis, es justo lo contrario: nunca el sistema capitalista había demostrado su salud como ahora. Y explico el razonamiento: En el momento actual el objetivo del sistema capitalista no son las personas, éstas no dejan de ser un mero recurso productivo, el factor mano de obra; el objetivo es el mantenimiento del capital. Y así, para preservar el capital y mantener la rentabilidad de éste, se habían tomado una serie de medidas tendentes a ese objetivo. Poco importaba si para ello la cuarta parte de la población tenía que pasar al paro, si los recursos económicos debían destinarse no a las personas, sino al mantenimiento y protección del capital. ¿Dónde está la crisis del sistema? ¿Defiende a ultranza su fin último: el capital? ¿El paro, crecimiento negativo, etc. no dejaban de ser más que unas externalidades del sistema? ¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema? ¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas «excluidas» salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

¡Cuántas preguntas, y sin muchas respuestas en mi mente!

Para abundar más en la situación en el desarrollo de la jornada de puesta en común recordaba las palabras de D. José Herrador Alonso[2] de «Queremos hacer la revolución en las organizaciones, eso es Desarrollo Organizativo», por supuesto sin perder los valores ya que estos orientan la conducta de la organización y de las personas. Y así el desarrollo organizativo era el aprendizaje organizativo que al final se convierte en el conocimiento tácito, en el aprendizaje tácito. Y a mí me apetecía escribir, es más desearía «hacer la revolución en la economía con el enfoque de Desarrollo Organizativo».

Sí el desarrollo organizativo es el «arte de lo posible» y es aprendizaje ¿por qué no aplicarlo a la economía? Y aunque había presentado un trabajo sobre desarrollo organizativo en los centros sociosanitarios, no por ello pensé que merecía la pena ligar el desarrollo organizacional. Y así, con independencia de que complete o no ese trabajo, decidí  que otro tipo de sistema económico es posible y que debía escribir sobre ello.

Y sin saber muy bien si llegaría a despejar alguna incógnita, ni si sería capaz de dar solución al problema, llegué al convencimiento de que el planteamiento era una nueva economía basada en el conocimiento y la libertad (que no el libertinaje) como alternativa a una economía basada en el consumismo y el capitalismo, era la aplicación del desarrollo organizacional puro basado en las personas y en el aprendizaje, todo ello en busca de la gestión del cambio; considerando las sociedades como sistemas y como habría que abordar la relación entre las relaciones de los distintos procesos (no sólo económicos, sino políticos, medioambientales, etc.). Una economía basada en las personas.

Una última reflexión para esta introducción. Viendo las noticias ahora y a los políticos, y no sólo españoles sino de todos los países, y las declaraciones que hacen, no salgo de mi asombro. Pretenden con las mismas recetas que han llevado a las personas al borde del abismo, que no al sistema capitalista, encontrar un mundo nuevo. Me pregunto ¿es posible seguir manteniendo un sistema que no esté basado en las personas? Es necesario un cambio de enfoque, de la forma de ver las cosas, en él.

Y recordando lo aprendido sobre Desarrollo Organizacional comprendí que este cambio sólo podía ser abordado con la existencia de un líder, o mejor dicho de un grupo de liderazgo que empujase e hiciera visible una nueva forma de hacer las cosas. Aquí tuve un momento de desaliento pensando en los políticos actuales, si bien este momento pasó ya que también comprendí que la sociedad civil, y precisamente en este máster realizado donde el alumnado pertenece a ONG, también puede impulsar ese cambio e incluso hacer que los políticos escuchen las necesidades de las personas. Y así que el primer paso es crear, compartir, comunicar, difundir ese pensamiento, ese aprendizaje «social».

Llegados a este punto decidí que merecía la pena seguir adelante. Y así dar respuesta al título y sobre todo al objetivo último: El sistema capitalista está gastado y debe dar paso a un sistema económico donde las personas sean el centro. En este momento además es buena época para proponerlo ya que las épocas de crisis son las adecuadas para plantear el cambio.

O bien en la fotografía o en este enlace para descargar el documento pdf http://donoso.es/wp-content/uploads/personas/Economia_de_las_personas.pdf

Economía de las Personas: Liderazgo. Participación de una sociedad civil organizada

El papel de las entidades sin fines de lucro (ESFL)

Debemos salir del aletargamiento en el que está la sociedad y estar dispuesta a participar activamente. Sólo nos organizamos para ver el fútbol o alienarnos con programas “gran hermano”. Debe existir un liderazgo social capaz de compensar el liderazgo político.

