La época de Baldomero Espartero: Por la senda liberal y las guerras carlistas

Y continuando con esta serie de videos de historia de la época de Espartero, os dejo este de Por la Senda Liberal.

Fernando VII, visto el pueblo y que peligraba su reinado, no tuvo otra que aceptar el liberalismo, aquello de marchemos pro la senda liberal y yo el primero, apartando el absolutismo que había sido su forma de gobierno.

Después de su muerte se levantaría en armas su hermano para reclamar el trono que derogada la ley sálica, dejó a Isabel II.

En estas guerras carlistas sería donde Espartero hizo y deshizo, a veces obedeciendo, a veces tomando decisiones por cuenta propia, habida cuenta que María Cristina estaba dispuesta a negociar matrimonio con el pretendiente al trono Isidro, absolutista radical. cosa que no era del agrado de Espartero, la involución que supondría en España la vuelta al absolutismo y a la gobernanza de la iglesia.

En la guerra Carlista, en su resolución, hay cosas curiosas como la intervención de un arriero, Tío Martín, quien sería primordial para la consecución del Abrazo de Vergara, como cuento en la biografía de Espartero.

Memoria de España – Por la senda liberal

 

La época de Baldomero Espartero: Vivan las caenas

Y visto lo visto, como resistió España, en diciembre de 1813 Bonaparte propuso firmar un acuerdo en la localidad francesa de Valençay, por el que el emperador Napoleón Bonaparte ofreció la paz y reconocía a Fernando VII como rey de España. Y es que la guerra de la Independencia nunca fue lo que planeó Napoleón, en particular por el deterioro de las tropas francesas por el continuo acoso que la guerra de guerrillas y otras formas de guerra no convencional que utilizaron los españoles y los ingleses (apoyando a España en este caso por su rivalidad con Francia, eso si apoyando poco, más enredando que otra cosa y de paso llevándose de España alguna de nuestras joyas artísticas, sobre todo cuadros).

Hay que decir que el tratado no entró en vigor en España ya que las Cortes y la Regencia en Madrid no lo aceptaron. Fuera como fuere Espartero estaba en esa época en la que debía decidir. Habían sucedido muchas cosas en su vida pasando por el suspenso en el segundo curso por unos motivos inexplicables (y tanto es así que hubo una protesta formal de contrastar exámenes de los aprobados con el suyo, que se saldó nombrándole subteniente), a la vez que, y por aquello de que los astros confluyen de vez en cuando, sucedieron dos cosas que le ayudaron a decidir su futuro:

  • El encuentro casual con un cura exclaustrado de Aldea del Rey, quien hablando de todo y nada, le aconsejó que hiciera carrera militar con Morillo, ya que la suya de filosofía no tenía mucha salida.
  • Porque por el tratado de Valençay volvió el absolutismo a España con Fernando VII, cosa que no era del agrado de un liberal como Espartero.

En esta ocasión os dejo este enlace al video de, «Vivan las caenas», como gritaba la gente deseando la vuelta del Rey Fernando VII, del que luego detestarían por su política. Pero eso es harina de otro costal, Azañón ya nos lo contará.

La época de Baldomero Espartero: A la sombra de la revolución

Para enmarcar la época en la que vivió Espartero voy a dejar una serie de videos de la historia de aquella época, empezando por la época revolucionaria que vendría de la mano de Francia y Bonaparte, hasta la restauración de los borbones.

En esta ocasión os dejo este enlace al video de Memoria de España, «A la sombra de la revolución».

En Europa soplaban vientos de cambio. El pueblo francés a la cabeza se levantó asaltando la Bastilla.

Mientras en España el reinado de Carlos IV, de manos de su valido Manuel Godoy, pasaba por épocas bajas. A la vez las clases pudientes y la iglesia conspiraban, utilizando para ello al Príncipe de Asturias, el que sería después Fernando VII. Si, el hijo del rey conspiró contra su padre, y sobre todo contra Godoy al que consideraba el mal de todos los males, a la vez que hablaba de su madre como de una cualquiera por su amistad con el que fue Príncipe de la Paz.

La mecha de la revolución prendió en el pueblo, asaltando el palacio de Godoy y a continuación yendo a por el rey. Detrás estaba Napoleón, quien movía los hilos de un Fernando VII que le adoraba y le había escrito alabándole como emperador.

Al final en Bayona Napoleón reuniría a Fernando VII, para que devolviera la corona a su padre Carlos IV, y después éste lo hiciera en su hermano José Bonaparte. Mientras padre gritaba al hijo que «era tonto de capirote».

¿Te parece ficción? Espero que poro a poco la Novela de Azañón, que estoy escribiendo, cuente con sus peripecias lo que fue la España convulsa de esa primera mitad del siglo XIX.

 

Mostillo manchego

Ingredientes:

  • 2 litros de Mosto de Uva
  • 4 uds de Anís Estrellado o Matalauva
  • 75 gramos de Maizena
  • 50 gramos Harina de Trigo
  • Ralladura de Naranja o de Limón
  • 30 gramos de Almendras troceadas (opcional)
PASO A PASO
  1. Primero ponemos en una olla a cocer el mosto hasta que se reduzca a la mitad para que se concentre y vamos retirando con un colador la espuma que se forme. Aproximadamente este proceso tardará unos 30 minutos.
  2. Antes de que termine de reducir podemos agregarle de forma opcional anís estrellado para aromatizarlo.
  3. Después lo dejamos enfriar y retiramos unos 200 ml de mosto en el que desliamos la harina trigo y de maíz, removiéndolo bien para que no se formen grumos.
  4. A continuación volvemos a poner a calentar el resto del mosto y vertemos la mezcla de harinas sin dejar de dar vueltas.
  5. Cuando esté a medio cocer añadimos la ralladura de naranja y las almendras troceadas y seguimos dando vueltas hasta que termine la cocción. Estará listo cuando veamos que empieza a despegarse de las paredes
  6. Una vez que lo tengamos lo podemos verte en bandejas, moldes individuales o incluso en platos para que se enfríe por completo.
  7. Cuando esté frío si le das la vuelta al molde comprobarás que se despega fácilmente y a la hora de servirlo podéis espolvorearlo con canela.
CONSEJOS
Mosto: Si no puedes conseguirlo en una bodega puedes hacerlo también con alguno comercial, incluso aunque tenga una pequeña cantidad de zumo de manzana con el que obtendrás un mostillo con un toque diferente.
– Anís Estrellado: Si no tienes también puedes aromatizarlo con una rama de Canela.
– Harina de Trigo: Puedes sustituirla íntegramente por Maizena y de esta forma el postre será apto para las personas intolerantes al Gluten. Usar harina de bizcocho que ya lleva levadura.
– Grumos: Para aseguraros que la mezcla de harinas no tiene ningún grumo cuando la vertáis al mosto pasarla antes por un colador.
– Almendras: También podéis ponerle piñones, nueces o avellanas porque este postre la ventaja que tiene es que puedes utilizar el fruto seco que más te guste.

