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El Real de a Ocho y el Dólar

Con tanta noticia sobre las elecciones en Estados Unidos me acordé de las relaciones con España y con su moneda el Dólar

El llamado real de a ocho, o también peso duro o simplemente duro, acuñada por el Imperio Español desde 1497 fue la moneda más importante del mundo en su época. Su peso era consistente: 27 gramos de plata, y en el reverso de la moneda figuran las dos columnas de Hércules y el “plus ultra”, el lema de España.

De la mitología Romana y Griega debemos las columnas de Hércules (Heracles en griego) y representaban a Gibraltar y Ceuta, los dos peñones que delimitaron el final del mundo conocido hasta el viaje de Colón en 1492. Cuando el mítico Hércules ejecutó uno de sus famosos trabajos, el mundo terminaba ahí, era el non terrae plus ultra, pero España lo desbordó con el descubrimiento de América, y por eso Carlos V acuñó para España el lema de ”Plus Ultra”.

Los reales de a ocho fueron conocidos como “taleros”, por su parecido con la recia moneda austríaca “thaler” acuñada en Bohemia, también en el territorio imperial de Carlos V, pero tenía mucha menor distribución.

El real de a ocho español se acuñaba en la Ceca o Casa de la Moneda de Méjico, procediendo el metal de los yacimientos de Zacatecas o Guanajuato, y de las riquísimas minas de Potosí, en Bolivia, prácticamente una montaña maciza de plata, el mayor yacimiento argentífero que haya existido nunca.

Fue una moneda que servía de base para la emisión de otras y también fue divisa universal, tanto en Occidente como en Asía, circulando entre Europa y Asía merced al comercio con Filipinas. El Galeón español Manila hacía su trayecto anual entre Méjico y Filipinas, llevando Reales de a Ocho para comprar los productos de Oriente, siendo aceptada por los comerciantes chinos.

Tambien circulaba la moneda española en las trece Colonias británicas de América del Norte, Las que luego formarían parte de los Estados Unidos de America. El uso de la libra esterlina era muy costoso por lo que utilizaban los reales de a ocho emitidnos en Méjico. Fue denominada como “spanish thaler”, pasando después a “spanish daller”, y más tarde a “spanish dollar”.

Cuando llegó el momento de la emancipación de las colonias, los Estados Unidos repudiaron formalmente la moneda británica y se vieron en la necesidad de acuñar moneda propia. Se recurrió al peso duro, la moneda española real de a ocho. Había muchas de estas monedas en circulación en las Trece Colonias, y tenían la garantía de su prestigio y de su depurado contenido de plata, de modo que el real de a ocho de la monarquía española se convirtió en la base de la moneda de los Estados Unidos.

La paridad del dólar americano fue unida oficialmente a la moneda española, y el “spanish dollar”, llamado así durante mucho tiempo, convivió durante largos años con el “dollar” americano. Ambas monedas, la americana y la española, circulaban por igual y con el mismo valor en USA. La moneda española estuvo vigente en Estados Unidos hasta el año 1857, cuando se prohibió su uso.

En cuanto al signo del dólar, $, la S proviene de la conjunción de la “P” y la “S”, de la palabra PeSo con la que se conocía al Real de a Ocho, y las dos barras se corresponden con las dos columnas de Hércules. Las primeras monedas acuñadas por Estados Unidos se las llamó “pillar-dollar”, por los dos pilares o columnas de Hércules.

Pedacitos de historia que nos unen más con los orígenes de los Estados Unidos, como también lo fue San Antonio, etc.

Pensamiento crítico

Os dejo este video que habla sobre el Pensamiento, qué es pensar, añadiendo crítico. Está dirigido a la formación, a la enseñanza, cambiando la perspectiva de la educación desde, sirva la comparación, una jarra a la que hay que llenar con conocimientos, a dar las herramientas para que cada persona llene su propia jarra y sea capaz de vaciarla, rellenarla, etc.
Personalmente, ver este video, coincide en un momento de la vida de cambio, en el trabajo cambiando la mirada y haciendo que las cosas se puedan ver desde otro ángulo, buscando soluciones e incorporando el valor del grupo, del pensamiento del grupo, del análisis; a la parte personal yendo desde el recibe información, instrucciones, asume y trabaja a otro estatus más importante en mi opinión: piensa, cambia y adapta. Y en ese camino, y con todo el respeto necesario, diciendo lo que se piensa guste o no, porque si no se comparten las opiniones no habrá mejora, valor añadido de todos.

Economía: Primero las personas

Amartya Sen[1]en su publicación “Primero la gente” introduce la disciplina de la ética del desarrollo. “Intentamos demostrar que el mundo puede ser diferente”, “que la economía se puede manejar con otros criterios, mostramos muchos ejemplos concretos de cómo se está haciendo en diversos lugares del planeta y que es posible tener esperanzas, pero reclamamos que para ello hay que ¡actuar!”.

Las políticas públicas deben asumir plenamente sus responsabilidades y que cuando mejor funciona la productividad es cuando los trabajadores tienen una participación mayor en los ingresos. También es necesario alcanzar concertaciones sociales entre las política públicas, la responsabilidad social de la empresa privada y la movilización solidaria de la sociedad civil.

La crisis internacional ha mostrado al “Rey desnudo”, sin regulaciones, apelando sólo al egoísmo personal e incentivándolo para producir, con impunidad para buscar el máximo lucro a corto plazo. “Sin valores, la economía puede transformarse en una trampa”. Se requieren regulaciones activas, organismos de control y finalmente la permanente auditoría de una sociedad civil organizada.
Ahora es el momento más oportuno para avanzar en programas alternativos que buscan abrir paso a una nueva economía dedicada a servir a la comunidad.

Korten[2]afirma que el sistema actual se basa en una ilusión, la de que el dinero es riqueza. Pero lo más preocupante es la ilusión que crea en la gente, quienes piensan que son parte de esta riqueza, que son ricos. No nos es extraño ver que en cuanto más desarrollado es un país, hay más personas que viven en la pobreza y todo se reduce a que todas las decisiones se toman en base a la utilidad marginal y a la maximización de los beneficios, del dinero, que benefician a quien ya lo tiene mientras que las que no lo poseen cada vez están mas fuera del sistema.

Propone Korten una nueva economía basada en la localidad, orientada a la comunidad, y dedicada a la creación de una mejor calidad de vida para todos. Prevé un mundo de economías de mercado locales a manos de pequeños empresarios, artesanos, agricultores, entre otros, con fuertes raíces en la comunidad que les permita a su vez mantener involucrados en la producción y el intercambio de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de ellos mismos y sus vecinos. Está introduciendo el valor sistema comunitario por encima de los individuos. Concepto parecido al que Itamar en la sesión de 12 de marzo introdujo con los Kibutzs, granja colectiva de Israel. Uno de los objetivos con estas estrategias es acabar con el consumo innecesario establecido hasta ahora en la sociedad.

Fomentar las relaciones de la comunidad y que sea esta la que pueda optar por crear sus propios negocios, empresas familiares, ser propietarios de viviendas y a su vez logren implantar organizaciones que fortalezcan con sus servicios a la sociedad, fortaleciendo sistemas propios.

Si estamos convencidos en este momento, y las personas son lo primero, ya sólo nos queda enfocar una economía que lo permita.

[1]Amartya Sen y Bernardo Kliksberg . “Primero la Gente”. Ediciones Deusto, 2008.

[2]David Korten. “When corporation rule the world”.  Ed. Kumarian Press, 1995.

Crisis, ¿éxito en su salida?

La crisis se trata de un fenómeno “normal” y recurrente que sucede periódicamente en los mercados. Lo que pudiera diferenciar unas crisis de otras normalmente es su profundidad y su extensión.

