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Sofía

Y ahora que estamos en la celebración de los difuntos y de todos los santos, recupero este artículo.

[Colaboración de Rafael Castellanos Solana]

Hoy es un día en el que no sé si podré leer lo que aquí tengo escrito pues las lágrimas se apresuran copiosas por mis ojos y un nudo me aprieta de tal manera la garganta que apenas me deja tragar saliva… pero tengo que hacerlo antes de que te vayas definitivamente… antes de que te lleven de una vez y nos dejes para siempre…

Hoy es un día absurdo… un día que jamás tuvo que nacer… un día en el que nos dejas de modo permanente… un día en el que casualmente nadie nos ha preguntado si existe tan solo un motivo para que tengas que partir y dejarnos aquí solos, sin tu presencia física… solamente con tu recuerdo…

Nadie nos lo preguntó…

Hoy es un día en el que todos los recuerdos (¡Por Dios… hay tantos…!) se nos vienen a la cabeza con cada golpe de sangre que nos manda el corazón… el mismo que repartiste entre los cuatro… aquel corazón que empezó a dejar de ser tuyo cuando nació el primero… hace tantos años ya…

Es curioso… pero hoy es el día en el que me pregunto (nos preguntamos) por qué extraña y desconocida razón un hijo no puede devolverle la vida a la mujer que un día, quizá ya lejano se la dio a él… lo justo –y por derecho necesario- sería que si tu nos diste la vida, nosotros, tus hijos, pudiéramos devolvértela ahora a ti… esa vida que ahora te falta… esa vida que fue tuya y que entregaste a la nuestra…que dedicaste en cuerpo y alma… desinteresadamente… una vida de sacrificios… viviendo por y para nosotros…

Una vida que no fue tuya… que fue nuestra… porque… ¿Cuántas noches en vela… cuántas sin dormir…? ¿Cuántas lágrimas has echado por mi -por nuestra- culpa…? ¿Cuántos desvelos por un constipado… por que hemos salido una noche y no sabes si estamos con el coche o no…? ¿Cuántos disgustos porque no queríamos comer… porque no quisimos estudiar… porque después de una boda ha venido una separación…? y SIEMPRE… SIEMPRE… tuviste una sonrisa… una palabra amable… y silencio… siempre silencio para no hacernos daño con tus opiniones… con tus ideas… con todo lo que pensabas y te callabas para no hacernos daño…

Y nosotros hemos estado ciegos… no hemos visto más allá de lo que teníamos delante de nuestras narices… y pensábamos que todo iba bien… que todo estaba correcto… porque callabas y nos dabas la razón…

Me gustaría decirte tantas y tantas cosas que, por dejación, no te he dicho cuando debería haberlo hecho… ahora es tarde y no sé si me estás oyendo… y, quizá, por eso, por si  aún sigues ahí, quiero hacer mías las palabras de Diana Navarro… que canta en un disco suyo y dicen así…

 

“Caricia de mi tristeza,

Bálsamo de mi dolor,

Fuente de sabiduría,

Lucero de mi mañana,

Salud de mi enfermedad,

Manantial de mi alegría,

Consuelo de mis errores,

Copa de mi realidad,

Torre de mi valentía,

Pulso de mi corazón,

Grito de mi rebelión,

Viento de mi fantasía,

Rabia de mi libertad,

Ángel de mi soledad,

Madre mía, madre mía.”

Me gustaría ser más inteligente para poder buscar en un diccionario alguna palabra tan corta como la de MADRE y que contuviera tanto significado como esa… porque una madre es, o al menos debería serlo para todos, una consejera, una amiga, una enfermera, una confesora, una maestra, una economista, un pozo de dulzura, de sentimientos… tantas y tantas cosas que se acaban hoy aquí y que la cantante resume de muy buen grado…

Tengo que terminar. No puedo seguir… las lágrimas -nunca pensé que pudiera tener tantas- de mis ojos me impiden la visión y siento que el nudo de mi garganta es cada vez más fuerte… por no hablar de la presión que siento cada vez con más fuerza en mi pecho…

Solamente me queda decirte, en mi nombre y en el de mis hermanos, que no te olvidaremos nunca y darte las gracias por la vida que nos diste y que nos has dedicado… sin interés alguno…

Siempre te llevaremos en lo más profundo de nuestro corazón y en nuestro pensamiento.