 

De “SIKKA” a ZUQUECA: Un topónimo caminero de Oreto (Granátula de Calatrava)

Os dejo este artículo de ANA M. GARCÉS TARRAGONA (a quien quiero hacer este pequeño homenaje desde aquí, por su vida dedicada a las excavaciones de Oreto en Granátula) y PEDRO J. RIPOLL VIVANCOS ripicorreo@gmail.com

El artículo está disponible aquí Microsoft Word – azuqueca09pdf.doc (biblioarqueologia.com)

Entresaco algunas partes del documento e imágenes

Zuqueca (Granátula de Calatrava, prov. Ciudad Real) representa un conjunto arqueológico de primer orden a nivel regional en Castilla-La Mancha. Las fuentes coinciden al exponer una continuidad de poblamiento en este lugar prácticamente ininterrumpida desde, al menos, la época hispanorromana (GARCÉS et alli, 2000; 2009). Así lo indica la hipótesis de un templo romano localizable en el entorno periurbano de la ciudad de Oreto, con evidencias de una necrópolis tardorromana que pervive en época hispanovisigoda y, quizás, durante los primeros momentos de ocupación beréber, con los mozárabes; un baptisterio tardorromano; un edificio de carácter religioso de época visigoda; los restos islámicos hallados recientemente, entre los que se documentan un complejo palaciego con su baño; y las complejas descripciones del santuario tras la reconquista.

En el presente análisis se desglosan las conclusiones de un estudio para el cual se ha tenido muy presente que los elementos se definen, tanto por su significante en el contexto histórico y geográfico de la raíz árabe andalusí >skk< como por su significado, en relación a la evolución de su poblamiento y las vías que articulan las comunicaciones, profundizando en la correcta definición en torno a la familia de topónimos afines.

Ubicación geográfica

Entre el Cerro Domínguez, pausible ubicación de la Oreto iberorromana, y el de Los Obispos, con la vega del río Jabalón al Norte, se alza el santuario de Nuestra Señora de Oreto y Zuqueca, en el actual término municipal de Granátula de Calatrava (CNIG, 2002: Hoja 811, UTM ED-50: x=437720, y=4290600, Huso=30; IGE, 1887: Hoja 811; Lámina 02, Fig.02a).

El área tiene una ubicación privilegiada en el sistema de comunicaciones, ya que conforma una verdadera encrucijada de caminos y de vías pecuarias que unen el Alto Guadalquivir con la submeseta a través de los pasos de Sierra Morena y el Oeste peninsular con el Levante, favoreciendo su apertura a las corrientes culturales. En la zona se localizan además una serie de asentamientos agropecuarios de origen hispanorromano, situados en la fértil vega del Jabalón y articulados en torno al eje de comunicación entre los dos principales núcleos del territorio: la Caracuel romana (Carcuvium) y el propio Cerro Domínguez (Oretum). Las noticias correspondientes a restos arqueológicos en el entorno se remontan ya al siglo XVI, con el hallazgo en el cercano Cerro de Los Obispos de una lápida funeraria correspondiente a uno de los obispos de Oretum (VARIOS, 1600; HERVÁS, 1882); o la existencia del puente e inscripción romana de Baebio, sobre el Jabalón.

Descripción histórica

El yacimiento arqueológico de “Oreto y Zuqueca”, la Zuqueca de este artículo, se encuentra situado en el llano, al pie del Cerro Domínguez, en el actual santuario mariano homónimo (Lámina 01, Fig. 01c). Manifiesta éste una compleja evolución histórica, desde el siglo IV hasta la actualidad, seleccionando para el presente estudio el periodo comprendido hasta el siglo XII, en el que se suceden los tres topónimos mencionados por diversas fuentes para la zona (Oretum/Oreto, >Urîth< y Zuqueca).

Entre el siglo IV al VI, época plenamente romana, se mantiene el topónimo de Oretum Germanorum, o simplemente Oreto, como vestigio de su antecedente desde el siglo IV a.C al VI d.C, en el Cerro Domínguez y al que no nos referiremos en mayor profundidad, por escasez de espacio, pese a que Manuel Retuerce lo referencia, atestiguando en él presencia de cerámica islámica (RETUERCE, 1998: II, 18).

Del material encontrado en el interior del yacimiento no existen fuentes escritas que permitan su interpretación, salvo los testimonios obtenidos mediante las investigaciones arqueológicas realizadas desde 1996 a través de la financiación de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Los restos in situ de mayor antigüedad pertenecen a una serie de tumbas, dispersas principalmente en la parte norte del yacimiento; restos de dos pequeños asentamientos de hábitat, uno localizado próximo al actual santuario, al Norte del mismo, del que se tiene escasa información, y otro más alejado, al Sur; aunque el testimonio material más importante de esa época es una pila bautismal por inmersión, fechada en el siglo IV, que ya indica la cristianización del lugar.

Se ha comprobado, por los materiales cerámicos encontrados, que el ocaso de los asentamientos descritos se inició, posiblemente, a finales del siglo IV, agravándose quizá en un momento ulterior con la amenaza de las invasiones godas, que debieron afectar al poblamiento rural. El pequeño hábitat meridional debió de quedar al menos semiabandonado, ya que no existe ninguna información documental ni material sobre una posible reocupación concreta de este espacio hasta mucho después.

Tampoco hay noticia que confirme la presencia visigoda hasta el III Concilio de Toledo, en el año 589, donde se menciona la existencia de Oreto como obispado. Las tierras de Oreto, y de toda la Oretania, quedaron dentro del área de influencia visigoda debido al carácter estratégico de la zona, con lo que Oreto se convirtió en parte del reino visigodo, aunque la población debió de seguir siendo mayoritariamente hispanorromana.

Queda confirmada la localización del obispado de Oreto como ciudad con sede episcopal por la aparición de la referida lápida funeraria, correspondiente al obispo Amador, encontrada a poca distancia del yacimiento, lo que es indicativo de la proximidad de la ciudad. Hoy en día ésta puede verse en la iglesia parroquial de la localidad.

Asimismo, resulta llamativo que Suavila o Suanila (según la fuente que se consulte), uno de los obispos conocidos, merced a su participación en el V y VI Concilio de Toledo, porte un nombre de ascendencia claramente visigoda, lo que podría evidenciar un control directo por parte de la nobleza visigoda de los cargos de mayor responsabilidad en el territorio, en detrimento de la aristocracia local; o bien, por el contrario, un fenómeno de fuerte asimilación cultural de esta última para perpetuarse en el poder, teniendo presente que el resto de obispos conocidos cuentan con nombre hispanorromano.

Pese a que la ciudad episcopal de Oreto aún no se ha localizado, las sucesivas campañas de excavaciones realizadas desde el año 1996, han puesto de manifiesto una necrópolis de esta época con cerca de 500 tumbas, de tipología muy variada. Siguiendo el modelo general, este cementerio se debió situar fuera de la ciudad, ocupando el espacio religioso y funerario de época romana. Entre los restos arquitectónicos localizados durante las excavaciones,
además de las tumbas señaladas, se ha excavado un gran edificio religioso-funerario de planta rectangular tripartita que, no sólo se superpuso y rompió las tumbas de época tardorromana, sino que también amortizó física y ritualmente la pila bautismal ya mencionada. El pequeño núcleo de hábitat existente al sur, ya irreconocible debido al prolongado abandono, perdió su identidad cuando las nuevas tumbas se superpusieron sobre los restos de sus muros y los rellenos producidos por los tapiales de las estructuras.

El hallazgo de una serie de tumbas colectivas de época visigoda, con los restos amontonados o incluso impregnados de cal, localizadas principalmente al norte del área excavada, debe de corresponder con las graves crisis documentadas de finales del siglo VII.

A pesar de la explicación generalista en torno al progresivo abandono urbano, o al menos olvido, en el que entraron las antiguas ciudades desde el siglo VII, se tiene constancia que el episcopado oretano subsistía aún en el siglo VIII, de modo que la ciudad seguía manteniendo su importancia y su nombre definía a todo el distrito.