Pero este análisis es muy pobre. Hace años que la economía está dando síntomas de una grave enfermedad, siendo sostenida en su declive añadiendo más leña al fuego. La palabra Capitalismo está compuesta por los vocablos Capital e Ismo, es decir Exaltación del Capital. ¿Cómo es posible que estando en una exaltación del capital durante años el Capital haya sido regalado a todo aquel que lo demandaba? ¿Cómo es posible que artificialmente y por arte de los Bancos Centrales se haya mantenido el tipo de interés real del dinero por debajo de la inflación? ¿Cómo es posible que la masa monetaria haya crecido muy por encima del crecimiento de la productividad? Esto en mi pueblo se le denomina “Pan para hoy y hambre para mañana”[1]. Y estamos en el Mañana, quedan muchos años de hambre. El análisis de la actual situación de los mercados efectuado en base a los conceptos de la Teoría Económica Comprensiva[2], reconoce que lo expuesto (en los términos de las concepciones económicas convencionales) es correcto; pero va más allá y abre a otra dimensión de las crisis, que la pone en una perspectiva histórica y económica que nos permite verla no solamente como más profunda y extendida sino como cualitativamente distinta. Más aún, nos pone en la perspectiva de comprender que las respuestas “normales” o habituales, aplicadas a las crisis, no tendrán los efectos esperados, es decir, no conducirán en esta ocasión a una real superación y salida de la crisis.

La salida “normal” de una crisis financiera “normal” consiste en combinar en una adecuada proporción de tres elementos:

  1. a) la pérdida de valor de los activos de los acreedores;

  2. b) la pérdida que deben asumir los deudores;

  3. c) la pérdida que necesariamente ha de afectar al conjunto de los otros agentes económicos (consumidores, empresarios, trabajadores, etc.) vía inflación y vía contracción económica.

De este modo se obtiene que la pérdida, el daño y el dolor que provoca la crisis se reparta entre los diferentes sectores involucrados. Estos procesos son cuidadosamente vigilados por los Gobiernos (políticas fiscal, tributaria, regulatoria, subsidiaria y de incentivos, rescate de bancos, etc.) y por las autoridades monetarias o bancos centrales (tasas de interés, emisión monetaria, tipo de cambio, etc.).

Todo ello está de hecho ocurriendo. Pero desde el punto de observación que nos proporciona la Teoría Económica Comprensiva, podemos ver algo más, por debajo y más allá de todo lo indicado. Desde esta óptica apreciamos básicamente dos fenómenos de incalculables consecuencias:

El primer fenómeno es un cambio que se está cumpliendo en la naturaleza o “esencia “del dinero. Y como el dinero es –en el actual sistema económico- el elemento articulador de los mercados y de la economía en su conjunto. El nuevo concepto económico neoliberal está significando una desarticulación estructural muy profunda de los determinantes del mercado, de modo que no podrá resolverse la crisis sino mediante una reforma institucional, jurídica y política. Entendamos: el mercado continuará funcionando, pero en crisis, que se prolongará hasta que se cumplan dichas reformas.

El segundo fenómeno, estrechamente conectado al anterior, es una mutación al nivel de las relaciones entre los agentes económicos privados y los agentes económicos públicos, tal que los equilibrios que han permanecido sin cambios sustanciales durante las últimas seis décadas ya no se sostienen, planteando la necesidad de redefinir las relaciones entre economía y política; y entre ambas y el ser humano y las personas. Y de ahí el surgimiento de nuevas ideas políticas, nuevas formas de entenderla, movimientos extremos, movilizaciones sociales, etc.

Y todo eso se produce porque la salida de la crisis se ha efectuado ajustando los salarios y pensiones, bajando los ingresos de la clase media, incrementando el nivel de empleo a costa de salarios más bajos. El ajuste ha sido soportado por las personas que perciben rentas del trabajo y asimiladas. Y el efecto también consecuente de disminuir la capa de la clase media incrementando los polos opuestos: personas en nivel de pobreza o semi pobreza cada vez más numeroso y a la vez incremento de la riqueza en manos de unos pocos básicamente procedente de rentas distintas de las del trabajo.

[1] Un pueblo manchego, en esa Mancha que describió Cervantes. Su nombre Granátula de Calatrava. www.granatula.net

[2]  Luis Razeto Migliaro: “Fundamentos de una Teoría Económica Comprensiva. Libro tercero de Economía de Solidaridad y Mercado Democrático.” Ediciones PET, Santiago, 1994.

Diversidad

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define diversidad como:

  1. Variedad, desemejanza, diferencia.

  2. Abundancia, gran cantidad de varias cosas distintas.

Igualdad no significa identidad en el sentido de que todo sea igual o idéntico, sino en todo caso semejante o equivalente, lo que significa otorgar igual valoración. Promover la igualdad significa intentar acabar con las discriminaciones basadas en la edad, sexo, raza, ideología, religión, discapacidad, etc., otorgando el mismo valor, los mismos derechos y las mismas oportunidades.

El principio de igualdad incluye todas las acciones positivas que se realicen para conseguir eliminar el trato desigual a lo que de hecho es lo mismo; es decir, intervenciones que buscan superar todos los obstáculos que la sociedad pone al reconocimiento pleno de la igualdad.

Entre las medidas para garantizar el trato igualitario en todos los ámbitos de la entidad (voluntariado, personal laboral, socios, colaboradores, etc.) podemos citar los siguientes campos de actuación:

  • Procesos de captación, selección e incorporación no discriminatoria[1].

  • Gestión de la formación atendiendo a las condiciones y posiciones estratégicas en la organización.

  • Conciliación entre la vida profesional, laboral y personal.

  • Revisión y diseño de una política salarial basada en criterios objetivos.

  • Comunicación interna y externa orientada a la inclusión.

  • Salud laboral y prevención de riesgos desde la perspectiva de las necesidades diferenciales entre sexos, capacidades diferentes, cultura, etc.

  • Prevenir y sancionar las situaciones de cualquier tipo de acoso y abuso.

  • La estrategia diseñada para conseguir que las preocupaciones y experiencias de todas las personas que se relacionan con la entidad sean parte integrante en la puesta en marcha de sus programas y políticas (transversalidad).

[1] Valoración de la capacidad, mérito y conocimiento.

Todos somos Cataluña – Tots som Catalunya

#todossomoscataluña #totssomcatalunya y esto no es solo una etiqueta. Siempre he considerado esa tierra como parte preciosa y parte de todos nosotros, y la que siento y disfruto cómo parte de todos y cómo no, mia. Nada en España sería igual sin Cataluña ni tampoco lo hubiera sido. Tantos años construyendo un futuro juntos del que disfrutamos es este país que es la octava economía del mundo y de la que los extranjeros aman y suspiran por volver a ver.
Hace unos días escribí:
No entiendo nada de lo que sucede y cuantos más razonamientos oigo menos lo entiendo.
Hace mucho tiempo que escribí, y está disponible en mis páginas y publicaciones públicas, que soy de donde el corazón me marca. Madrileño que nunca negare mis orígenes y para eso nací allí, manchego que para eso lo ejerzo y tengo mis raíces, Granatuleño mi pueblo querido, español, europeo y ciudadano del mundo. Soy por tanto la suma de todos lo vivido, de la personas con las que me he relacionado y de los sitios que he vivido, y agradezco a todo ello incluso a la gente que nunca me tragó y a l que me odió porque con todos los sitios y personas forme mi personalidad.
No cabe en mi la idea de restar, de no ser, de despreciar.
Como dice mi ideario siempre Quiero luchar desde la leyenda contra los encantadores que niegan y desfiguran las cosas hermosas, contra los que en nombre de la razón izan la bandera del realismo más despiadado; contra los resentidos; contra los envidiosos; contra los que confunden la crítica con la mala fe; contra los que no saben compadecer y admirar; contra los que no creen en más Dios que en su egoísmo; contra los que matan a inocentes ciudadanos; contra los que aprisionan y despedazan a los débiles; contra los que confunden la formación y la educación con la debilidad, el pacifismo con la cobardía, la comprensión con la imbecilidad, el amor con el erotismo; contra los que creen que el mundo fue hecho para ellos solos; contra los que tornan gigantes en molinos, los ejércitos en rebaños y el sublime amoroso de una moza en una locura.
Considerarme mejor que alguien simplemente lo veo como racismo. Nadie es mejor que nadie y nadie excluye a nadie. Y cuando veo que se habla de restar solo viene a mi memoria la idea de la superioridad de una determinada raza. Quizas este equivocado pero nadie tiene la capacidad superior de discernir que es mejor que nadie, que gracias a él viven otros. Este es el mismo razonamiento por el que no entiendo quienes están en contra de los refugiados o de las personas que jugándose la vida buscan otra realidad. Y así pienso que el Brexit busca el racismo y apartar la circulación de europeos y no europeos eso sí ahora se descuelgan que quieren mantener la económica y el negocio; y los nacionalismos se basan en la idea de ser superiores y de que los demás son chusma.
No creo que haya mucha gente que lea eso peor o por ello quería dejar de decir lo que pienso. Muchas líneas para expresar una idea en la era digital en la que no se leen más de 40 caracteres.