Adiós MADRE… Hasta siempre.

 

Rafael Castellanos Solana

Conjunto arqueológico de Oreto – Orissia – Urit

En Granátula existe un complejo arqueológico impresionante. La parte excavada la valoro en menos del 1%. Dentro del conjunto de la Catedral, de uno de los obispados visigodos más importantes, está la pila bautismal por inmersión, y la Lauda sepulcral del diácono. En fase de excavación de lo que fue la Catedral. Queda pendiente sacar a la luz el Circo Romano. Y musealizar el hammam más antiguo de la península ibérica.

Breve historia de la Hermandad del Santo Cristo de la Resurrección y Saeta al Resucitado

Entre los archivos me he encontrado con este vídeo de Manuel entonando una saeta al Resucitado. a mi me trasmite emoción pura. Gracias Manuel, una de las mejores personas que he tenido la suerte de conocer.

Hoy 14 de septiembre, feliz día de la Exaltación de la Santa Cruz, y en nuestro pueblo, Granátula, feliz día del Santo Cristo de la Resurrección. Los granatuleños han elegido celebrar la buena nueva de la Cruz, la Resurrección de Cristo.

Como ya me habéis oído decir, desgraciadamente no tenemos la fecha cierta de su fundación. Sabemos que en 1751 existía por la descripción encontrada de los bienes que tenía el Santísimo Cristo de la Resurrección. Y también tenemos la inauguración de la Ermita del Calvario, dedicada a la Resurrección del Hijo de Dios, y abierta al culto por el Ilmo. Obispo de Arcadia el 17 de noviembre de 1661.

Desde el siglo XVII al menos Granátula ha contado con el Santísimo Cristo de la Resurrección, sin que podamos confirmar si con hermandad propia o quizás heredando de otras, como pudo ser la de la Santa Cruz o la de las Ánimas, pudiendo heredar de ellas las tradiciones, y por qué no, en el día de la celebración de la Cruz, del que por cierto hoy es el santo de los que se llaman así, Cruz, y también de Crescencio; celebrar la alegría de la Resurrección. Y porqué digo esto, porque desde 1593 hay datos sobre las revisiones de los visitadores de la Orden de Calatrava, extrayendo de sus conclusiones la siguiente:  «Otrosí os mandamos que tengáis mucho cuidado en el sostenimiento y reparos del Calvario del dicho lugar que se hizo a costa de la dicha cofradía para que siempre esté bien tratado y decente»

Hermandad que pasó por muchas vicisitudes. Ya quedan muy pocas personas en Granátula que recuerden donde estuvo la antigua Ermita del Santo Cristo. En la calle de Almagro, mas o menos donde hoy se coloca el Huerto de los Olivos, a la altura más o menos de la casa de Cruz (coincidencias que a veces tiene la vida o no, como es que el dueño se llame Cruz, que exista una Cruz donde había un Calvario dedicado a la Resurrección del Hijo de Dios, y de donde estuvo saliendo muchos años, antes de tener su ermita, el Santo Cristo al amanecer el día en procesión el Domingo de Resurrección). Y allí estaba la ermita donde estaban las tres Cruces, el Calvario, donde iba allí la procesión penitencial de la cofradía de la Santa Cruz, el Jueves Santo por la tarde; el Viernes Santo por la tarde iba en procesión la cofradía de la Soledad, recorriendo las estaciones del ViaCrucis, y en este Calvario rezaban – escenificaban varias estaciones, entre ellas la Crucifixión, marchando la procesión hacia otras cruces que estaban más adelante hasta finalizar el recorrido.