En este punto me gustaría hacer referencia a una de esas estructuras sociales, no la única ni mucho menos, como es la del tercer sector, especialmente el de acción social (si bien serán unas breves pinceladas puesto que para abordarlo más profundamente se necesitarían más folios que los escritos en este trabajo).

Son unas organizaciones de la sociedad civil que sin pertenecer al sector público persiguen unos objetivos que pretenden incidir en este estado del bienestar. La aparición de las Instituciones sin fines de lucro se debe tanto
a fallos del mercado como al fallo del Estado en su función de asegurar una provisión de recursos eficiente. Las Entidades sin fines lucrativos (ESFL) deben desarrollar un papel de cobertura allí donde las necesidades no
están cubiertas bien sea por el Estado o por el sector Privado, actuando de forma complementaria e independiente de los mismos, especializándose; pero también deben desenvolverse en otros ámbitos de actuación llevando
sus características y manera particular de “saber hacer”.

Estas instituciones tienen funciones propias:

a. Contribuyen a una sociedad más pujante capaz de defender sus derechos.
b. Son fuentes de innovación y dinamización social.
c. Son capaces de prestar servicios que no quedan cubiertos por ninguno de los otros dos sectores, enfrentándose con fallos del mercado y tratando de corregir sus deficiencias.
d. Son un puente de comunicación entre el tejido social y las estructuras sociales.

Así podemos definir el Tercer Sector como aquel formado por una serie de Instituciones, altruistas, solidarias y voluntarias, que surgidas de la propia sociedad, pretenden conseguir mediante su actuación sobre el medio social, unos Objetivos múltiples difíciles de medir, dirigidos a la obtención de mejorías en la calidad de vida y reconocimiento de derechos.

¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema?

¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas “excluidas” salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

Una crítica al funcionamiento de estas entidades, que como movimiento social organizado, debe aspirar a algo más que a prestar un servicio o a servir de cura paliativa a las personas excluidas socialmente. En mi opinión se han olvidado de parte funciones descritas anteriormente, centrándose en la c), función que ha sido fomentada desde los servicios públicos y desde la responsabilidad corporativa, contribuyendo a que sean meras entidades instrumentales de prestación y cobertura (eso sí con una manera de hacer propia).

Tampoco las entidades de tipo expresivo61, y con función reivindicativa cumplen porque su aportación se centra en la reivindicativa coercitiva con el empleo de la fuerza en mayor o menor grado (eso sí hay que reconocer que de forma imaginativa). No hay aprendizaje colectivo ni alternativa distinta a la propuesta por estas ESFL dejando de ser un puente entre las propias personas que conforman la sociedad (ya que hay quienes opinan de otra forma y pueden tener alternativas distintas), el tejido y las estructuras sociales.

El papel de las ESFL es fundamental. Y así deben seguir prestando y cubriendo las necesidades de las personas vulnerables y también el reivindicativo. Pero sin olvidar que sí es importante dar de comer es aún más importante enseñarle a pescar. Que el objetivo debe ser emancipador lo que supondría que una ESFL exitosa es aquella que
desaparece en el plano de prestadora de ese servicio concreto ya que la necesidad como tal desaparece o ha sido cubierta, pasando a un plano superior intercalado entre el tejido social y la estructura social; llegando a ser, por qué no, la voz de la sociedad civil organizada (incluyendo el papel de auditoría, entendida como vigilancia, como señala Amartya Sen).

Referencias:

Juan Jesús Donoso Azañón. Extraído del artículo “Entidades Sin Fines Lucrativos”. Diario Lanza. 18
de diciembre de 2008.
López de Aguileta Díaz: “Estado Sociedad Civil y Procesos de Participación”, en Voluntariado en la
Animación Sociocultural. Editorial Popular, 1990.

Y si te apetece leer el primer artículo sobre esta reflexión del liderazgo de la economía de las personas, el papel de la política y el estado pulsa aquí

Economía de las personas: Liderazgo. ¿Es posible concebir una forma diferente de convivencia?

Nos guste o no, y con independencia de lo críticos que podamos ser en un momento determinado, el liderazgo en las sociedades actuales está siendo dirigido desde el mundo de la política.

¿Es posible concebir una forma diferente de convivencia?

Bajo esta premisa voy a realizar dos reflexiones, que dejaré en dos post en mi página.

Primera reflexión sobre el “sistema político” y “el estado”.