En el siglo VIII, los primeros conquistadores musulmanes ocuparon las antiguas ciudades episcopales, buscando la asimilación entre el >´âmil< islámico y el obispo. En el caso de Oreto, las fuentes mencionan a la ciudad, tanto con el nombre de Oretum como con su transcripción al árabe > Urîth <, desprendiéndose de su atento análisis un posible asentamiento para esta zona de contingentes beréberes sobre un substrato hispanorromanovisigótico. En las excavaciones queda constatada la existencia de una primera serie de nuevas estructuras de hábitat, asentadas directamente sobre las tumbas de época visigoda, datables en la segunda mitad del siglo VIII, con un marcado carácter oficial, con un complejo palatino (Lámina 01, Fig. 01c) que incluye su correspondiente baño (>hammam<).

Entre los materiales hallados hasta el momento, destacan una serie de ollas-trípodes (GARCÉS et alii, 2009; Lámina 01, Fig. 01c), definidas como “elemento guía” para la época emiral en el contexto de los hallazgos efectuados en la zona giennense del Alto Guadalquivir (CASTILLO, 1998; SALVATIERRA & CASTILLO, 2000), rastreables también al sur de Toledo (CABALLERO et alii, 2003), y que corroboran indudablemente unas intensas relaciones entre ambas vertientes de Sierra Morena, basadas en vías de comunicación previas, justificando así la posible definición para esos momentos históricos de una epi-oretania.

Sobre estas primeras estructuras, a partir de la segunda mitad del siglo IX, coincidiendo con el cambio de capitalidad para el territorio, impuesto por Muhammad I con la refundación después del 854 de Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava, prov. Ciudad Real), se documenta en el yacimiento una segunda fase islámica, con la amortización de parte de las estructuras precedentes, y con la construcción de un amplio complejo de hábitat dotado también de elementos de representación, que mantiene en uso el baño. Entre los restos cerámicos asociados, siguen presentes las ollas-trípodes, junto a un conjunto datable en la segunda mitad del siglo IX.

La localización en el propio santuario de un arco de herradura islámico (Lámina 01, Fig. 01c), actualmente en avanzada fase de estudio por los autores, merced a la cofinanciación de la administración, evidencian la importancia del enclave.

Las medidas de Estado emprendidas por Muhammad I, con la mencionada pérdida de la capitalidad por parte de > Urîth < en beneficio de Calatrava la Vieja, conllevaron inevitablemente una nueva articulación en importancia de la red de comunicaciones. La antigua ruta utilizada entre la metrópolis cordobesa, el valle del Guadiana y Toledo, atravesando Sierra Morena por los pasos del Alto Guadalquivir, se desplazó hacia Poniente, reforzándose el tramo del eje axial Peninsular que unía Córdoba, por el Valle de Alcudia y Caracuel, con la ciudad de Calatrava la Vieja, su vado sobre el Guadiana, en busca de Toledo, sin necesidad de desviarse hacia el Este por la otrora capital oretana: Zuqueca.

A pesar de la rearticulación de las comunicaciones, el hecho constatado es que Zuqueca siguiría manteniendo un importante rango a otro nivel: en el área septentrional del paso hacia tierras giennenses, franqueando uno de los vados posibles sobre el Jabalón. La ubicación próxima de los castillos de Salvatierra, primero, y posteriormente del de Calatrava la Nueva, junto con la localización sobre el Cerro Domínguez de una pequeña fortificación medieval, deficientemente estudiada; la descripción de las grandes campañas militares de Alarcos o las Navas de Tolosa; o la presencia de topónimos, como “Cañada de la Plata” o “La Calzada” (Calzada de Calatrava, prov. Ciudad Real), así lo evidencian hasta finales de la Edad Media.

Conclusiones

El significado del topónimo en árabe, teniendo presente el análisis y evolución de las distintas grafías analizadas, desde sus primeras menciones en fuentes andalusíes hasta época moderna, la correspondencia del conjunto de enclaves estudiados con vías de comunicación, cuyas noticias se remontan en su mayoría a época romana, y la constatación de la difusión del topónimo árabe no sólo por la geografía nacional, corrobora, como adelantábamos a título de hipótesis al principio de este estudio, la identificación del mismo con el diminutivo árabe de >sikka<, con el valor de camino con carácter secundario, atajo, desvío o caminejo, en contraposición a los caminos con mayor entidad, vías o calzadas principales de época islámica, herederos todos ellos en buena medida de anteriores vías de comunicación en la zona central de la Península. Sin descartar que, por supuesto, al estar refiriéndose a un punto
concreto de dichas vías de comunicación, designen paralelamente, y por extensión, un lugar de especial referencia en el itinerario caminero de las mismas, coincidente con un enclave de la época con posibilidades de fácil aguada y con la existencia de vados en los cauces señalados, y no una “callejuela” o “zoquillo”.

Aplicando las teorías en torno a la articulación de las comunicaciones en época islámica expuestas por Juan Zozaya (ZOZAYA, 1987: 219 y ss; Lámina 03, Fig. 03a), al que agradecemos también desde estas líneas su infinita paciencia ante las dudas que se han ido suscitando durante la redacción del presente artículo; su situación geográfica, junto a la entidad y evolución de los restos arqueológicos hallados; y la relación con el poblamiento circundante, el enclave del actual yacimiento de “Oreto y Zuqueca” pasó de ser un punto caminero de primera magnitud, en tiempos de la > Urîth < islámica, a ser un elemento referencial de segundo orden en el camino, ya en época medieval cristiana, eclipsada por la proximidad de los castillos de Salvatierra, primero, y Calatrava la Nueva, después, a principios del siglo XIII, pasando posiblemente a denominarse Zuqueca, en algún momento, con posterioridad a mediados del siglo IX o ya entrado el X.

Recordar que podéis leer el documento completo en Microsoft Word – azuqueca09pdf.doc (biblioarqueologia.com)

Economía de las Personas

portada_economia_personasDe la Economía de Mercado a la Economía de las Personas

Con la noticia de que Amartya Sen va a recibir el premio Príncipe de Asturias, y dado que fue fuente de Inspiración, he rescatado el libro que en su momento escribí.

Introducción

Decir en descargo de este texto que está fluyendo que surge en un tren de vuelta de Lleida, después de impartir un curso de ocho horas en materia económica y de justificación de subvenciones, y que a raíz de escucharme a mi mismo en voz alta, y de las reflexiones que me hicieron algunos de los participantes, sobre la justicia o la injusticia, la bondad o no de realizar determinadas acciones restrictivas derivadas de la crisis económica, me hicieron pensar sobre el capitalismo y la economía de mercado.

Mientras tomaba un zumo de cebada fermentado buscaba en mi bolsa, esa mochila que siempre me acompaña, unas notas que había tomado hace algún tiempo cuando leía el libro «La inteligencia fracasada». De esas notas me permito entresacar este texto (cuasi literal):

El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. Ambas están unidas por parentescos casi olvidados. Hans Kelsen, uno de los grandes juristas del pasado siglo, los describió con claridad: «La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede encontrar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social.» La felicidad política es una condición imprescindible para la felicidad personal. Hemos de realizar nuestros proyectos más íntimos, como el de ser feliz, integrándolos con los proyectos compartidos. Sólo los eremitas de todos los tiempos y confesiones han pretendido vivir su intimidad con total autosuficiencia. De todo esto se desprende un colorario:

Son inteligentes las sociedades justas. Y estúpidas las injustas. Puesto que la inteligencia tiene como meta la felicidad -privada o pública-, todo fracaso de la inteligencia entraña la desdicha. La desdicha privada es el dolor. La desdicha pública es el mal, es decir, la injusticia.

En estos momentos en los que estamos tanto a nivel mundial, como en España, el sistema actual de economía de mercado, de capitalismo, está produciendo fracaso público y privado. ¿Somos estúpidos? ¿Creemos en un sistema que no cree en las personas?