En el siglo XIX se van arruinando el resto de ermitas, pero esta ermita no se arruina o vende. El porqué hay que buscarlo en dos factores: por un lado es una ermita pequeña, que se puede sostener y reparar sin apenas gastos; pero sobre todo, se mantiene porque hacia 1830 se construye el cementerio a su lado (Cementerio Viejo). La ermita sirve entonces como sala de autopsias, o bien donde se dejan los cadáveres de los «desgraciados» o en caso de ser forasteros. Así se dice de un faccioso muerto por disparos de bala «…cargasen el cadáver en una mula que se había llevado al efecto, y practicado así se condujo a esta población, depositándolo en la Ermita del Santo Cristo de la Resurrección, interim transcurrían las horas legales para el sepelio…»

Las desgracias de las guerras, que además de segar vidas de personas suelen arrasar con la cultura, con el arte, con todo lo que antes pudo ser tenido en consideración y que a algunos les pueda llevar a recordar el pasado. Y en lugar de que permanezca para la historia para que las generaciones siguientes puedan además de disfrutar de ello de hacer su propio juicio, en la guerra civil se arrasó la Ermita del Santo Cristo de la Resurrección y el Santo fue fusilado y arrojado en una noria. Barbarie humana.

Después de la guerra civil la Hermandad estuvo prácticamente desparecida. Algunos de los granatuleños seguían recordado la tradición. Mi bisabuelo Leocadio Azañón decidió comprar y donar la imagen actual del Santo Cristo de la Resurrección, tal y como se recoge en el acta de reconstitución en el año 1952: «se procedió a la discusión del Santo el cual el Sr.  Leocadio Azañón comprador del mismo, manifiesta que desde este momento cede incondicionalmente el Santo a beneficio de la hermandad en concepto de donativo como voluntá propia»

Un conjunto de personas, reconstituyeron la Hermandad, conforme a «las normas a seguir de dicha hermandad sean los usos y costumbres que existían anteriormente». Leocadio Azañón Carretero, Natalio Romero Gómez, Desiderio Gutiérrez Azañón, Félix Azañón Mota, Crescencio Blanco Gómez, Saturnino Gutiérrez Gómez, Pablo Gómez Moreno, Paz Montero Cañizares, Dolores González Velázquez, Eulogio Rabadán Vallez, José de la Muñoza Vallez, Luis Ráez Barrera, León Díaz Molina, Félix Vallez Carneros, Fausto Huertas Valbuena y Desiderio Gómez García, constan entre los presentes.

Un breve resumen. Que en parte también explica porque siempre estuve ligado a esta Hermandad. Os dejo con Manuel, a quien le doy las gracias desde aquí.

Sobre la Hermandad del Santo Cristo

Queridos hijos de la Villa de Granátula, naturales o adoptados, y foráneos, os voy a contar y documentar algo sobre la Hermandad del Santo Cristo

En el 2002 se cumplieron los 50 años de la reconstitución de la Hermandad del Santo Cristo de la Resurrección, después que durante la guerra civil esta se disolviese y el anterior Santo fuera fusilado y echado en una noria.

Una Cofradía que a pesar del trabajo por identificar su antigüedad ésta no ha sido posible, estando fechado el dato cierto más antiguo del que disponemos en el año 1751, año en el que se relacionan los bienes de los que ya dispone la Cofradía. Así si los bienes materiales se registran a nombre de personas físicas o jurídicas cabe la posibilidad de que estos bienes estuvieran a nombre de la Cofradía del Santo Cristo.

Textualmente dice:

«Memorial ajustado que yo, Bernardo Díaz, formo de los bienes que tiene el Santísimo Cristo de la Resurrección, en cumplimiento del bando mandado publicar por el Señor Intendente General de la Provincia de La Mancha y por el señor Don Tomás de Cañizares, juez subdelegado para efecto de la única contribución, que, con distribución son los siguientes:

TIERRA DE SEMBRADURA Y SECANO DE 3ª CALIDAD. Una pieza de tierra de tercera calidad, de sembradura y secano, en el sitio de la Veredilla, media legua de la Villa, de caber una cuerda. Linda a levante con tierra de D. Alfonso Romero; norte, con el dicho; poniente, el Cordel Real y al sur con dicho Alfonso Romero o sus herederos. Y con esta figura. Esta pieza tiene diez celemines de cuerda.