Creamos instituciones y políticas basadas en suposiciones sobre nosotros, sin ver el sistema en su conjunto y sin estrategia para el futuro. Y así configuramos un primer mundo y un tercero, y aceptamos el hecho que siempre habrá pobres entre nosotros. Por eso los tenemos. Si hubiéramos creído que la pobreza es inaceptable para nosotros, y que no debe pertenecer a un mundo civilizado, habríamos creado instituciones y políticas apropiadas para crear un mundo sin pobreza. Queríamos ir a la Luna ‐ y fuimos a ella. Queríamos comunicarnos unos con otros muy rápidamente ‐ por lo que hicimos los cambios necesarios en la tecnología de las comunicaciones. Logramos lo que queremos lograr.

Si no estamos logrando algo, mi primera sospecha recae sobre la intensidad de nuestro deseo de lograrlo. Grameen me ha enseñado dos cosas: primero, nuestra base de conocimientos sobre las personas y cómo actúan todavía es inadecuada; segundo, cada persona es uy importante. Cada persona tiene gran potencial. Ella sola puede influir en las vidas de otros en comunidades, y naciones ‐ dentro y más allá de su propio tiempo. Cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior mucho más de lo que hemos tenido oportunidad de explorar hasta ahora. A menos que creemos un ambiente favorable para descubrir los límites de nuestro potencial, nunca sabremos lo que tenemos dentro.

Y lo cierto es que no se puede tratar de restaurar un sistema caducado. La mayoría de los planes de rescate puestos en marcha tratan de recuperar la confianza en el sistema financiero, aportar liquidez a las entidades bancarias. Pero tiene sentido tiene el empeño desde todos los gobiernos en poner fondos para ayudar al sector inmobiliario o financiero a relanzarse? ¿Se trata de volver a poner en marcha una rueda de consumismo salvaje que nos ha dejado en la actual situación? ¿O más bien de crear un nuevo modelo que nos confraternice con el planeta y con los recursos reales?

En última instancia sólo se puede definir el Estado moderno, sociológicamente, partiendo de su medio específico, propio de él así como de toda federación política: me refiero a la violencia física. “Todo estado se basa en la fuerza”, dijo Troski en Brest‐Litovsk. Así es, en efecto. Si sólo existieran estructuras políticas que no aplicasen la fuerza como medio, entonces habría desaparecido el concepto de “Estado”, dando lugar a lo que solemos llamar “anarquía” en el sentido estricto de la palabra.

Por supuesto, la fuerza no es el único medio del Estado ni su único recursos, no cabe duda, pero sí su medio más específico. En nuestra época, precisamente, el Estado tiene una estrecha relación con la violencia. Las diversas instituciones del pasado –empezando por la familia– consideraban la violencia como un medio absolutamente normal. Hoy, en cambio, deberíamos formularlo así: el Estado es aquella comunidad humana que ejerce (con éxito) el monopolio de la violencia física legítima dentro de un determinado territorio.

Tal y como afirma Mintzberg ninguna de las estructuras: simple, Burocracia mecánica, Burocracia profesional y Forma divisional vienen bien para las industrias de nuestra época ya que por encima de todo estas organizaciones necesitan innovar siguiendo vías complejas. Lo mismo sucede con la configuración política y del estado. La estructura burocrática es demasiado inflexible y la configuración simple excesivamente centralizada.

Debería evolucionar la política hacia la adhocracia, al menos en la parte de búsqueda de soluciones a los problemas de las personas, donde los expertos preparados enlazados con el sistema (con las organizaciones de la sociedad civil), trabajan juntos a fin de crear cosas nuevas, mediante la adaptación mutua, el empleo de medios de enlace como grupos de trabajo y estructura matricial económica con políticos, expertos y estructura social entrelazados. La estructura vertical actual con jefe de gobierno, etc. quedará diluida, quedando concentrada únicamente en las garantías coercitivas que ejerce el estado, y que lo son básicamente mediante la justicia, y el resto de cosas ordinarias. En estos casos el modelo adhocrático no es el más eficiente ya que no es capaz de hacer bien las cosas ordinarias sino que le corresponderán modelos burocráticos.

Referencias:

Muhammad Yunus. Discurso en Oslo (Noruega) en el acto de entrega del premio Ayuda a la Autoayuda. 26 de septiembre de 1997. Website:
www.networkers.org/userfiles/Muhammad%20Yunus%20A%20Herp.doc

Máx Weber. “Economía y sociedad”. Ed. Fondo de cultura económica de España, S.L., 1993.

Henry Mintzberg. “La necesidad de coherencia en el diseño de la organización”. Ed. Havard Deusto
Business Review, 1982, 3er trimestre.

Os espero en la segunda parte de esta reflexión con el papel de la Participación de una sociedad civil organizada y el papel de las Entidades Sin Fines de Lucro (ESFL) <pulsa aqui>.