Unos días después, ya en Valladolid, en el master, hablaba con David, un compañero y amigo gallego, sobre el triunfo del sistema capitalista. Hablaba con él y defendía mi tesis, y afirmaba que cuando todo el mundo sostiene que el sistema capitalista está en crisis, es justo lo contrario: nunca el sistema capitalista había demostrado su salud como ahora. Y explico el razonamiento: En el momento actual el objetivo del sistema capitalista no son las personas, éstas no dejan de ser un mero recurso productivo, el factor mano de obra; el objetivo es el mantenimiento del capital. Y así, para preservar el capital y mantener la rentabilidad de éste, se habían tomado una serie de medidas tendentes a ese objetivo. Poco importaba si para ello la cuarta parte de la población tenía que pasar al paro, si los recursos económicos debían destinarse no a las personas, sino al mantenimiento y protección del capital. ¿Dónde está la crisis del sistema? ¿Defiende a ultranza su fin último: el capital? ¿El paro, crecimiento negativo, etc. no dejaban de ser más que unas externalidades del sistema? ¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema? ¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas «excluidas» salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

¡Cuántas preguntas, y sin muchas respuestas en mi mente!

Para abundar más en la situación en el desarrollo de la jornada de puesta en común recordaba las palabras de D. José Herrador Alonso[2] de «Queremos hacer la revolución en las organizaciones, eso es Desarrollo Organizativo», por supuesto sin perder los valores ya que estos orientan la conducta de la organización y de las personas. Y así el desarrollo organizativo era el aprendizaje organizativo que al final se convierte en el conocimiento tácito, en el aprendizaje tácito. Y a mí me apetecía escribir, es más desearía «hacer la revolución en la economía con el enfoque de Desarrollo Organizativo».

Sí el desarrollo organizativo es el «arte de lo posible» y es aprendizaje ¿por qué no aplicarlo a la economía? Y aunque había presentado un trabajo sobre desarrollo organizativo en los centros sociosanitarios, no por ello pensé que merecía la pena ligar el desarrollo organizacional. Y así, con independencia de que complete o no ese trabajo, decidí  que otro tipo de sistema económico es posible y que debía escribir sobre ello.

Y sin saber muy bien si llegaría a despejar alguna incógnita, ni si sería capaz de dar solución al problema, llegué al convencimiento de que el planteamiento era una nueva economía basada en el conocimiento y la libertad (que no el libertinaje) como alternativa a una economía basada en el consumismo y el capitalismo, era la aplicación del desarrollo organizacional puro basado en las personas y en el aprendizaje, todo ello en busca de la gestión del cambio; considerando las sociedades como sistemas y como habría que abordar la relación entre las relaciones de los distintos procesos (no sólo económicos, sino políticos, medioambientales, etc.). Una economía basada en las personas.

Una última reflexión para esta introducción. Viendo las noticias ahora y a los políticos, y no sólo españoles sino de todos los países, y las declaraciones que hacen, no salgo de mi asombro. Pretenden con las mismas recetas que han llevado a las personas al borde del abismo, que no al sistema capitalista, encontrar un mundo nuevo. Me pregunto ¿es posible seguir manteniendo un sistema que no esté basado en las personas? Es necesario un cambio de enfoque, de la forma de ver las cosas, en él.

Y recordando lo aprendido sobre Desarrollo Organizacional comprendí que este cambio sólo podía ser abordado con la existencia de un líder, o mejor dicho de un grupo de liderazgo que empujase e hiciera visible una nueva forma de hacer las cosas. Aquí tuve un momento de desaliento pensando en los políticos actuales, si bien este momento pasó ya que también comprendí que la sociedad civil, y precisamente en este máster realizado donde el alumnado pertenece a ONG, también puede impulsar ese cambio e incluso hacer que los políticos escuchen las necesidades de las personas. Y así que el primer paso es crear, compartir, comunicar, difundir ese pensamiento, ese aprendizaje «social».

Llegados a este punto decidí que merecía la pena seguir adelante. Y así dar respuesta al título y sobre todo al objetivo último: El sistema capitalista está gastado y debe dar paso a un sistema económico donde las personas sean el centro. En este momento además es buena época para proponerlo ya que las épocas de crisis son las adecuadas para plantear el cambio.

O bien en la fotografía o en este enlace para descargar el documento pdf http://donoso.es/wp-content/uploads/personas/Economia_de_las_personas.pdf

Cultura Granatuleña

Un canto a Granátula y a la cultura que atesora

Gracias, por fomentar la cultura y hacer valer el patrimonio artístico, y preservar el medio ambiente.

Gracias por rescatar del olvido edificios, libros y documentos.

Gracias por inculcar a los niños el amor al arte y a la naturaleza.

Gracias por promover la lectura del Quijote y hacer posible que el ingenioso hidalgo y su escudero cabalguen de nuevo por la imaginación de los lectores.

Gracias por mantener vivas las tradiciones al tiempo que se abren las puertas del futuro a través de las páginas de Internet.

Gracias, en definitiva, por hacer cultura y difundirla y por mantener viva la memoria y arrancar de los brazos polvorientos del olvido los restos de la grandeza que en la antigüedad tuvo este pueblo.

Un pueblo situado en “un maar de culturas”. Vivís, como sabéis, en un cráter explosivo volcánico de 2 kilómetros de diámetro, afortunadamente dormido desde hace muchos siglos, que en su día produjo violentas explosiones por la interacción del magma en ebullición con la existencia de acuíferos.

Y este volcán terrible, como otros en la zona, resultó ser, pasado el tiempo, providencial y benéfico porque de él surgió una tierra fértil, junto al río Jabalón y en torno a grandes lagunas: las lagunas de Valdeleón.

Ese contexto geográfico, hizo que desde siempre Granátula, que significa granero, por la abundancia de los cereales, fuera asentamiento elegido por múltiples culturas que se disputaron este lugar.

Desde el Neolítico, hombres y mujeres vivieron, amaron, trabajaron la tierra y apacentaron sus ganados en los verdes pastos de esta tierra.

Generaciones y generaciones, con culturas distintas y lenguas diferentes y de procedencias lejanas y creencias variopintas hicieron de este lugar su casa, su hogar.

Aquí también nacieron sus hijos y enterraron sus muertos. Y celebraron sus fiestas.

Unas fiestas que están en el alba de los tiempos.

Dice el filósofo José Antonio Marina, que cuando los humanos quisieron sacralizar el espacio construyeron templos y cuando quisieron sacralizar el tiempo, instituyeron fiestas.

Por eso, sobre las festividades paganas, se instituyeron las festividades religiosas y sobre las religiosas, las laicas.

Y en Granátula, esas fiestas paganas y luego religiosas han ido sucediéndose desde siempre, porque Granátula es una encrucijada de culturas que han ido superponiéndose a lo largo del tiempo.

En el Cerro de la Encantada, o de los Castillejos, a 3 kilómetros al norte de Granátula, hay yacimientos de la Edad del Bronce que datan de 2.000 años antes de Cristo. Allí, hubo una gran acrópolis, una ciudad que tuvo también su necrópolis, en la que  se enterraba a los muertos junto a sus ajuares funerarios, lo que evidencia la creencia de vida después de la muerte y ritos funerarios de contenido religioso.

Pero será sobre todo en época romana cuando estas tierras alcancen una extraordinaria importancia. Y es que, ya sabéis, en el Cerro de los Obispos y sus alrededores se levantó, imponente y altiva, la capital de la Oretaria, llamada Oretum. Oreto fue una pujante y activa ciudad, situada en un estratégico cruce de caminos, donde se juntaban dos de las más importantes calzadas romanas:

  • La primera en dirección norte-sur, pasaba por Toledo, Consuegra, Ciudad Real, Oretum, Calzada y llegaba hasta Andalucía.
  • La segunda, en dirección este-oeste enlazaba Almadén, que los romanos llamaron Sísapo, con Albacete a través de Oretum.