Y en conformidad se finalizó este memorial que firme.

Granátula diez y seis de mayo de Mil Setecientos Cincuenta y Un Años.

La edificación de la ermita del Santo Cristo a la salida de Granátula, junto al camino de Almagro, paso obligado de los difuntos antes de su entierro en el antiguo camposanto, confirmada por Hervás cuando dice «la Ermita del Calvario, dedicada a la Resurrección del Hijo de Dios, y abierta al culto por el Ilmo. Obispo de Arcadia el 17 de noviembre de 1661«, es posiblemente el dato más antiguo que relacione la existencia de la Hermandad del Santo Cristo.

Posterior a su formación, las fechas de culto bien pudieron ser heredadas  de otras Hermandades, como la del Santísimo Cristo de las Ánimas, fecha en la que según sus ordenanzas se establece que el hermano mayor «no debe dar cuentas hasta el día catorce de setiembre… que es el que dicha cofradía haze su fiesta…». La Cofradía de las Ánimas desapareció antes de 1770, fecha en la que el Conde de Aranda solicita «… la razón de todas las hermandades, cofradías, que celebran una o más fiestas al año…» y la respuesta de su alcalde D. Benito Torrubia y Quartas es que «… la Hermandad del Santo Cristo de las Ánimas se halla en el día extinguida y el caudal que tenía dicha hermandad, está en administración…»

Volviendo a la reconstitución en el 2002 se honró a las personas que pusieron su empeño para reconstruirla: Leocadio Azañón Carretero, Natalio Romero Gómez, Desiderio Gutiérrez Azañón, Felix Azañón Mota, Crescencio Blanco Gómez, Saturnino Gutiérrez Gómez, Pablo Gómez Moreno, Paz Montero Cañizares, Dolores Gónzalez Velázquez, Eulogio Rabadán Vallez, José de la Muñoza Vallez, Luis Raez Barrera, León Díaz Molina, Felix Vallez Carneros, Fausto Huertas Valbuena y Desiderio Gómez García.

Se acordó en el acta de constitución que: «se procedió a la discusión del Santo el cual el Sr.  Leocadio Azañón comprador del mismo, manifiesta que desde este momento cede incondicionalmente el Santo a beneficio de la hermandad en concepto de donativo como voluntá propia» y «las normas a seguir de dicha hermandad sean los usos y costumbres que existían anteriormente».

Así la Cofradía se reconstituye y para evitar necias interpretaciones que están circulando por Granátula, la Cofradía ha existido y existe desde tiempo immemorial, sin que se haya convertido nunca en ningún otro tipo de institución, consiguiendo la confirmación canónica en el año 2000.

Hablando con Miguelillo

Colaboración de Eulogio Carretero Bordallo

Para mis sobrinos: Ulises, Jennifer y Patricia

Es parte de nuestro legado, la conservación

de la Naturaleza.

¡No queramos ingenuamente destruirla!

Este cielo, Miguelillo, que esta noche ves ¡Tan cargado de estrellas! Ya existía hace miles de años, ocupando estos mismo lugares. ¿Podrías decirme tú desde cuando? ¿Tú, no has tenido nunca, la curiosidad desmesurada de contar las estrellas? Se dice, que todos los años lucen estrellas nuevas. ¿Tú, podrías adivinar cuales? También que otras viejas se apagan. ¿Sabrías tú decirme dónde? Ves aquella que tanto resplandece. ¿Te imaginas que no estuviese mañana. Qué nadie se hubiese dado cuenta? ¿Tú no has visto cruzar los cometas, en esas noches eufóricas de verano? ¿Dónde caen… Las estrellas que caen?