Cuatro enseñanzas extraídas del Quijote

1. Determinar la realidad a partir de la forma en que se ve al mundo

En el mundo de Don Quijote, nada es lo que aparenta ser. Los molinos son gigantes, las posadas son castillos, las plebeyas son princesas, y los títeres son moros. Aunque su peculiar forma de observar las cosas le trajo problemas y desventuras, el ingenioso hidalgo creó para él una realidad distinta, un mundo diferente en el que triunfaría la virtud sobre el mal y estaría libre de esclavitud.

Si bien no pudo cambiar al mundo, sí logró cambiar su vida a partir de encontrar un propósito y un noble ideal

2. Ser fiel a un ideal

A pesar de las adversidades, Don Quijote deja como enseñanza la importancia de tener sueños aunque parezcan imposibles.

Don Quijote tenía un lema: «Defender la virtud».

3. Observar la virtud en los otros

El singular personaje antepone al hombre como persona por encima de sus errores. Un ejemplo es la manera en que observaba a Dulcinea, como una dama, una señora, cuando en realidad se trataba de una cortesana.

4. Elegir a un buen escudero

Tal como Don Quijote eligió a Sancho Panza como su compañero y fiel escudero, se puede y se debe elegir a aquellas personas que  acompañen a lo largo del camino y apoyen en el logro de los sueños y objetivos.

Un excelente ejercicio es  responder las siguientes preguntas:

1. ¿Qué se quiere?  2. ¿Cuál es el camino? 3. ¿Qué atributos debe tener el compañero que se debe elegir?

Una de las grandes enseñanzas del Quijote, es la manera en que honró sus sueños e ideales hasta el fin de sus días. Muchas veces se enfrentó al rechazo y sin importarle el ridículo y la aprobación de los demás, siguió su camino para vencer al invicto rival. Se debe tener en cuenta, que muchas veces el invicto rival se trata de uno mismo.

Discurso de La Sagra en 1840, reflexión en 2012

170 años después rescato un trozo del famoso discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid, en 1840, por La Sagra. Se pueden apreciar en él las realizaciones de la revolución política llevada a cabo por los liberales desde la muerte de Fernando VII. Y lo traigo a colación del momento actual de crisis económica, pero no solo.

Su eficacia  relativa  nos pone en guardia ante las soluciones dadas por los burgueses a la precaria situación de las clases trabajadoras.  Diversos elementos derechistas entran a formar parte del sector burgués, que cuanto más se acrecienta y controla el poder, más en contradicción se pone, no sólo con sus propios intereses, sino con los del pueblo, que empieza a sufrir el proceso de proletarización.  Así se expresaba La Sagra -y no se olvide- en 1808:

«Mientras que la democracia rica e ilustrada, constituyéndose en aristocracia de nuevo género, ocupa los puestos públicos a que es llamada, ejerce la acción directiva del gobierno, que indudablemente le pertenece, y es elegida para la organización y construcción de sus leyes, la democracia pobre e ignorante vive de una manera precaria, no ve asegurada su existencia en modo alguno y carece de los goces sociales a que tiene derecho por sus trabajos y virtudes… La estabilidad de las instituciones que la revolución política ha creado y el remedio de los males que ha producido, exigen una nueva revolución; pero revolución simplemente social, tranquila y sensata, que acabe de destruir los vicios antiguos y restablezca y arregle las virtudes públicas, sacudidas en los tiempos de trastorno… Consolidada que sea la paz, se harán efectivas estas condiciones y consecuencias de los cambios operados; pero siempre restará que procurar al pueblo el goce de los intereses materiales y morales que necesita y reclama para ser feliz y de los cuales depende en gran parte el goce de los intereses políticos.  ¿Qué importa, en efecto, haberle concedido el uso de la libertad de cambiar los productos de su industria si no halla medios de comunicación por dónde hacerlo?… ¿Qué hará con el diploma de libre que se le ha concedido, si este título no le asegura medios constantes de trabajo para no morir de hambre?  ¿De qué le servirá, en fin, su mismo derecho electoral, cuando no se le ha enseñado a apreciarlo o el estado precario de su existencia le condena a no ejercerlo?

Desengañémonos, señores: las clases laboriosas, las clases proletarias, no mejorarán en su estado y posición social sólo con haberse promovido en su favor los intereses políticos, puesto que para entrar en el goce de estos bienes necesitan entrar antes en la posesión de los intereses materiales y morales…»

La Libertad

Elogio de la libertad

La libertad Sancho es el mayor bien que puede venir a los hombres. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar. Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida. Por el contraío, el cautiverio es el mayor mal que puede venirnos.

Absolutamente nada merece la pena si con ello perdemos nuestra libertad. Me parece demasiado duro hacer exclavos a quien Dios y la naturaleza hizo libres. No está bien que los hombres honrados sean verdugos de otros hombres.

Lenguaje políticamente correcto ….

Hace un tiempo escribí un artículo llamado «Sexo, mentiras y lenguaje políticamente correcto» (podeis verlo aqui http://www.donoso.es/?p=266) en el que hacía alusión al lo que se denomina lenguaje no sexista. Mucho se ha afirmado acerca de que el castellano es un lenguaje sexista, pero con esto no siempre se dice la misma cosa. Es cierto que es molesto que, si hay treinta mujeres y un varón, se diga “nosotros”. Pero esto es una cuestión de género (no de sexo) no marcado, es decir que se da por supuesto y funciona como neutro y también es una cuestión de actitud del hablante ya que pudo utilizar nosotras. Y no digo que las convenciones sean inocentes, lo que digo es que una actitud discriminatoria inherente a un idioma es algo más bien difícil de probar. Es cierto que los hispanohablantes tendemos a ser machistas, pero ¿los ingleses no?, quizás no lo sea el cambio del apellido de la casada por el de su marido. Volvemos a lo anterior: lo sexista está en la actitud del hablante, un lenguaje igualitario ayuda, y mucho, pero si la actitud no se cambia desde el origen la evolución será lenta y ajada y como dice aquel refrán puede suceder aquello de “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Ahora leyendo por la web me encuentro con este artículo de Pérez Reverte, donde magistralmente desliza una idea muy parecida, sobre el uso correcto del lenguaje y esa moda del «oa» y «lgtb»

Aquí copio la página:

Para reflexionar, lee este artículo de Pérez Reverte

solidarios voluntarios«Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario ‘Pueblo’ los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea. Alguien contó que había habido un combate sangriento en Tessenei y que me habían picado el billete. Así que encargaron a Vicente Talón, entonces corresponsal en El Cairo, que fuese a buscar mi fiambre y a escribir la necrológica. No hizo falta, porque aparecí en Jartum, hecho cisco pero con seis rollos fotográficos en la mochila; y el redactor jefe, tras darme la bronca, publicó una de esas fotos en primera: dos guerrilleros posando como cazadores, un pie sobre la cabeza del etíope al que acababan de cargarse. Lo interesante de aquello no es el episodio, sino cómo transcurrió mi búsqueda. La naturalidad profesional con que mis compañeros encararon el asunto.