Y ambas calzadas, para atravesar el Jabalón, utilizaron un gran puente edificado por Publio Venusto a finales del siglo I y compuesto de 3 ojos en el cauce central y otros siete en los cauces secundarios.

Gracias a su privilegiada situación, a la fertilidad de su vega y a sus abundantes pastos, Oretum tuvo una gran importancia económica, militar y comercial.

Tuvo importantes edificios públicos. Como un circo, lo que evidencia la existencia de una población muy numerosa. Una gran necrópolis y un templo dedicado a Proserpina, la diosa de la Agricultura, hija de Júpiter y Ceres y esposa de Plutón, el dios de los Infiernos.

Después de la dominación romana, Granátula siguió teniendo importancia. En la época visigoda, Oreto fue sede episcopal. En el llamado “Cerro de los Obispos” muy cerca de la ermita de Zuqueca, se han localizado los yacimientos correspondientes a aquella época, entre ellos, lo que parecen ser restos de una basílica.

Y después del esplendor llegó la destrucción. Muchos autores creen que Oreto fue arrasada por la invasión musulmana en el 711. Y sobre la devastación volvió a surgir otra población musulmana llamada Urit, que fue ocupada entre los siglos VIII y X. Una población que debió también tener su importancia, puesto que contó con una fortaleza y baños. Eran baños públicos que tenían una finalidad no sólo higiénica y terapéutica sino también social y religiosa.

Tras al victoria de las Navas de Tolosa, las tropas cristianas ocuparon este lugar y habitaron una población llamada Zuqueca que significa “lugar de ruinas”. De este periodo, finales del S. XIII nos queda la preciosa talla gótica de la Virgen de Zuqueca.

La ciudad de Zuqueca, tuvo una corta duración y quedó despoblada en el S. XV. Sus habitantes pasaron a Granátula que quedó incluida en las vastas posesiones de la Orden de Calatrava. Tras la incorporación a la Corona quedó unida a Almagro como una aldea, hasta que el 3 de marzo de 1712, obtiene el privilegio de Villa tras el pago de 4.000 ducados, 1.250 fanegas de cebada y 30 caballos que el pueblo de Granátula hizo a Felipe V.

Amigos y amigas esto esta resultando ser una lección de historia. Pero permitidme la licencia, porque creo que es muy importante que conozcamos nuestras raíces.

“El futuro depende del pasado y el presente no se hará a partir de la nada”, escribe Pierre Villar.

En gran medida, somos lo que otros fueron y otros serán lo que nosotros seamos.

Por eso es importante que en fiestas y a lo largo del año pongamos en valor nuestra historia, nuestras tradiciones.

Pisamos una tierra mágica, fértil y volcánica, donde Proserpina volcó sus dones.

Una tierra que ha dado grandes hombres y mujeres. Como el General Baldomero Espartero. El hijo de un humilde carretero que pudo haber sido Rey de España. El, que acumuló honores y títulos como el de duque de la Victoria, fue reclamado por el pueblo para ceñir la corona, frente a otros candidatos.

ESPARTERO, Baldomero (1793-1879). Spanish military man and liberal politician. Painting. SPAIN. CASTILE-LA MANCHA. Toledo. Army Museum.

Decía una copla popular:

 “Dichosa sería España

 bajo demócrata mando,

 altiva no tolerando

 la corona en sien extraña;

de los Borbones la saña

olvidar nunca sabemos

Montpensier no lo queremos,

Espartero es popular,

Rey lo queremos alzar

o sin Rey nos quedaremos”.

Pero Baldomero Espartero renunció y la prensa de la época dejo escrito:

“Don Baldomero Espartero ha renunciado al honor de ceñirse la corona de cien reyes. Por algo se ha dicho que este general era una persona decente, un español honrado y un político consecuente”.

Defendiendo la cultura de Granátula, y a sus habitantes e hijos, sean nacidos allí o no.

Juan Jesús Donoso Azañón

Gachas manchegas

Y se me hizo la boca agua, rememorando el sabor de las «gachillas», viendo a este Calatravo haciéndolas. Si fuéramos franceses le diríamos pudding con aroma de chorizo y panceta. Una diferencia en la receta, le echa pimentón, y nosotros preferimos «freir» un guindillón y machacarlo, dándole ese sabor tan característico.

Y compartimos que en Corral de Calatrava se junta el Guadiana con el afluente, el Jabalón, que atraviesa mi pueblo e incluso hay una presa llamada «Vega del Jabalón».

Y bueno os dejo las cantidades a usar, de unos productos muy sencillos y baratos, medida por persona:

  • Dos cucharadas de aceite de oliva virgen.
  • Un chorizo de matanza.
  • Panceta, una tira de «mesao».
  • Un par de dientes de ajo.
  • Una cucharada bien colmada de harina de pitos (que es como se llaman en mi pueblo, los Titos o Almortas), y una cucharada de «regalo» más para el conjunto de los comensales.
  • Vaso de agua, sin colmar.
  • Y un cornacho (en este caso no es por persona sino para el conjunto).

Y para que queden buenas deben follar adecuadamente, esos volcanes que surgen y que nos dan idea de la textura y finura con la que han quedado cocinadas.

Os dejo al padre elaborándolas.

 

Cruces 2021

En este año tan especial por el Covid, y dado que no he podido hacer las fotografías habituales de las Cruces y de la Santa Cruz, os dejo el video que ha elaborado el Ayuntamiento de Granátula de Calatrava.

Atascaburras

Otro plato típico de nuestra zona. Un plato calórico para los meses de frio. Otra receta más con el pescado de interior, con el bacalao desalado

Ingredientes:

  • 4 patatas rojas medianas
  • 4 huevos camperos
  • 60 gr de Nueces crudas
  • 1 lomo de bacalao desalado de 200 gr
  • 1 vaso de agua de cocer el bacalao
  • 1 diente de ajo 1 vaso de aceite de oliva.
  • Perejil picado

https://youtu.be/AyXDV8tezHY

 

Las tardes de Sol y de Domingo

[Colaboración de Eulogio Carretero Bordallo]

(CRÓNICA DE LOS AÑOS 60)

En mi pueblo, que recuerde, no hubo nunca un lugar de encuentro y divertimento para los jóvenes. Recuerdo un cine cuando yo era pequeño: “El Cine Delicias”, que daba sus funciones los domingos por la tarde. Pero que éste también dejó de existir siendo todavía pequeño.

Después no hubo nada, nada, en mucho tiempo. Y el pueblo se fue haciendo cada vez más desierto, más vacío. Se fueron deshabitando las casas, las calles, las plazas… La maquinaria se puso en marcha y todo lo fue roturando, arroyando y demoliendo, poseyendo y desplazando, cambiando orígenes y costumbres. Los campos se fueron abandonando y la gente se fue yendo a otros lugares y otras ciudades. Todo fue sucediendo lentamente, muy lentamente en el tiempo, apenas sin darte cuenta. Eran los años 60.

Yo recuerdo haber visto algunas películas en el Cine Delicias, no muchas y siempre desde la parte de arriba: “el gallinero”. Lugar destinado para los más jóvenes y alborotadores. Ponían la cartelera dos o tres días antes del domingo, donde se representaban algunas escenas de la película con los actores que trabajaban. “Esta tiene que ser buena”, decíamos ilusionados y animándonos para la función. En su mayoría eran siempre películas del oeste, de John Wayne y de Cantinflas. En realidad eran las que más nos gustaban, en donde siempre terminaba ganando “el bueno” y casándose con la más guapa… Así eran aquellas películas de entonces. Y que hoy por hoy, no han cambiado en tanto. La gente terminábamos aplaudiendo al final. Su “The End”, en letras grandes, ocupando toda la pantalla.