De pequeño, Miguelillo, me las imaginaba, semejantes a esos cohetes de pólvora que suben cada vez mas altos ¡Incendiados hacia el cielo! Dejando un rastro de chispas tras de si ¡Chsss…! Hasta que explotan, en una luz fuerte, brillante y un ruido seco ¡Plof! reventando en el cielo. Y vuelven a caer luego, sus finas varillas inanimadas en la calle, por los huertos o en los tejados, ya apagadas. Yo recuerdo, que corríamos después los niños de entonces, entusiasmados, lleno de curiosidad a encontrarlas. “¡Ten cuidado, -me decían mis padres- no vayas a quemarte con las varas!” Era, mi admiración por la pólvora y los fuegos artificiales.

A mi, Miguelillo, me sorprendía ver, que tras esa estela luminosa que dejan las estrellas por el cielo, al desaparecer no lo hiciesen con una luz fuerte y una estruendosa explosión, como lo hacían los cohetes… Y si caían después, ¿dónde caían?

Yo, Miguelillo, había oído decir, que algunas de esas estrellas fugaces llegaban a caer aquí en la tierra. O mejor, justo detrás de las montañas, como decían siempre mis padres. En realidad, según mis padres, todo sucedía detrás de las montañas. ¡Nos engañaban. Nos engañaban siempre! Porque Madrid se encontraba, justo detrás de las montañas, y todos esos otros países lejanos, Europa, África, América, también se encontraban detrás de las montañas e incluso al otro lado de Madrid. O incluso había que cruzar el mar. Pero el mar se encontraba también detrás de las montañas, o al menos, eso nos decían. ¡Nos engañaban siempre! O vete tu a saber, nos decían que para qué queríamos saber eso. Muchas cosas Miguelillo, yo estoy seguro, que no las sabían ni ellos.

Mis dimensiones al respecto por entonces, no eran aún muy exactas. Todo lo imaginaba relativamente cerca, relativamente pequeño. Tan pequeño quizás como era yo entonces, como eres tú prácticamente. La verdad es que hoy todavía, Miguelillo, me gustaría aprender mucho más al respecto.

La primera vez que fui a Madrid, tendría yo diez años y he de confesar que no me gustó tanto. Me faltaba el aire, la luz, el paisaje al que me había acostumbrado. Me vine corriendo, para seguir corriendo por estos campos y estos lugares.

¿Y el mar…? ¡La primera vez que vi el mar! Tendría ya veinte años… Tú, Miguelillo, ya sabes como es el mar. Desde antes que lo supieras ya lo tenías delante, mirándolo, jugando con tu cubo pequeño a meterlo en el agujero de la arena. ¡Que ingenuo eras de pequeño. Que ingenuos somos…! De pequeños, creemos que de mayores lo sabremos todo, y de mayores nos damos cuenta, de lo poco que sabemos. Seguimos creyendo, esperando ese día. El día, de no saber nada y haberlo olvidado todo… Ya tu, te darás cuenta. ¡Que ingenuos somos. Que poco sabemos siempre!

Madrid era, las calles grandes, las casas altas… Los edificios, los coches, los trenes: la gente yendo en todas direcciones, de una lado para otro como sin rumbo fijo o sin saber hacia donde. ¡Gente, gente, gente! nunca se quedaban las calles vacías. Fue algo que no llegué a entender, hasta pasado algún tiempo. ¡Nunca imaginé tantos campos, tantas montañas, tantos pueblos, tantos cielos por medio! hasta llegar a Madrid. Nunca había estado tan lejos. Fue un gran paso, un gran descubrimiento, algo necesario de averiguar y descubrir.

Y Madrid fue poco después, el regreso, la estancia definitiva, el día a día. Los coches, la gente, los trenes, la lucha y la batalla diaria. El trabajo… Pero Madrid, Miguelillo fue y sigue siendo, El Retiro, La Casa de Campo, La Plaza de Oriente, La Puerta del Sol, El Museo del Prado… ya lo iras tu descubriendo.

