Nuestro santuario y su enclave tienen una larga tradición histórica ya desde tiempos muy antiguos. Se encuentra dentro del término municipal de Granátula de Cva., en Ciudad Real. Situado junto a la margen izquierda del rio Jabalón, muy próximo a la importante Cañada Real de Andalucía, en el corazón de una gran rica zona arqueológica con vestigios desde la Prehistoria pero, fundamentalmente, de época ibero-romana. Nos referimos a las ruinas de la ciudad de Oretum y sus alrededores.
Iberos, romanos, visigodos, bereberes y finalmente cristianos fueron sucesivamente habitando este lugar.
La ermita en su conjunto tal y como la conocemos hoy es una construcción de marcado carácter defensivo, reedificada en el siglo XIII sobre los restos de una importante basílica y necrópolis visigoda que aún conserva su baptisterio paleocristiano.
Después de haber sido sede episcopal en época visigoda, a partir de finales del siglo XIV (1397) se convertirá en Priorato de Zuqueca por fundación del maestre de la Orden de Calatrava D. Gonzalo Núñez de Guzmán.
En su interior se venera la imagen de Ntra. Sra. de Oreto y Zuqueca. De la relevancia de dicho culto cabe destacar el hecho de que desde el año 1519 el Papa León X promulgara una Bula, según la cual, por asistir para celebrar culto por las festividades de la Virgen María y San Bernardo, se consiguen las mismas indulgencias que peregrinando a Jerusalén.
Su día grande se celebra el primer domingo de marzo, día del Angel y de la Anunciación de la Virgen, con una popular y muy concurrida romería, donde alegres y orgullosos acuden los fieles devotos, desde muy lejos incluso, al encuentro con su Madre de toda la vida.
Como antaño, familias y gentes venidas de todas partes confraternizan en torno a Ella en este lugar que sigue teniendo el poder de convocarnos y seguir vinculándonos con nuestro lejano pasado.
El Santuario permanece abierto cada domingo, aunque puede ser visitado con una llave que se encuentra a disposición en el Ayuntamiento de Granátula de Calatrava.
Es sabido que a lo largo de la Edad Media, en diferentes fechas del año, los devotos de algunos pueblos del Campo de Calatrava profesaban votos en honor de Sta. María de Zuqueca. Desde entonces y apartir del siglo XVII, sólo la villa de Granátula continuó con esta costumbre, de tal forma que ya en el siglo XVIII establece y fija la actual fecha del 8 de septiembre como la mejor para festejar su Patrocinio.
Consecuencia de la honda devoción de los granatuleños sienten y profesan a su Virgen y Patrona será la creación de una de las Hermandades Marianas con más historia de la provincia de Ciudad Real: la Cofradía de María Santísima de Oreto y Zuqueca, cuyas primeras Ordenanzas y Constituciones están fechadas y aprobadas por el Cardenal Arzobispo de Toledo y su Consejo de Gobernación el 24 de octubre de 1850. Como cabe suponer por otros datos -la fecha de 1807 que aparece en el Estandarte de la misma, por ejemplo- ésta debía existir ya con anterioridad, pero sólo a partir de 1850 oficialmente.
Los integrantes de la Cofradía serán los encargados de organizar y sufragar los cultos y cuanto estos conllevan, año tras año; de recabar fondos y administarlos en su favor; de honrar, sufragando misas, a los hermanos desaparecidos; y de cuidar, conservar y restaurar el santuario, la talla escutórica y cuantos enseres y pertenencias componen su Patrimonio, para legarlo a las generaciones futuras.
Los Administradores y la Junta Directiva son elegidos democráticamente cada dos años para ser sustituidos al 50%. En la actualidad cuenta con más de 350 hermanos.
Las principales festividades que celebra la Cofradía son:
– Primer domingo de marzo. Día del Ángel y de la Anunciación de la Virgen. Romería en el Santuario.
– 25 de marzo. Ofrenda con motivo de la Encarnación de la Virgen.
– Noche del 19 de agosto y amanecer del día 20. Se oficia culto en el santuario, por ser la festividad de San Bernardo, y para recuperar la costumbre antigua de ganar Indulgencias Plenarias asistiendo a misa.
– Del 1 al 8 de septiembre, Natividad de la Virgen, Fiestas Patronales en su Honor.
Escultura gótica de madera policromada de principios del siglo XIII. Magnífica talla con rasgos arcaicos y reminiscencias bizantinas. La Virgen está sentada como en el Trono de Dios, con el Niño Jesús sobre su rodilla izquierda bendiciéndonos con una mano y con la otra sujetando la bola del mundo. La escultura original ha sufrido transformaciones y restauraciones a lo largo del tiempo pero no por ello ha perdido esa serenidad y porte característicos, y ese encanto tan especial que la hacen de las más bellas y admiradas.