A veces nos cortaban algunas escenas de la película y protestábamos, silbábamos y alborotábamos desde nuestras bancadas de madera. Eran escenas “indecentes” decían, y no aptas para menores. Con lo cual casi siempre nos quedábamos sin ver el final. El beso no apto e indecente de los protagonistas. Eran tiempos aquellos de represión y cinismo, en que cualquiera se creía con derecho a recortar y a censurar.

Estas normalmente iban acompañadas de un No-Do. En donde casi siempre se repetían las mismas imágenes todos los domingos. Eran noticias o reportajes en blanco y negro, de actualidad, y en donde siempre solía salir Franco en una de sus representaciones o actividades de caza, pesca o familiares… Con su original música del No-Do. La gente solía aplaudir al final, por norma. ¿Porque terminaba o porque empezaba la película? That is the question. Nunca lo supe.

En casa, recuerdo, teníamos también una radio sobre una repisa en la cocina. Yo no alcanzaba a ella, mi padre solía encenderla para escuchar algún noticiario durante las comidas: “El Parte”, solía llamarle. “Radio Nacional de España…” la única que se escuchaba algo mejor, que finalmente terminaba yéndose la emisora, haciendo ruido y apagándola.

Estas y así fueron, aquellas primeras imágenes y sonidos que me llegaron y que recuerdo aún de entonces, en aquel pueblito pequeño y deshabitándose de la Mancha. Después, como he dicho, cerraron el cine y no hubo nada, nada en mucho tiempo. Este periodo lo recuerdo como una gran ceguera… hasta llegar la televisión.

Pero en donde a pesar, supimos sobrevivir a la infancia, creando nuestras propias fantasías y nuestros propios personajes. Recuerdo circulaban, por entonces, algunos tebeos de: “El Capitán Trueno, El Jabato, Mortadelo, Zipi y Zape…” Estos fueron nuestros héroes de papel durante mucho tiempo. Y álbumes de cromos que coleccionábamos. Eran de El Cid, de la película con Charlton Geston y Sofía Loren en el papel de Jimena, y que salían en las tabletas del chocolate.

Estas y así fueron nuestras diversiones de pequeños. Todo dependía de un tebeo o un cromo, sin olvidar nuestros pequeños juegos de canicas, aros y peonzas. ¡Qué malo era yo tirando la peonza con la diestra. Con la zurda se me daba algo mejor, pero no tanto, perdía todas las chapas y los cromos!

Después llegó el gran invento de la TV, toda en blanco y negro. Con sus anuncios, sus películas y sus festivales de Eurovisión. Con personajes como Raphael, Julio Iglesias, Karina… Y se empezaron a escuchar músicas y grupos con sus canciones del verano. Eran Los Brincos, Los Bravos, Los Pekeniques, Mocedades… Y los grandes revolucionarios de la época, Los Beatles, cantando en inglés, que no sabíamos lo que decían, pero que nos gustaba escuchar su Yellow Submarine o su Yesterday.

Con aquellas canciones y aquellos Hippies extravagantes de pelo largo y pantalón campana, empezamos a ver y a despertar de aquella letanía en otra época. Por primera vez los americanos habían logrado poner los pies en la luna, (o al menos eso vimos por televisión). El Cordobés había saltado a los ruedos, y Pelé era el mejor jugador del mundo… Empezamos a comprender que había otras naciones, otros idiomas y otras culturas, y que no nos importaría imitar o copiar su aspecto e indumentaria con tal de parecernos y ser como ellos, incluso de aprender su idioma con tal de saber lo que decían aquellas canciones.

Eran discos de vinilo, que seleccionábamos en las máquinas del bar, echando unas monedas para poder escucharlos. Y que poco después terminamos poniendo directamente en el tocadiscos de casa o en aquellos guateques que hacíamos los días de fiesta en casa de los amigos. Después llegarían Joan Manuel Serrat con su Mediterráneo y sus poetas. Y Raimon y Paco Ibáñez con la canción protesta. Y los legendarios Bob Dylan, Joan Baez, el Blues y algunos clásicos, pero esto es otro tema.

Como decía, en nuestro pueblo no hubo nunca un lugar de encuentro y acercamiento entre los jóvenes. Al contrario, recuerdo ese gran distanciamiento, esa división entre sexos y clases sociales impartidos incluso en el colegio. Supongo que como en todas partes por aquel entonces, pero que en un pueblo pequeño como era Granátula la situación era mucho más extrema y acuciante. Triste y lamentable. Era la mentalidad de un pueblo o de una nación que había salido de una Guerra Civil y donde aún prevalecían las clases y los bandos: ricos o pobres, Rojos o Nacionales… (Y que hoy por hoy lamentablemente no ha cambiado en tanto).

Los bares y tabernas eran lugar de los mayores, encuentro de labradores y jornaleros después de la jornada de trabajo. En la plaza estaba el Casino de Miguelito, con un águila grande sobre el mostrador, las alas abiertas… El bar de Ambrosio ¡El Zorro!… Como cruzando sigiloso y astuto delante de todos nosotros, la cola erizada, bosquejando una tenue sonrisa enseñando los dientes, disecado sobre el televisor… Recuerdo las limonadas, las calabazas de cerveza con limón y algún otro añadido, dependiendo de la edad o del bolsillo. ¡Las mesas en la calle, los amigos los días de verano bajo un cielo de estrellas. El bar de León, el de Natalio…! Todos ellos fueron desapareciendo. La iglesia era lugar de beatos, generalmente mujeres con sus lutos enzarzadas en sus misas y sus rezos.

Yo recuerdo las tardes de sol y de domingo en invierno. Subir a los cerros era nuestro único divertimento, nuestro escape y lugar de encuentro. Nos conocíamos todas las peñas y lugares: La Cueva la Encantá, La Silla la Reina, Donde aró Cristo… Eran lugares conocidos por todos, nombres que habíamos ido aprendiendo generación tras generación. Los más atrevidos llegaban hasta el Molino de Viento, allá en la loma de otro cerro cercano. Allá se encontraba su ruina, con la piedra de molar redonda y partida por su mitad en el suelo. Desde aquí podías contemplar el pueblo: un cúmulo pequeño de casas, aplanadas en el paisaje. Alrededor todo era campo, campo verde, campo labrado a lo lejos… hasta llegar a las montañas azuladas y el cielo… Amplio, claro, inmenso sobre nosotros.

Divisabas la torre de la iglesia en el centro, las callejuelas, una maraña de casas y tejados en torno. Las escuelas, el cementerio, e incluso a lo lejos, tras buscar un momento desorientado, llegabas a divisar la ermita. El camino que conduce a ella, serpenteando, perderse y reaparecer, y en algún punto de su recorrido, entre viñedos y olivares resurgir el efímero platear del río. Era distraído, reconfortante, te podías quedar toda la tarde localizando lugares, pelando pipas, cacahueses, castañas… hasta caer la luz. Desdibujarse el paisaje.

¡Recuerdo de pequeño los campos floridos, los trigales verdes, los sembrados, las viñas ensarmentadas, los olivares… El paisaje enardecido y yo, con mi bicicleta pedaleando… ¡Qué grandeza de espacios, de colores, aromas y sensaciones… por los caminos. ¡Cuánta juventud. Cuánta vida. Cuánta alegría!!!