Conservo los télex cruzados entre Madrid y El Cairo, y en todos se asume mi desaparición como algo normal: un percance propio del oficio de reportero y del lugar peligroso donde me tocaba currar. En las tres semanas que fui presunto cadáver, nadie se echó las manos a la cabeza, ni fue a dar la brasa al Ministerio de Asuntos Exteriores, ni salió en la tele reclamando la intervención del Gobierno, ni pidió que fuera la Legión a rescatar mis cachos. Ni compañeros, ni parientes. Ni siquiera se publicó la noticia. Mi situación, la que fuese, era propia del oficio y de la vida. Asunto de mi periódico y mío. Nadie me había obligado a ir allí.

Mucho ha cambiado el paisaje. Ahora, cuando a un reportero, turista o voluntario de algo se le hunde la canoa, lo secuestran, le arreglan los papeles o se lo zampan los cocodrilos, enseguida salen la familia, los amigos y los colegas en el telediario, asegurando que Fulano o Mengana no iban a eso y pidiendo que intervengan las autoridades de aquí y de allá –de sirios y troyanos, oí decir el otro día–. Eso tiene su puntito, la verdad. Nadie viaja a sitios raros para que lo hagan filetes o lo pongan cara a la Meca, pero allí es más fácil que salga tu número. Ahora y siempre. Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir.

Esa irreal percepción del viaje, las emociones y la aventura, alcanza extremos ridículos. Si un turista se ahoga en el golfo de Tonkín porque el junco que alquiló por cinco dólares tenía carcoma, a la familia le falta tiempo para pedir responsabilidades a las autoridades de allí –imagínense cómo se agobian éstas– y exigir, de paso, que el Gobierno español mande una fragata de la Armada a rescatar el cadáver. Todo eso, claro, mientras en el mismo sitio se hunde, cada quince días, un ferry con mil quinientos chinos a bordo. Que busquen a mi Paco en la Amazonia, dicen los deudos. O que nos indemnicen los watusi. Lo mismo pasa con voluntarios, cooperantes y turistas solidarios o sin solidarizar, que a menudo circulan alegremente, pisando todos los charcos, por lugares donde la gente se frota los derechos humanos en la punta del cimbel y una vida vale menos que un paquete de Marlboro. Donde llamas presunto asesino a alguien y tapas la cara de un menor en una foto, y la gente que mata adúlteras a pedradas o frecuenta a prostitutas de doce años se rula de risa. Donde quien maneja el machete no es el indígena simpático que sale en el National Geographic, ni el pobrecillo de la patera, ni te reciben con bonitas danzas tribales. Donde lo que hay es hambre, fusiles AK-47 oxidados pero que disparan, y televisión por satélite que cría una enorme mala leche al mostrar el escaparate inalcanzable del estúpido Occidente. Atizando el rencor, justificadísimo, de quienes antes eran más ingenuos y ahora tienen la certeza desesperada de saberse lejos de todo esto.

Y claro. Cuando el pavo de la cámara de vídeo y la sonrisa bobalicona se deja caer por allí, a veces lo destripan, lo secuestran o le rompen el ojete. Lo normal de toda la vida, pero ahora con teléfono móvil e Internet. Y aquí la gente, indignada, dice qué falta de consideración y qué salvajes. Encima que mi Vanessa iba a ayudar, a conocer su cultura y a dejar divisas. Y sin comprender nada, invocando allí nuestro código occidental de absurdos derechos a la propiedad privada, la libertad y la vida, exigimos responsabilidades a Bin Laden y gestiones diplomáticas a Moratinos. Olvidando que el mundo es un lugar peligroso, lleno de hijos de puta casuales o deliberados. Donde, además, las guerras matan, los aviones se caen, los barcos se hunden, los volcanes revientan, los leones comen carne, y cada Titanic, por barato e insumergible que lo venda la agencia de viajes, tiene su iceberg particular esperando en la proa.»

Arturo Pérez Reverte

Sexo, mentiras y lenguaje políticamente correcto

igualdad“Por hipocresía llaman al negro moreno; trato a la usura; a la putería casa; al barbero sastre de barbas y al mozo de mulas gentilhombre del camino” (D. Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas).

 

Es más que evidente el machismo implícito en los plurales en masculino del español (y quien diga lo contrario miente), que han condenado a la mujer a una invisibilidad que no es trivial. Como dice Adrienne Rich “cuando alguien que tiene la autoridad de un profesor, pongamos por caso, describe el mundo y tú no estás en él, hay un momento de desequilibrio psíquico, como si te mirases en un espejo y no vieses nada”.

El eufemismo es, según el Diccionario de la Real Academia, una “manifestación suave o decorosa cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”; y, otros diccionarios consultados, una “palabra o frase con que se suaviza una idea o concepto”. Llama la atención la idea de “suave”, de “suavizar”; y el hecho de que se oponga a, por un lado, lo duro o “malsonante”, pero también, por otro, a la expresión “recta y franca”. Sin embargo, siempre queda claro que lo que se suaviza es la “idea o concepto”… no la realidad.

No todo lo que se considera eufemismo tiene el mismo valor. Por ejemplo, remplazar “ciego” por “no vidente” es una estupidez lisa y llana o, para decirlo más suavemente, algo inútil, ya que las dos expresiones son equivalentes; en cambio, remplazar “inválido” por “discapacitado” tiene la innegable ventaja de una mayor precisión y, por qué no, justicia intrínseca ya que expresa la realidad de una capacidad distinta. Si eso es lo que se busca, bienvenido sea.

En mi humilde opinión de hombre, seguramente mal criado en el machismo, no cabe hablar de lenguaje sexista o no sexista, y me explico por qué el sexismo a quien afecta es a las personas. Es ahí donde lo encontramos, por desgracia. Por tanto una palabra o un uso gramatical o semántico no podrá ser sexista, sino que lo que será en todo caso sexista será su utilización por parte de personas con mentalidad machista. Además, el idioma recoge palabras racistas y de todos los -ismos imaginables, porque es su función, y no cabe expulsar palabras del diccionario porque no nos gustan lo que expresan: es algo de locos y creo que nos haría un flaco favor. Matando al mensajero no se consigue nada, y el lenguaje es el mensajero de los pensamientos y la cultura de una sociedad es la que tiene que cambiar la forma de razonar.

Es inapropiado juzgar a otra persona por el color de su piel. Entonces, en los Estados Unidos, se fue pasando de la palabra ‘negro’ a ‘afroamericano’. Parece lógico que en lugar de referirnos a la persona por su color lo hacemos por su origen. Pero hete aquí que ocurren dos cosas: primero, seguimos discriminándola, sólo hemos cambiado el motivo y segundo cambiamos el lenguaje pero no el trasfondo racista. Lo correcto sería, simplemente, llamarla ‘americano’ a secas.

El libro “El coño de Don Camilo” se refiere al gusto de Cela, de D. Camilo José, por llamar a las cosas por su nombre. Aquí recordamos algo que poca gente conoce, y es que fue el escritor quien consiguió que la palabra “coño” se incluyera en el Diccionario de la Real Academia Española. “La palabra coño la llevé yo –dijo él de Iria Flavia-, con la autoridad de Quevedo. La Academia siempre ha sido mucho más abierta de lo que la gente cree. Pero bueno, en todo caso, hay autoridades que no se pueden rebatir, tú verás, dime quién rebate a Quevedo y su ‘coño’…”

La anécdota por “excelencia” es la que hace referencia al paso del escritor por el Senado, cuando fue nombrado senador por designación Real, en 1977. En uno de esos momentos, el presidente del Senado en aquella época, Antonio Fontán, se dirigió al escritor a quien había sorprendido “echando una cabezadita”. “El señor Cela está dormido”, dijo, y Cela respondió: “No, señor Presidente, no estaba dormido sino durmiendo”.

“¿Acaso no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo?” le dijo el presidente, y Cela respondió: “No, señor Presidente, como tampoco lo es estar jodido que jodiendo”, respondió.