Antes Miguelillo, se viajaba mucho menos. Se nacía y se moría uno, prácticamente sin haber salido del lugar de origen, prácticamente sin haber visto otros países, otras ciudades ni otros monumentos. ¡Y el mar…! Muchos de ellos Miguelillo, diría, que morían sin haber visto el mar. El apego a la tierra donde se nacía era sagrado. Se pasaban las tradiciones y las haciendas de padres a hijos, generación tras generación; toda una costumbre, toda una vida en el mismo lugar. Y de salir, nunca era por bien, sino por motivo familiar o de salud…

Como te decía Miguelillo, antes se viajaba mucho menos, apenas si había coches. ¡Y el tren…! Suponiendo que fueses en tren, que escasamente hace ciento cincuenta años de su presencia recorriendo algunas distancias, allá por el año 1.850… Después se fueron abriendo nuevas líneas, que fueron recorriendo por toda España, y su presencia se fue haciendo mas cotidiana… Hasta que llegaron los coches. ¡Una verdadera revolución! allá por los años veinte. Y después los tractores, y mas tarde los aviones y toda esa serie de maquinarias y artilugios con que la sociedad moderna nos ha ido invadiendo, y que ahora no viene al caso contarte.

Bien, suponiendo que hubieses cogido el tren, que por entonces no había mas medios de locomoción y antes de este, ya nos remontaríamos a los tiempos de los caballos y de otros domésticos animales. Cuando, si querías salir a alguna parte era todo a fuerza de andar o gracias a ellos… Antes, todo se hacía gracias a estos dignos animales. Con ellos se araba la tierra, se sacaba el agua de las norias, se trillaba y se transportaban todas sus cosechas, bien sobre sus monturas o sobre un carro a los cuales iban uncidos. ¡Cuánto debemos a estos humildes animales! hoy ya en vías de extinción y olvidados. ¡Pobre mula vieja. Pobre Lucero! En extinción, como muchos de aquellos hombres que hoy se resisten a cambiar aún, a pesar… Viejos artesanos y arrieros, maestros en la destreza de sus manos y fieles a la tradición de sus oficios.

Como te decía, Miguelillo, suponiendo que fueses en tren. ¿Qué hubieses hecho tú luego. Dónde te hubieses alojado? Los hoteles, y todo ese mundillo en torno que tú conoces de distracción y veraneo, ha ido surgiendo poco después. Es una creación o un invento de ultima generación. O por lo menos lo que había, no estaba al alcance de la mano o de las posibilidades de cualquiera. Ya tu irás aprendiendo.

Si, muy aprisa, últimamente se hace todo muy aprisa. Se construye muy aprisa, casi sin tener en cuenta ciertos lugares protegidos. Se avanza cada vez mas aprisa, mas alocado. No hay una cosa asentada, cuando ya hay otra empezando a suplantar a esta. Se tiene la sensación de ir en una locomotora a la que se le han soltado los frenos y no hay quien la repare… Antes, no había medios posibles, al alcance para poder hacerlo. Todo era duda, misterio. Posiblemente esa duda y ese misterio que hoy nos embarga, hacia esos viajes en avión a otros lugares. Incluso si me apuras, a esos viajes a la luna, a los satélites o a las estrellas. Todo era así de difícil y de fácil, hasta dar el primer paso. Tú, Miguelillo, posiblemente viajes a las estrellas, posiblemente. Yo que tú, debería de estar contento. O, quién sabe… ¡La vida da tantas vueltas!

Tú sabes, que eso hoy no esta al alcance de la mano, no es posible. Como tampoco es posible curar algunas enfermedades y otras muchas cosas que hoy la ciencia investiga, y que tu y yo desconocemos e incluso ni imaginamos. ¿Tú, Miguelillo, no has tenido nunca la curiosidad de asomarte tras las lentes de un microscopio? El microscopio Miguelillo, te puede dar la idea de partículas, células, bacterias y microorganismos vivos existentes que forman parte de nosotros. Que pueden ser la causa de nuestra existencia o de nuestras enfermedades, y que nosotros a simple vista no vemos, no podemos apreciar al tacto y mucho menos averiguar su procedencia.