Recuerdo las tardes de sol y de recreo jugando al fútbol, el Cementerio Viejo, la Pedrera, las Eras, donde se trillaba y se aventaban las parvas en el estío. ¿Dónde fue todo aquello? ¡Cómo ha cambiado todo esto en tan corto tiempo! Cómo se ha desmoronado y destruido la memoria.

Qué armonioso y original me parecía el pueblo en otro tiempo, con sus eras en torno, empedradas. Qué buen parque se habría constituido. Hoy las casetas de la maquinaria han invadido y despropiado el terreno, borrando los vestigios de una costumbre pasada. Qué difícil es recordar todo esto como era. Qué difícil es recuperar todo esto como fue. Qué difícil es dar marcha atrás en el tiempo y volver… a poblarlo y reconstruirlo de nuevo. Como se pierde o no se sabe apreciar su verdadero encanto. ¡Cómo se puede destruir la memoria!

¿Dónde queda el recuerdo donde construir la infancia perdida? Qué diferente se ve después de los años, desde arriba y desde lejos, el pueblo. Es como un sueño. Basta solo cerrar los ojos… ¿Será esto la nostalgia, mirar al fondo de las cosas y no encontrar nada?

Otros seguían el curso del arroyo, por donde antes una senda llegaba hasta el pueblo cercano de Valenzuela. Una senda que se ha perdido, como se han perdido otras sendas, otros caminos y otras veredas. ¡Estos cerros de Búhos, zorros y conejos. De tomillos, esparragueras, y aulagas!… Otra meta a alcanzar era el cerro de los siete lugares, de formación volcánica, el punto más elevado de este entorno. Los días claros podían divisarse los pueblos de Valenzuela, Almagro, Bolaños, El Moral, Calzada, Aldea del Rey y Granátula. A la puesta de sol y con las primeras luces, era cuando mejor se localizaban estos poblados, y cuanto mas tarde incluso se apreciaban los resplandores de otras poblaciones más lejanas.

Allá y en torno a estos cerros y estos lugares, se nos fueron pasando las tardes de domingo y de infancia. Se nos fueron yendo del nido de las manos las alondras y los vencejos. Marcharse del lugar donde has nacido supone seguir habitando los santuarios de la memoria.

En verano, recuerdo, paseábamos las tardes, la calle entera arriba y abajo, sin fin hasta terminar el día. ¡Éramos jóvenes! Era toda nuestra diversión, toda nuestra alegría: ¡Los grillos ponían su acorde de sueño y melodía en la tarde. El aire impregnaba de aromas frescos y frutales… el campo sereno. Las estrellas brillantes surgían silenciosas e impensables rayando el cielo…! ¿Sigue siendo así, todavía? Sé que era algo así, pero ya no recuerdo… Han cambiado tantas cosas, tantas costumbres. El campo, el aire, el cielo. Nosotros los de entonces, somos los mismos? Todo es lo mismo y no es lo mismo.

¡Inexorablemente, cuánto tiempo ha pasado! Hoy creo que si algún aroma o colorido especial guardo o perdura en el recuerdo de mi infancia es debido a aquellos lugares por donde anduvimos. ¡Aquellas tardes de sol y de domingo!

Si alguna característica o valor especial tuvo o tenía aquel pueblo, fue por la cercanía de aquellos cerros, al calor y a la falda de donde crecimos. Hoy, cercados y vallados de alambre de espino, para agasajo de los dioses, las alimañas y los pájaros.

No sé por que causas o avatares de la vida a veces, las generaciones dejan de seguir y compartir las viejas tradiciones. Pierden las raíces. Se marchan… ¿Qué les queda? ¿Qué nos queda? That is the question… Olvido, destierro de la memoria. Así se terminan las costumbres, las culturas y los pueblos. Triste y lamentable. Así terminan las crónicas. (Podéis aplaudir. Es costumbre aplaudir al final, como en las viejas películas de los años 60). He terminado.

Saber que has nacido. Que has recorrido por un camino… que ya no existe. ¿Cómo regresar. Hacia dónde? Ya no recuerdo los vestigios, ni los señuelos que puse, por si un día, acaso… ya no recuerdo… Ya no sé regresar. ¿Cómo se puede llegar a borrar, destruir la memoria? Nos hemos perdido. ¿Quiénes somos. A dónde vamos. De dónde venimos?

 

+ R.I.P. 05 /02 /04 ES TA MOS EN LA ERA DE LA IN FOR MA

TI CA NO OL VI DAR TO DO SE PUE DE RE CU PE RAR

VIR TU AL MEN TE …

 

(Para incluir en Sinfonía de un Lugar: Apéndice Tercero.)

Eulogio Carretero Bordallo

La Vicalvarada, una revolución en la que incluyeron a Baldomero Espartero «sin comerlo ni beberlo»

El partido moderado llevaba gobernando diez años y se encontraba con un desgaste, propio del período de mandato y también por el liderazgo hasta entonces de Narváez. Dentro del partido moderado empezaron a «apuñalarse entre ellos».

Los progresistas vieron en las luchas entre los partidos moderados una forma de volver al poder. El partido demócrata, partido que se había escindido del progresista, hizo reivindicaciones revolucionarias tales como fueron el destronamiento de Isabel II, proclamación de la república y la unión de la península ibérica, España con Portugal. Me permito decir que la primera demanda jamás hubiera sido firmada por Espartero, por muy progresista que fuera su partido.

A todo esto había un profundo descontento en el ejército, quizás mejor dicho entre buena parte de los generales, también estaban en contra. Había un sordo descontento, entre otras cosas, por los nombramientos que hubo y el recorte del presupuesto realizado por Bravo Murillo.

En este caldo de cultivo, el 13 de enero de 1854 se presentó a la Reina una exposición, titulada «El Partido Liberal de España a la Reina constitucional». Este manifiesto estaba firmado por profesionales, propietarios y diputados. En el se presentaban quejas contra la política realizada de cierre y apertura arbitraría de las cortes, la inestabilidad de los gobiernos, el cierre de los periódicos y ataque a la libertad de prensa, la ineficacia de las cortes que no realizada su labor legislativa,  la retirada del proyecto del ferrocarril del senado y la corrupción generalizada. Exigían que los gobiernos respetaran la Constitución y los derechos de los españoles.

Hubo una revuelta fallida, que solo funcionó parcialmente en Zaragoza, que sirvió al gobierno de Sartorius para decretar el estado de sitio. En Barcelona hubo una revuelta obrera en la que se pedía la subida de salarios y la eliminación de las máquinas hiladoras que sustituía el trabajo manual, que fue sofocada con mano dura con la detención de 15 representantes de los trabajadores  que asaltaron una fábrica, siendo fusilados. Esto llevó a una huelga general que en un primer momento fue sofocada por el ejército, con cinco muertos y un centenar de heridos. La llama reivindicativa se enardeció aún más lo que llevó al gobierno a un cambio de la política, liberando a los detenidos y negociando con los obreros, comprometiéndose el Capital General de Cataluña a legalizar las asociaciones obreras.

Este fue el germen que llevó a la revolución en los meses de junio y julio de 1854. Hay quien ha querido ver en esta revuelta la mano progresista y a Espartero, nada más alejado de la realidad. Le revuelta realizada fue pergeñada por propios miembros del partido moderado contra su propio gobierno, siendo cierto que al final la revuelta consiguió aunar a partidos de un lado y otro del espectro político. O’Donnell y Serrano fueron los que iniciaron la Vicalvarada.