Pero ¿quién hace que cambie la cultura de una sociedad? El lenguaje sensible, que es como se conoce a todas estas adaptaciones con el objetivo de incorporar una visión de enfoque de derechos humanos en nuestra comunicación, es una medida de discriminación positiva en pro de la igualdad (personas con capacidades diferentes, persona de países del sur, etc.). Y efectivamente, debería ir acompañada de otras medidas que aportasen  propuestas de reducción de las desigualdades.  Tal vez, de lo que se trata es de asumir el principio de corresponsabilidad  en relación a la igualdad y el respeto por la diferencia, es decir, cada persona, cada agente social,  cada entidad, administración, etc. debería asumir la responsabilidad que a este respecto tiene.

El lenguaje políticamente correcto como hemos visto no basta. Además deben utilizarse las palabras correctamente, y si no pregúntense si les da lo mismo “estar jodidos o estar jodiendo”. El otro día me llegó un correo electrónico, que ahora reproduciré en parte, y que puede servir para poner de manifiesto que no hay que inventar la rueda, y “muchos nuevos palabros que ahora se crean” no son necesarios para que un mensaje o texto sea políticamente correcto; y además a veces el uso inadecuado hace que el significado sea distinto, cuando no convierte un discurso en algo ilegible y que consigue, por el uso de la o/a permanente, que se pierda el mensaje.

El mensaje electrónico que antes citaba decía algo así:

«En español existen los participios activos como derivados de los tiempos verbales.

El participio activo del verbo:

atacar, es atacante;

el de salir, es saliente;

el de cantar, es cantante;

el de existir, existente.

¿Cuál es el participio activo del verbo ser?

El participio activo del verbo ser, es “el ente”. ¿Qué es el ente?

Quiere decir que tiene entidad.

Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final “-nte”. Y el participio no tiene sexo, y su género dependerá del uso.

Por lo tanto, a la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente del sexo que esa persona tenga, siendo por ejemplo Dª. Ana Patricia Bótin (la –género-) presidente de Banesto. Se dice capilla ardiente, no ardienta; se dice estudiante, no estudianta; se dice paciente, no pacienta; se dice dirigente y no dirigenta.

Y es que la terminación –e no tiene género. El género está en el artículo que la precede, y es el uso machista el que nos lleva a pensar que presidente es un “presidento” (el presidente) y no somos capaces de pensar en la gerente, la dirigente…

El que mandó esto frustró a un grupo de hombres que se había juntado en defensa del género (lo siento).

Ya habían firmado:

el dentisto,

el poeto,

el sindicalisto,

el pediatro

el pianisto,

el turisto,

el taxisto,

el artisto,

el periodisto,

el violinisto,

el telefonisto,

el gasisto,

el trompestisto,

el techisto,

el maquinisto,

el electricisto,

el oculisto,

el policío del esquino

Nota final:

Uno que no se sí podemos aceptarlo –actualmente que nadie personalice en el poder ejecutivo-, es en vez de decir:

“esa persona es UN CARGO PUBLICO”,

-puede decirse:

“esa persona es UNA CARGA PUBLICA”…

Ahora eso sí asumiendo que el significado puede ser sustancialmente distinto.»

Dicho esto hay que matizar el correo electrónico porque no es completamente cierto que el participio activo del verbo ser sea ente, aunque si que veremos que tiene un cierto origen fundado. El diccionario de la Real Academia de la Lengua establece que ente es «Lo que es, existe o puede existir», aunque si bien es otra la acepción que estamos buscando como es la terminación en -ente: «Forma adjetivos deverbales, llamados tradicionalmente participios activos. Toma la forma -ante cuando el verbo base es de la primera conjugación, -ente o -iente, si es de la segunda o tercera. Significa ‘que ejecuta la acción expresada por la base’. Agobiante, veraneante, absorbente, dirigente, dependiente, crujiente. Muchos de estos adjetivos suelen sustantivarse, y algunos se han lexicalizado como sustantivos y han generado, a veces, una forma femenina en -nta». Es decir que sí que es cierto que la terminación -nte expresa la capacidad que significan que ejecuta la acción expresada por la base.

Hay que considerar que quizás por aquello de «si no es por hermoso que sea por pesado» a fuerza de repetir y oír se tiende a hacer la conclusión de que todos los sustantivos y adjetivos que terminan en «o» y en «e» son masculinos, mientras que los que terminan en «a» son femeninos. Nada más alejado de la realidad ya que un trompetista afortunadamente no será «un trompetisto» por mucho que queramos expresar sexo distinto, ni una persona será «un persono» por aquello de diferenciar femenino y masculino.

El trasfondo, sin embargo, no es tan halagüeño. Las solas palabras, por correctas que parezcan, no tienen la magia de convertir los objetivos y medidas en viables o inviables, posibles o imposibles. ¿Cambiamos el lenguaje para cambiar la realidad o para evitar cambiar la realidad? Porque, mientras los españoles se preocupan de no decir “moros” sino “magrebíes”, se cuidan mucho de la “invasión de magrebíes” hambrientos que quieren cruzar el Mediterráneo; y ocasionalmente los internan en campos de concentración ad hoc, perdón, en “centros para extranjeros”. Y quizás eviten decir “gitanos”, pero se cuiden mucho al enviar a sus hijos a una escuela “intercultural”.

Esto se da en numerosos ámbitos, que nos llevaría mucho más espacio desarrollar. Baste recordar la cuestión del lenguaje sexista. Mucho se ha afirmado acerca de que el castellano es un lenguaje sexista, pero con esto no siempre se dice la misma cosa. Es cierto que es molesto que, si hay treinta  mujeres y un varón, se diga “nosotros”. Pero esto es una cuestión de género (no de sexo) no marcado, es decir que se da por supuesto y funciona como neutro y también es una cuestión de actitud del hablante ya que pudo utilizar nosotras. Y no digo que las convenciones sean inocentes, lo que digo es que una actitud discriminatoria inherente a un idioma es algo más bien difícil de probar. Es cierto que los hispanohablantes tendemos a ser machistas, pero ¿los ingleses no?, quizás no lo sea el cambio del apellido de la casada por el de su marido. Volvemos a lo anterior: lo sexista está en la actitud del hablante, un lenguaje igualitario ayuda, y mucho, pero si la actitud no se cambia desde el origen la evolución será lenta y ajada y como dice aquel refrán puede suceder aquello de “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

 

La persona escritora de esta obra

Juan Jesús Donoso Azañón

Genialidad de Muñoz Seca

Corral de Comedias de AlmagroD. Pedro Muñoz Seca, celebre autor de La venganza de D. Mendo, vivía en Madrid, en una finca de la C/ Velázquez, y con pocos días de diferencia fallecieron los porteros de dica finca, una venerable pareja de ancianos, querida y respetada por todos, fueron enterrados juntos, y uno de sus hijos, le pidió a Muñoz Seca que le escribiera un epitafio para sus padres y éste, cumplió el encargo y le escribió el siguiente verso: 

 

Fue tan grande su bondad

Tal su generosidad

Y la virtud de los dos

Que están con seguridad

En el Cielo, junto a Dios

 

En aquella época, los epitafios de las lápidas debían ser aprobados por el Obispo de la diócesis, y el de Madrid no lo aprobó, diciendo que Muñoz Seca no era quien para decir que los difuntos estaban en el cielo junto a Dios. Muñoz Seca, entonces, rectificó y escribió este otro epitafio:

 

Fueron muy juntos los dos,

El uno del otro en pos

Donde siempre va el que muere….

Pero no están junto a Dios,

Porque el Obispo no quiere.

 

El obispo se enfadó y envió un escrito a Muñoz Seca:

 

“Ni yo ni ningún representante de la Sta. Iglesia, intervenimos para nada en el destino de los difuntos, por tratarse de un misterio inescrutable, que ni usted, a pesar de su buena voluntad, ni nosotros estamos capacitados para aclarar”.

 

 

Muñoz Seca volvió a rectificar y escribió el epitafio definitivo:

 

Flotando sus almas van

Por el éter débilmente,

Sin saber que es lo que harán

Porque desgraciadamente

Ni Dios sabe donde están.