Esto Miguelillo, es el interesante mundo microorgánico de la materia. Pero eso, no nos rompamos la cabeza, son mundo desconocidos, aparte, lejos del alcance de nuestra inteligencia. Aunque también he de decirte Miguelillo, que aparte de todos estos mundos hay muchos más por descubrir, y que cualquiera si se lo propone puede llegar a profundizar en ellos y manifestarlos. Sepas que estamos empezando. Mañana seguiremos hablando.

Como te decía Miguelillo, no todo está hecho, no todo está inventado. La evolución de la humanidad podría decirse que está empezando. Se ha evolucionado mucho desde la aparición del hombre hasta nuestros días, pero aún queda mucho mas por hacer. Hay que llegar mucho mas lejos, hay que profundizar más en todos los campos. ¡Hay que hacer mayores descubrimientos! Solo en este último siglo, se ha evolucionado mas que en todo el resto de vida anterior. ¡La luz, el teléfono, la radio, el televisor!… Y toda esa serie de electrodomésticos caseros, que nos han hecho la vida mas cómoda y nos han facilitado el trabajo.

Cien años, en la vida de la humanidad no es nada. Pues bien Miguelillo, en estos últimos cien años, la vida ha dado un vuelco de siglos. Puedes creerlo. Aunque, también he de decirte que en estos cien últimos años, todo este progreso ha repercutido de manera tal sobre la tierra y su ecosistema, que la hemos degradado de forma escandalosa, atentando incluso con nuestros propios recursos naturales.

No, Miguelillo, en esto no hemos sido nada generosos. Esta tierra que habitamos, no empieza a ser la misma de nuestros antepasados, se resiente, se acusa. A la vez que avanzamos en nuestros progresos, la vamos degradando. Nos degradamos, a la vez nosotros y empeñamos el futuro de los nuestros… Se acusa en el agua, con los vertidos residuales en los ríos. Se acusa en el aire, en la capa de ozono, en la vida animal y vegetal. Muchas especies de estos han desaparecido. Hemos conseguido su extinción, y otros muchos estamos apunto de conseguirlo. Son los métodos de evolución, incontrolados, que acaparan por encima de lo necesario… Se ha creado la maquinaria de la destrucción y el exterminio, y un hombre tiene que rendir su trabajo frente a esa máquina. ¡Dios nos salve! Las generaciones venideras hablaran de nosotros, como de aquellos bárbaros… Herejes y sin civilizar, que pasaron por la vida como el caballo de Atila… degradando la Natura y sembrando enfermedades. Deberíamos garantizar el futuro y la supervivencia de la especie en iguales condiciones que hicieron nuestros antepasados. Este debería ser nuestro legado para las futuras. La conservación de la Naturaleza. Estamos sobreexplotando y degradando de tal forma la materia y el ecosistema, que otras cien años y habremos agotado las reservas naturales. ¡Dios nos salve!

Aparte, hay otras muchas razones por las que merezca la pena la vida, luchar, estudiar. Una de ellas, es la de poder contemplar cada mañana la luz del sol. Tu obra, tu esfuerzo. ¡No queramos ingenuamente destruirla! Poder contemplar cada mañana la luz del sol, Miguelillo, debería ser nuestra máxima alegría, nuestro máximo agradecimiento.

Al final, Miguelillo, se llega a la conclusión de que es preferible, no tener grandes conocimientos, ni hacer descubrimientos apoteósicos y celestiales. Se siente uno menos responsable, más libre de cargos, menos culpable, más humano si llega el caso. No quisiera ser tan drástico pero, muchos de ellos Miguelillo si lo analizamos, son de efecto tan devastador que no es posible que se pueda tener la conciencia tranquila. Ya tu irás sabiendo porque.