Los liberales moderados habían sufrido el desgaste del poder. En aquellos años el líder político era Narváez, persona de ideas fijas e intransigente (ya conocen aquello que dijo en el lecho de muerte a su confesor cuando este le dijo que tenía que perdonar a sus enemigos y este contestó que no tenía que  perdonar a nadie «puesto que los he matado a todos»). Fueron los propios miembros de su partido los que obligaron a Narváez a que se retirara. Las luchas intestinas dentro del partido moderado llevó a una sucesión de gobiernos débiles que caían cada vez con menos tiempo de vida.

Y así es como en 1854, con O’Donnell a la cabeza, proyectan y llevan a cabo una revolución. En Vicálvaro, antes pueblo de Madrid y hoy parte de la capital, se produjo el primer levantamiento, o dicho de otra forma un golpe de Estado, encabezado por el General O’Donnell (no les extrañe el apellido, ers tinerfeño de orígenes irlandeses). Leopoldo, así se llanaba, se creía en el derecho de derrocar gobiernos y expulsar del poder a los que, según su opinión, «abusaban del mismo». Otro gallo le hubiera cantado con Espartero al mando del gobierno, seguramente le hubieran hecho una sucesión de agujeros en su uniforme militar a la orden de disparen dada a un pelotón, tal y como hizo Baldomero con Diego de León después del levantamiento que pretendió apresar a la reina niña, a su hermana y al propio Baldomero. Quizás este fuera uno de los motivos por los que, diferencias de ideas a parte, ni Espartero ni O’Donnell se tragaban personalmente.

En un primer momento la revolución no prendió y O’Donnell se vio forzado a retirarse yendo hacia Andalucía. En este camino. en Manzanares (pueblo a 30 km de Granátula). se encontró con el General Serrano, de quien recibió el apoyo, y a otros miembros del partido Moderado. Se elaboró un manifiesto por en entonces joven Cánovas del Castillo, que fue la base reivindicativa de la Vicalvarada: La eliminación de la camarilla (que rodeaba tanto a los gobernantes como a la Reina Madre María Cristina y su marido Muñoz), el respeto a la Constitución, una nueva Ley Electoral, una Ley de Imprenta y de expresión, rebaja de impuestos, ascensos militares por méritos y antigüedad, autonomía nacional, la vuelta de la milicia nacional y la creación de juntas provinciales. Un texto que a simple vista podría haber sido elaborado por el partido Progresista, y que sin embargo salió del Moderado, ya que el objetivo era movilizar a los Liberales Progresistas sin cuyo apoyo no saldría la revolución.

El Manifiesto surte efecto y se produce el levantamiento de la gente. Las calles de las principales ciudades, Barcelona, Valencia, Madríd, Valladolid y Málaga son tomadas por los amotinados haciéndose con los poderes locales. La revolución se extendería en el mes de julio por todo el país, con cierta violencia y asaltos a los palacetes. Se le fue la mano a O’Donnell y Serrano convirtiéndose la revolución en una auténtica sublevación popular. El 16 de julio dimitió el gobierno de Sartorius, siendo reemplazado por el Ministro de Guerra Fernando Fernández de Córdova. El día 17 hubo un motín en Madrid asaltando las casas de Sartorius, Salamanca, María Cristina, y de Muñoz- El pueblo estaba harto de que se robase a manos llenas (si quieres leer más sobre la motivación de la Vicalvarada puedes leer mi artículo https://donoso.es/?p=1889) y consideraba a estas personas las causantes. El día 18 se incrementaron los manifestantes. Los demócratas entregarían armas a la gente tomando la Plaza Mayor y alrededores, organizando Juntas de Barrio.

Fernández de Córdova intervino y sacó el ejército a la calle, autorizando disparar contra los manifestantes. El 19 de julio fue sustituido Fernández de Cordova como Presidente por el Duque de Rivas volviendo Fernández a su puesto de Ministro de la Guerra. El 20 de  julio se creó la Junta de Salvación de Madrid, presidida por Evaristo San Miguel, intentando ser la voz única de todas las juntas de barrio que se habían creado. Se reunieron con Isabel II para tratar de apaciguar los ánimos nombrando a Evaristo San Miguel Capitán General de Castilla, Ministro de Guerra y de Estado provisional. El 26 de julio Evaristo e Isabel II acordaron nombrar a Espartero jefe de gobierno y a O’Donnell ministro de guerra. El partido moderado y la parte moderada del partido progresista aceptaron dicho acuerdo, pero la facción más de izquierda y el partido demócrata querían un gobierno de coalición.

A todo esto Espartero estaba retirado en Logroño después de volver del exilio. Fuera de la política veía las cosas que sucedían. La Reina Isabel II le hizo saber que le necesitaba a su lado para calmar la revolución, diciéndole “Nunca he olvidado los servicios que has prestado a mi persona y a mi país… Las circunstancias son difíciles… Necesito que vengas y que vengas pronto. Te espero con impaciencia”.

Espartero refunfuñando consigo mismo aceptó, y es que regañaba porque preguntado qué tal estaba en Madrid contestó:

— ¿Qué tal señor Duque?

— Aquí me tienen Vds., casi en prisión —contestó.

— ¿Pues no está V.E. bien?

— No, señores, no debería estar aquí; estoy perdiendo lo que ganaba en Logroño; no debía estar, no debía estar… pero otros ganarán lo que yo pierda. No pude hacerme sordo a las instancias de los amigos y al llamamiento de la Reina.

Espartero desconfió desde el primer momento. En sus adentros sabía que O’Donnell no le dejaría gobernar y que mas pronto que tarde las leyes que propusiera no serían dictadas. Para ver la realidad de la propuesta y antes de aceptar envió al general Allende Salazar para que preguntase a la soberana si aprobaba el programa basado en cortes constituyentes y aceptación de la voluntad nacional, además de trasladarse que con su vida personal podía hacer lo que quisiera, pero debía ser mas cuidadosa manteniéndola de forma privada.

Admitido el programa por la corona, el día 27 salió hacia Madrid, siendo recibido en Madrid el día 29 de julio  como si fuera un día de fiesta; el Ayuntamiento, la Junta, el pueblo entero, salieron a la calle a recibir, entrando en medio de arcos triunfales, flores, palomas y una multitud entusiasmada.

La revolución entró en una nueva fase con O’Donnell dirigiéndola, ya que como pudo comprobarse Espartero iba de acompañante sin por supuesto hacérselo saber. Se trataba de normalizar la revolución consolidando un Gobierno y a la vez detener la actividad de las juntas. Se configuró un Gobierno de concentración que intentó aglutinar a liberales, progresistas y moderados; y a la vez se convocaron cortes constituyentes.

El título de «sin comerlo ni beberlo», quiere expresar que Espartero no inicio la Vicalvarada y no tuvo nada que ver. Si es cierto que en el levantamiento y creación de la Junta en Zaragoza, contó con la presencia de Baldomero, presentándose el 18 de julio. Allí recibió las visitas de los delegados de muchas provincias incluyendo la madrileña. Lo más importante de la Junta es el programa que elaboró, con la idea subyacente en todo el documento de libertad frente a la de orden de los moderados. Antes de partir hacia Zaragoza Espartero dirigió la siguiente proclama a los riojanos: “Me separo de Logroño, mi pueblo adoptivo, porque la patria y su libertad reclaman mi presencia en la invicta Zaragoza. Me llevo el grato recuerdo de siete años en que he sido vuestro conciudadano. Un sólo encargo os dejo: Obedeced a la patriótica junta que ha sido instalada en este día, respectad sus disposiciones y conservad el orden, garantía segura del triunfo«.

Y hasta aquí la Vicalvarada, que dejaría paso al Bienio Progresista, que es «harina de otro costal» y que os contaré en otro artículo y que también podéis leer en mi libro (que podéis conseguir si no lo tenéis aqui):