 

Despertar en una noche de verano

Bajo la luz tenue de una luna que construye la cuna donde se mece la noche de la mancha granatuleña, paseaba lento mientras la imaginación no dejaba de volar hacia ese cielo infinito manchado de estrellas. La brisa de la noche acariciaba su cara mientras en sus ojos se clavaban las figuras que dibuja la carreta de la osa mayor con la menor.

Aún en su memoria resonaba la canción de mago, qué duermas bien mi dulcinea: Dejaré verte crecer, me marcho a vivir donde habita el olvido, intentaré buscar el camino. Cada vez que intento perder el miedo a caer me tropiezo en mi mismo. Se miro las manos y la tristeza se apoderó de él, ¡qué difícil es coger el agua con los dedos!, – pensó.

En su andar desmoronaba ese suelo volcánico, ya tenuemente iluminado por el resplandor que allá en el horizonte anunciaba la llegada del nuevo día, y en su sonido se componía la banda sonora de la vida.

Recordaba la noche de fiesta del año anterior y ese pregón del imaginario Sancho acompañado de su amigo Don Quijote, donde sin saber aún sí fue una vivencia irreal o un sueño real, paseaba por nuestras tierras manchegas. Se acordó del caballero andante y se sintió un poco así, como el mal andante caballero que nunca fue pero que había siempre rodeado su existencia. Acaso toda su vida se había dejado llevar por un montón de locuras, de ideales irreales, de sueños embrolladores pero no embusteros. Se entristeció aún más. Quizás su existencia sólo había sido eso un torpe caminar en busca de desfacer entuertos ajenos y fue como el agua del río empujada, llevada hacia el mar quiera o no. «Tuvo a todo el mundo en poco, fue el espantajo y el coco del mundo, en tal coyuntura, que acreditó su ventura morir cuerdo y vivir loco», las palabras de D. Alonso Quijano rebotaban en su mente.

Andando pisaba la vereda donde Don Quijote libró la batalla de los Galeotes. zas, tin, ton… Podía escuchar los golpes contra los guardianes que llevaban a Galeras a los presos. Y también pudo escuchar las piedras que golpeaban a D. Quijote después de liberarlos, como premio a su locura idealizada, maltrecho y dolorido no podía entender cómo después de desfacer entuertos contra desvalidos su premio era ser lapidado. Incomprendido.

Seguía pensando: Y esta Mancha que aquí parece empezar, que aquí abre camino sin final,… es antesala del Universo, que sigue siendo el milagro del pan y del vino, eso que bien sabéis vosotros, hombres sufridos en la tierra donde:…. las cebadas, trigales, avenas y centenos, han dado vida y solera a años de lontananza en ese risueño campo con el sol campesino de amores. Aquí empiezan los ocres dorados, los sienas tostados al trasluz de un sol radiante, casi asesino, que amamanta los atardeceres hermosos.

Granátula es tierra que rozó el bueno de Don Quijote y que, llegase a ser tan hidalga como Don Alonso Quijano, pero tan humana y tan fiel, como el bueno de Sancho Panza, porque llegando camino de las Cañadas, reales de apellido, y de esa Mancha tan llana, se encuentra este lugar, diferente y distinto, cuna de Oretanos y obispos, estirpe calatraveña, tierra propensa a crear linajes, hombres ilustres de genio innovador, a veces levantisco, cuna de iluminados, hombres de la iglesia y de las armas como nuestro ilustre D. Baldomero, Espartero conocido en todo el mundo, riqueza de la cultura, la vuestra que es, también la nuestra.

Y así ensimismado dio un tropezón y levantando la vista:
– ¡Eh señó! Buenos días.
– Una niñita, preciosa, morena, ojos castaños… ¡Eh! Sí. Hola Dulcinea
– ¡Se acuerda de mí!
– Cómo no recordarte. ¡Cada día estás más guapa! Mi Hada.
– Uy, bueno ya sabe que mi nombre no es Dulcinea.
– Sí pero para mí eres Dulcinea, aquella mujer cuyo origen no importaba sólo que era el sueño del caballero. Sueños… ¡qué difícil es tenerlos sin quedar fuera de la realidad!
Se ruborizó un poco.
– Muchas gracias. Me siento como esa hada con tus palabras. Pero ¿qué haces por aquí?
– Difícil pregunta, mejor dicho compleja respuesta. Como el caballero andante que tanta fama dio a nuestra tierra, ando perdido, errante. Demasiados sueños en mi faltriquera que para más ende tiene un roto en el fondo. ¿Sabes? Creo que necesito un poco de tu magia, ¿qué hiciste con la varita, toda hada que se precie tiene una?
Dulcinea esbozó una sonrisa en su cara.
– ¿Pero a tus y tantos aún sigues creyendo en las hadas?
Puso una sonrisa un tanto pícara.
– Creo que sé lo que intentas decirme, al final la magia se compone de pequeñas cosas, de pequeños momentos, que tienen su seducción, su embeleso, la atracción… Pero no puedo creer que necesites esa magia, el señor de los sueños.

Volvió a tropezar y despertó del espejismo de Dulcinea y de los sueños. Y como Calderón recordó que los sueños, sueños son…

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Y es que los tiempos cambian, así de sencillo. Ahora, las bellas mozas van enjutadas luciendo torso, escote y entre falda de poca tela que con retal se adereza, enjaulan su esbeltez entre tacones, menos lejanos que aquellos de nuestro Pedro Almodóvar. Lejanas quedan, por tanto, aquellos ropajes de nuestras madres y abuelas, con ancha saya de verbina, sobre un refajo o dos de bayeta amarilla y arriba, jubón negro, y… ¡osado sería y la Inquisición, que también dejó huella en nuestro pueblo, bien cumpliría, el que por suerte y más bien eran tiempos de desgracia, pudiese ver tobillo al bies, con piel o sin ella¡. Buenos tiempos para los jovenzuelos que hacían despertar su imaginación en vuelo constante para saber que habría debajo de jubón, saya o mantón.

Tiempos distintos, ahora todo el mundo te llama amigo por algún suceso insignificante que haya sucedido entre los dos, pero olvidan que la amistad es más que el trato superficial entre tú y nosotros y que consiste en procurar siempre el bien del otro sin que a ti te importe secundar tus necesidades a las del camarada. «Si da el cantaron en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro». Un verdadero amigo jamás te haría daño, ni aunque fuera por tu propio bien.

Pero la amistad es algo distinta al cántaro y se lima con la relación. Siempre recordaré el dicho que cita mi madre «el roce hace el cariño». Y deseo creer que las personas tienen permanentemente el deseo de olvidar aquellas rencillas que atrás limaron buenas relaciones. Debe haber refuerzos amorosos en encuentros ya consumados y flechazos nuevos que hagan rechinar los cascabeles del corazón; debe enjugarse el llanto en raudales de alegría; debe beberse de la pócima del buen rollo, del roce amigable, del beso juguetón, de la carcajada airosa junto a un buen vino. Pero eso sí siendo fieles a nosotros mismos y huyendo del advenedizo que mal trago tiene.

Son las 7 de la mañana… hora de levantarse.  Qué raro, juraría que he estado toda la noche en danza,  en fin… será un sueño y los sueños, sueños son.

El sueño de una noche de verano

 

¡Oh, Dulcinea! … 

 

El aire dejaba deslizar con cierta claridad en la mañana del veintiocho del mes de julio. Medio dormitando, nuestro desgarbado caballero, soñaba en un monólogo interminable del serio y parsimonioso actor callejero que seguramente hubiera deseado ser y evocaba la algarabía en el paseo madrileño que no era tan intensa en esa mañana de verano, mientras cavilaba:

… – ¡Que mi señora ha dicho la verdá…! … ¡atravesada…! garganta…! una nuez de ballesta…!

 

La voz del hombre y su acento que reconoció inmediatamente, era el de un el manchego universal, acaparando un poco su atención. Ahora soñaba a ratos, sobreponiéndose con dificultad a los gritos y risas constantes de los niños en el ambiente. De un sector a otro, sobre las cabezas de la multitud, veía la adarga de fantasía que portaba y por momentos divisaba también su yelmo de Mambrino, de hojalata reluciente.