Esto Miguelillo, no es del todo cierto, es una forma de eludir nuestro compromiso con la sociedad. En la vida no se puede permanecer de brazos cruzados, ignorantes de cuanto se origina. Hay que estar comprometidos con el tiempo que nos ha tocado. No podemos desentendernos, se debe luchar en la medida de nuestro esfuerzo y nuestras posibilidades, por hacer que todo vaya mejor, según nuestra conciencia. Por conseguir un mundo mas justo, no lo olvides… Todo experimento debería ir proyectado, en la conservación de la Natura; en la conservación y en el futuro de la especie. ¿Tú podrías explicarme, para qué tanta bomba atómica, tanta central nuclear, tanta arma bacteriológica? Somos tan ingenuos con nuestros experimentos, Miguelillo, que no nos damos cuenta que tenemos el fuego en nuestras manos y terminamos por quemarnos. Terminamos por quemarlo todo. Cien años más Miguelillo y tendremos que empezar de nuevo. Cada uno a sembrar su trigo, cada uno a hacer su pan. Tú quizás llegues a verlo, Miguelillo, y no me gustaría ser tan trágico. Por hoy es suficiente, seguiremos hablando en otro momento.

(Continuará)

 

Eulogio Carretero

Recuerdos

[Colaboración de Kally]

Recuerdo, cuando regresaba al pueblo, el chillar de los vencejos, el arañar de los escobillos en el suelo, el olor  de los cocidos de puchero.

Recuerdo una luna gorda, amarillenta y redonda, los vecinos sentados en el patio o tomando “el fresco”.

Recuerdo el cuartel, el matadero, el huerto, ese olor característico que cuando sopla reviento de añoranza, alegría y gozo.

_ ¿Porqué tiene una raja la calle abuela?

_ ¡Un señor se la ha hecho!,  decía sonriendo. Alguna vez, tras algún tiempo, vi correr el agua por ese surco…, ¡ahora lo entiendo!

La acera del cuartel, con sus baldosas rojas de barro, era estupenda para correr con mi triciclo amarillo y nunca me regañaron los guardias…

Recuerdo a mi hermano vestirse de “armao”, los tambores, nazarenos, las masillas y galletas de huevo, los rosquillos y barquillos, el potaje con pellas y… beber la leche cuando nadie te veía en la lechera.

Si no sabes es la calle el cuerno, ¡qué nombre!, ¿verdad? Ojalá mis hijos recuerden su calle con tanto cariño como yo, la que entonces, era la mía.

Recuerdo a mi abuela ir a misa con su velo negro y a la noche me contaba un cuento de miedo, me pelaba pipas haciendo un montoncito en su mandil negro. La lumbre salpicaba chuscas anaranjadas quemándome los leotardos… verás tu madre!.

¡Mi abuela!.

La recuerdo sentada a la puerta del matadero, haciendo sus encajes del melón, y cuando se levantaba, yo ocupaba su puesto haciendo ruido con los bolillos, enredándoselos,

_ Pero  “Chinri” ¡No me marres los encajes que te como!.

De esto han pasado mas de veinticinco años.

Con sesenta y seis años  ¡parecía ya tan mayor! Ella siempre respetó  el luto desde la guerra.

Recuerdo asar castañas en los Santos, ir a cavar la sepultura de mi bisabuela, pintar la Cruz y regresar por los huertos, por una senda por la que debías ir en fila india.

Semana Santa, el verano, la Virgen, los Santos, el Cristo,  todo en el pueblo.

Mi pueblo!.

Ahora vivo en él y además de estas cosas conozco su historia, me enorgullezco de ser Granatuleña y hablar bien de ella fuera y dentro de esta tierra.

Inténtalo, ama nuestra historia y quizá nuestros hijos trabajen por este pueblo que ha empezado a enfermar, si no es así perderemos nuestras raíces y todos seremos pobres.

El mercadillo de Granátula

Y hoy os dejo este programa del Mercadillo grabado en Granátula. La  vida cotidiana del pueblo, yendo a los mandaos, en algunos casos personas que ya no están con nosotros. Y de paso una imagen de Tacones Lejanos en la plaza, el cementerio. Y la historia de la Encantada, de la mano de Meseguer.