Y se me hizo la boca agua, rememorando el sabor de las «gachillas», viendo a este Calatravo haciéndolas. Si fuéramos franceses le diríamos pudding con aroma de chorizo y panceta. Una diferencia en la receta, le echa pimentón, y nosotros preferimos «freir» un guindillón y machacarlo, dándole ese sabor tan característico.
Y compartimos que en Corral de Calatrava se junta el Guadiana con el afluente, el Jabalón, que atraviesa mi pueblo e incluso hay una presa llamada «Vega del Jabalón».
Y bueno os dejo las cantidades a usar, de unos productos muy sencillos y baratos, medida por persona:
- Dos cucharadas de aceite de oliva virgen.
- Un chorizo de matanza.
- Panceta, una tira de «mesao».
- Un par de dientes de ajo.
- Una cucharada bien colmada de harina de pitos (que es como se llaman en mi pueblo, los Titos o Almortas), y una cucharada de «regalo» más para el conjunto de los comensales.
- Vaso de agua, sin colmar.
- Y un cornacho (en este caso no es por persona sino para el conjunto).
Y para que queden buenas deben follar adecuadamente, esos volcanes que surgen y que nos dan idea de la textura y finura con la que han quedado cocinadas.
Os dejo al padre elaborándolas.