 

-¡Mil disculpas mi zeñó!  -un chaval gordito y muy sudoroso y una preciosa niña de ojos azules, que se encontraba ataviada con un largo y vaporoso vestido de tul azulado lleno de lentejuelas, se encontraban frente a mí.

 

– ¡Qué si tiene usté la bondá de poder alcanzar aquel  balón!  La mano del infante indicaba hacia las ramas del frondoso platanus hispánica a cuya sombra se encontraba leyendo. Dejó el libro a un costado, levantándose.

 

– ¡Pero claro zagal!  Le expresó solícito, para luego detenerse un instante al notar sus caras extrañadas.   – ¡Eep…, por supuesto, niños!  Rectificó entonces, más de acuerdo al idioma y su entonación.   

 

– ¿Dónde está?  Siguió, mirando hacia la altura del árbol. No vio nada.

 

– ¡Allí zeñó!  Bajo aquella rama que asemeja al bauprés de una carabela!

 

–  ¡Mire usté, está atrapada bajo aquella horquilla y por las males artes de Belcebú, que no quiere deshacerse!     ¿Usté puede con buenas artes? 

Miró ahora hacia el suelo, algo desconcertado. No era ya el idioma, su idioma, ni el lugar, ni las circunstancias. Ni siquiera los niños. Percibió algo como estar fuera de lugar. No supo si era él. Pero las sorpresas comenzaban… Se encaramó al banco. La vio. Allí estaba. Tal como decía el mocoso. Pero su brazo no la alcanzaba.  

 

– ¡Maldición! Dijo en voz baja. Pero tal vez no tan baja para que ambos niños no le escucharan…  Pero miraba hacia todos lados: Una pequeña rama, un pedazo de escoba, algún otro objeto…, en fin… algo que pudiera empujar la pelota enredada allí arriba.

 

En un esbozo de canción, escuchó:

…¡Usted soolo,

no puede!… ee eh…! ee eh…!

 

– ¿Qué le parece si emplea mi magia?   Era la niña que se expresaba en el acento más dulce de niñita la que se dirigía a él.

 

Para entonces ya recobraba algo su aplomo.   Con una voz que le sonó desconocida inquirió a su vez ya, con una molestia algo disimulada:   

 

– Mira nena, ¿cómo te llamas?

 

– Dulcinea.   Respondió, con un leve respingo de impaciencia.

 

– Bien Dulcinea, entiende tú que hago lo posible por ayudar.  ¡Y no creo que me ayudes tú a mí, así vestida de princesa!

 

– ¡Pues, no soy una princesa!   Refutó de inmediato. 

 

– ¡Soy una hada!

 

– ¡Ah, bien.  Repuso, todavía algo  azorado.  

 

– Entonces, ¿crees tú que baste unos pases mágicos?

 

– ¡Incrédulo!  Sólo dijo, torciendo una respingona naricita.  

 

– Vamos, si probáis con mi varita mágica….   Es todo….

 

Sinceramente, se sintió en cierto modo ridículo al recibir y sostener, extasiado y también  maravillado, una larga varita dorada que remataba en una estrella que se encendía con pequeñas luces multicolores. La pelota cayó dócilmente, de inmediato, siendo recogida alborozadamente por el chaval.

 

-¡Mil gracias, zeñó!  Exclamó, corriendo a través del prado.

 

Bajó del banco y miró a la niña. Se fijó mejor en ella. De su espalda surgían dos pequeñas alas transparentes y su blanca frente era surcada por una fina hilera de lentejuelas, que brillaban con la luz del sol. Con la varita en la mano,  de verdad semejaba a una preciosa hada de los cuentos.

 

-¡Ve pues Dulcinea!  ¿Qué esperas?   – Ya no veo a tu hermano entre la gente de la plaza.

 

– No es mi hermano. Repuso, sentándose también a su lado.

 

– Pero entonces… ¡Si andabas con él!

 

– No.  Dijo, mirando sus blancos zapatos. 

 

– Sabes, sólo quise ayudarlo con mi magia.   – ¡Y hoy es mi cumpleaños!   Agregó, con los ojos brillantes.  – Quise ser un hada benéfica y de verdad eso es maravilloso. ¿No crees?

 

Asintió silenciosamente. 

 

– ¿Y vos niña, que hacéis? ¡Hija mía, por la Virgen!  – ¡Y hablando con un desconocido!

 

Brazos en jarra, una bonita mujer estaba frente a nosotros. Desde su escaño apreció su figura desenvuelta y curvilínea, aunque notó también que no estaba tanto enfadada, sino tal vez molesta por la tardanza de la pequeña. Sonrió al darse cuenta rápidamente, que era la misma joven que estuvo todo el tiempo sentada al borde del monumento a Cervantes.

 

-¡Hola!  ¿Cómo estás?  Trató de ser lo más amable posible con ella.  –  Recién conversaba con la pequeña Dulcinea y…. 

 

– Mira que… ¿Dulcinea?, en fin tenemos que regresar a casa, vienen tus compañeritos a saludarte y veo que ya estrenasteis muy bien tu papel de hada… ¡Dulcinea…!  ¡Qué imaginación, niña mía…!  – Disculpe usted, mi señor ¿…?   Resulta que ella celebra hoy su cumpleaños y me rogó venir a la Plaza de España, en este día, después de la misa.  – Mi nombre es María de los Angeles…

 

– Y yo Jesús (vaya sin querer dijo el nombre con el que le conocen en la Mancha).  – ¡Así que Dulcinea es su hija!  Permítame felicitarla, es una nena exquisita y muy despierta. También veo en usted a una madre muy orgullosa…

 

– Vos no sois de Madrid,  ¿Acierto?  – Lo sé por el acento que tenéis, diferente al de aquí….

 

– Mira, no soy madrileño. No, no es cierto, soy madrileño pero con las raíces muy profundas en la Mancha, en un pueblecito del que siempre quiero acordarme.

 

– ¡Oh, un manchego!  Pues nunca lo habría adivinado.  Aunque ahora ya sé.  Afirmó con seguridad.  – Se encuentra acompañando al señor don Quijote – Oh! Le ruego me excuséis!   …No sé que estoy diciendo. Pensé que lo conocía… Es aquel hombre que se pasea ataviado tal cual. Todos ya lo conocemos y dice deshacer agravios, como vos con la pelota…  Os pido me disculpéis de nuevo.   Miró a la niña:  – Pues ya debemos ir a la estación. Es una buena hora…

 

Ambas se levantaron del asiento.

 

– Bien Dulcinea. Replico.  – Haz caso a mami y que tu fiesta de cumpleaños sea todo un éxito. Me siento de veras encantado por haber conocido a una hada como tú y que seas muy feliz…

 

Siguió con la vista a la niña en un revuelo azul quien le señalaba con la varita, en tanto María de los Angeles le dirigía un saludo de despedida.

 

……….. – ¡Vean vuestras mercedes cuan de importancia es haber caballeros andantes que desfagan tuertos y agravios! … ¡Porque has de saber que es de gran honra tener una dama muchos caballeros que la sirvan…! …

 

Abrió el libro, sin leerlo, en tanto la alta y escuálida figura del señor de la Mancha retornaba de  otra vuelta a la plaza, seguida de un corro de niños. Cerró su libro.

 

El sol empezaba a arder y nuestro desgarbado malandante despertó de su sueño dudando si aquello había sido solo la quimera de una noche de verano, por cierto de mucho calor, o si había sido una realidad difuminada.

 

Y camino del trabajo pensó que conocía a una Manchega que vino a ver la luz de este día 28, uy tampoco era cierto del todo ya que en el DNI aparece el 29, y que debía felicitarla. Recordando aquella canción de cuando era infante, la de los payasos…

 

Feliz, Feliz en tu día.

Amiguita que Dios te bendiga

Que reine la paz en tu día

Y qué cumplas muchos más

 

Se puso un poco rojo. – Vaya, pero si no soy un niño. Recordó a la chiquilla del sueño, al hada y comprendió que en esos momentos era un crío cantando… En fin La Vida es Sueño y los Sueños, Sueños son.

 

He dicho.

¡El Futuro también son nuestros Recuerdos!

 

Cómo si fuera ayer aún tengo presente en la memoria el pasado, ¿no me estaré haciendo viejo?.  El paso del tiempo, del que se dice que todo lo cura, que todo lo sana y que pone a cada uno en el sitio en el que debe estar, suele depararnos pequeños o grandes “Tsunami” revolviendo nuestra vidas, nuestros sentimientos; quizás haciendo que seamos conscientes de que todo en la vida es volátil y que nada es eterno. Más la principal virtud de la vida es que continua inexorable y que, con independencia de los actores que haya, sigue cual rueda de noria girando eso sí unas veces el cangilón arriba y otras veces el cangilón abajo.

 

¡Maraña de sentimientos! ¡Recuerdos! El Futuro también son nuestros Recuerdos.

 

Si se recuerda el pasado es para pensar en el futuro, porque una buena historia es garantía de una esperanza creativa para el porvenir. Los buenos recuerdos no son para saborearlos solos, sino para compartirlos. Y esto es lo que yo quiero hacer hoy. Cuando uno recuerda, el ayer se hace parcelas de nuestra vida, enraizar el presente con los momentos más válidos e intensos de la vida. Por detrás de tantas horas, días y años de trabajo, formando la historia de un pueblo, están muchos nombres y unos rostros que dejaron su juventud, su salud, todas sus energías en una entrega escondida para hacerlo grande y conocido.

 

Hacemos memoria de quienes han estado y ya no están, especialmente de quienes han dejado lo mejor de su vida: algunos fallecidos, otros enfermos o impedidos. Muchos, familiares vuestros. Yo mismo recuerdo a aquellos maestros, educadores, a vuestros padres y abuelos, personas inolvidables y admirables, severos y cumplidores, con saberes reales y real voluntad de transmitirlos. Los de mi generación nunca podremos renunciar a lo que ellos pusieron en el inicio de nuestra existencia.

 

Quiero que mis palabras sean a la vez elogio y elegía del pueblo, del sitio donde nos criamos, aunque en algunas ocasiones la maledicencia pueda reinar.

 

El pueblo hasta hace no muchos años ha sido un mundo y todo el mundo para cuantos vivían en él. Cuando las comunicaciones no rompían el cerco de la vida propia, cuando los viajes no traían rostros nuevos y pocos salían de él, sino para hacer el servicio militar o para ser hospitalizado en La Capital y para poco más, tenía la hondura cultural que ha creado siglos de tradición oral, de refranes acumulados, de canciones pícaras y atrevidas que todos conocéis y cantáis, de relatos vivos, de hechos vividos con densidad dramática y repetidos en familia mientras se cosía, se hacía encaje de bolillos, o en las cuadrillas se murmuraba o se compadecía.

 

Los primeros años de la infancia dan a cada hombre y a cada mujer las categorías con las que encuadra el resto de la existencia. Se es de pueblo o de ciudad. Se puede haber padecido hambre o haber nacido en la abundancia en los primeros años. Se puede haber recibido cuidado excesivo hasta la adolescencia o forzado al trabajo desde la misma infancia. Pero eso años dan al hombre en cuanto ser, sentido: un paisaje, una palabra, una amistad y una experiencia que forman la trama de la vida.

 

Muchos de nosotros somos herederos de la cultura del hombre pobre que se sabe cercano y solidario de su prójimo porque ambos dependían de la tierra, del tempero y de las tempestades; herederos de la cultura abierta a todos y por ello al servicio de todos en el bien, y a merced de todos en el mal, por la envidia, la injuria o la acechanza; herederos de la cultura de la piedad basada en una fe fuerte canalizada en el amor de padres y de prójimos, rechazo del desacato y de la insolencia; herederos de la cultura de la sobriedad y del señorío que nace de la sola ciencia de ser hombre, porque las cosas no definen a la persona; herederos de la cultura del ocio y de la diversión, sin ofender a nadie, como saber personal acreditado en acciones y en habilidades y, sobre todo, en servicialiadad.

 

Y así mirar de frente a la Amistad Verdadera, aquella que nunca es capaz de traicionar la confianza, porque si lo hiciera tan sólo una vez no sería amistad sino sólo Conveniencia. El amigo no me obliga pero me aconseja, no se molesta pero me hace entender, no me anima pero me enseña a ser feliz y no me dice amigo pero me da su amistad. Y sobre todo estará siempre contigo aunque en ocasiones su interior pudiera estar roto.

 

Estos son los valores del pueblo en que muchos de nosotros tenemos como patria de humanidad primera y al que miramos con lágrimas de agradecimiento.

 

Las alforjas de la vida de una persona se van llenando con una mezcla de muchas realidades, pero son grandes los valores que en ellas se almacenan, vividos en torno a una familia, a unos educadores, a unos vecinos, a unos amigos, hombres y mujeres, personas sencillas, trabajadoras, nada retorcidas, ni conflictivas, muy abiertas a ala generosidad y amantes de una convivencia educada.

 

Y con este bagaje recibido quiero mirar también al futuro, no con la mirada del hombre distraído, ni masificado, ni manipulador, sino, únicamente, con la mirada de la vida vivida aquí, desde el agradecimiento a lo mucho que he recibido; y quiero verlo con un criterio de valor y vivirlo en su belleza verdadera y en su bondad auténtica.

 

¿Comprendéis ahora que mis palabras sean a la vez elogio y elegía por el pueblo, por la cultura que son nuestro origen? ¿Y de destierro de la maledicencia, los murmullos y la traición a la amistad?

 

Ahora bien si yo hago elogio de aquello es para reclamaros con urgencia la creación integradora de lo nuevo. Si hoy hago aquí memoria del pasado vivido es para que, apoyándome en ello, fundamentado en esos pilares de grandes y hermosos valores que todos tenéis, se construya un porvenir que engrandezca la vida de este nuestro pueblo. Quien a tiempo no piensa y crea queda convertido en esclavo de personas que lo único que pretenden es aprovecharse de los demás para favorecer únicamente sus intereses.

 

Futuro, y Recuerdos; se acabó la tinta en mi tintero, la pluma quedó seca y vacía la imaginación y vacía el alma. Pasemos página y ahora gritemos al viento la grandeza de la vida y la amplitud del espíritu. Ahora que es la época en que los ocres, los marrones, empiezan a desaparecer nuestros campos, en la que las flores plagan de vivo color el paisaje y preparan la obtención de los mejores frutos de la tierra: uva, melones, sandías, tomates, todos los productos de la huerta; ahora que el sol miente salgamos todos a la calle y vivamos.

 

Y así compartamos mesa y yantares, risas y coloquios, con nuestra familia, con amigos, conocidos y porqué no con desconocidos. Seamos los mejores anfitriones. Saquemos de las orzas los chorizos, de la cámara en los arcones de yeso los jamones, del aceite el queso; pongámonos manos a la obra con la hogaza de pan y hagamos migas, con nuestra huerta pisto, y como mar no tenemos hagamos bueno aquello que de la mar el mero y de la tierra el cordero.

 

Y aquí, cómo mi alma vacía no encuentra el final, confirmando la falta de inteligencia, usaré las palabras de Don Quijote para esta despedida:

 

Señores, vámonos poco a poco, pues en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco y ya soy cuerdo, fui Quijote y ahora sólo un mundanal hombre.

En verdad de mi conciencia,

que yo pensé que ya estaba

dado este libro a la quema;

pero ya “su San Martín

a cada puerco le llega”

que las historias fingidas

tanto más tienen de buenas

de provecho y deleitables,

cuanto a la verdad se acercan;

y las verdaderas, tanto

mejores cuanto más ciertas.

 

 

Pueda con vuestras mercedes el bien hacer y mi verdad volverme a la estimación que de mi se tenía.

 

 

He dicho. Vale.

Juan Jesús Donoso Azañón